El amor era la fuerza de sus canciones y, cuando ese sentimiento la llamó por segunda vez, se entregó a él.

La cantante puertorriqueña Millie Corretjer abandonó el escenario musical desde el año 2005, cuando anunció el nacimiento de su primogénito, Oscar Gabriel, fruto de su matrimonio con el ex boxeador y promotor Oscar de la Hoya.

Desde entonces, dedica todas sus energías a su familia, cuyo núcleo completan su hija Nina Lauren y varios perros, según ha hecho saber a través de las redes sociales.

Son Facebook y Twitter los dos espacios que utiliza con frecuencia para compartir alguna anécdota familiar, reflexión o fotografía.

Muy pocas veces ella se deja ver. Una de las imágenes más recientes la publicó el 2 de febrero, en la que aparece sonriendo junto con su esposo.

La foto resultó una confirmación de la vigencia de su relación luego que De la Hoya hizo pública su rehabilitación de drogas y alcohol, y su infidelidad.

Milagros Ninette Corretjer Maldonado, nombre de pila, identificó su atracción por las artes a temprana edad, siendo sus padres y demás familiares los primeros testigos de su talento.

Se educó en canto y música. Aprendió a tocar flauta y guitarra y participó del coro de la iglesia Discípulos de Cristo, a la que asistía.

A sus 15 años debutó en la televisión como animadora del programa juvenil La ola nueva. Su soltura ante las cámaras, uni da a su talento para cantar y bailar, poco a poco la consolidaron como una revelación de la escena local.

A la par con su despunte musical, Millie Corretjer mantenía una relación amorosa con Miguel Olmedo, la cual se afianzó con el matrimonio en 1993. La unión duró cuatro años.

Su carrera de solista se formalizó en 1995 con su primera grabación, Sola, para el sello discográfico Emi Latin. Así dejó a un lado sus estudios en comunicación pública de la Universidad de Puerto Rico.

Temas como Con los brazos abiertos y el dúo Estaremos juntos con Álvaro Torres le ganaron de inmediato el favor del público.

En 1996, fue escogida madrina del equipo olímpico que representó a la Isla en Atlanta. Como tal, grabó Un pueblo, una canción, una composición de su padrino musical, Alejandro Montalbán.

La internacionalización llegó con su segundo disco, Emociones, publicado en 1997.

Con este proyecto surgía una cantante más madura y sensual en el escenario. Este trabajo, cuyo título era una letra propia, entró a mercados como los de Argentina, Chile, Francia y México.

Millie logró consagrarse en la balada pop con su tercer álbum, Amar es un juego, del que sobresalieron los sencillos Una voz en el alma y De hoy en adelante.

Tres discos grabados le sirvieron de apoyo para su primer concierto en el Centro de Bellas Artes de San Juan en 1999 con dos funciones llenas.

La vida íntima de la artista ocupó titulares de prensa al darse a conocer su romance con el entonces boxeador mexicano Oscar de la Hoya.

La pareja contrajo matrimonio el 5 de octubre de 2001 en una ceremonia civil en un restaurante en Puerta de Tierra, de la que destacaron las estrictas medidas de seguridad.

La intérprete presentó su cuarta producción, Millie, en 2003, con una imagen física y musical renovada. Cambió su cabello rubio por negro y sus baladas adquirieron un tono más vivo mediante la fusión de ritmos, como el country. De este repertorio destacaron en las listas de popularidad títulos como En cuerpo y alma y Suéltalo.

La sanjuanera, ahora de 38 años de edad, fue galardonada a nivel local e internacional. En 2004, fue premiada por el mejor álbum femenino y álbum del año en Premios Lo Nuestro por la producción que lleva su nombre.

Sus colegas, asimismo, reconocieron su talento al invitarla a compartir tarima con ellos en múltiples ocasiones. Lo hizo con sus compatriotas Chayanne y Jerry Rivera, así como con el cantautor colombiano Juanes.

Sus dotes para la actuación afloraron con la protagonización de las miniseries Naná canta boleros y Mamá.

La llegada de su hijo coronó su vida familiar y desde entonces su voz no ha vuelto a escucharse en las ondas radiales, a excepción de sus éxitos pasados.