Entre Adalberto Rodríguez (1927-2004) y “Machuchal” las diferencias eran más bien de vestuario.

Pues la candidez que destilaba el empleado de La Taberna India era una extensión de la personalidad de su intérprete.

El nombre del personaje, incluso, pasó a sustituir el nombre verdadero del artista.

Machuchal era una gran persona, era un jíbaro de verdad de Sabana Grande, era Adalberto Rodríguez, era él”, recordó el comediante y libretista Shorty Castro, quien trabajó con él desde que debutó en el programa El chiste Betis en Telemundo.

El recordado humorista mostró su aptitud para hacer reír desde la infancia.

A los nueve años, de acuerdo con su biografía en la Fundación Nacional para la Cultura Popular, se integró al Circo Hermanos Rodríguez como el payaso “Negrito Cocorocó”, que imitaba a Ramón Rivero “Diplo” y a Juan Boria.

Sus estudios universitarios los cursó en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Completó un bachillerato en administración comercial que terminó en 1957, después de cumplir con el Ejército estadunidense entre los años 1953 y 1955. Sirvió en la guerra de Corea.

En 1958 tomó la ruta definitiva de la actuación con el personaje del borracho “Traguito” en El chiste Betis.

Seguido, y temprano en su carrera, logró la caracterización que lo catapultó: “Tiburcio Pérez”, alcalde de Machuchal (barrio de Sabana Grande de donde era nativa su madre).

Ese jíbaro aguzao y “buen jembro”, como lo describía su creador, se comenzó a ganar el aplauso del público a través del espacio radial El show del mediodía (WIAC AM).

Mas fue con la comedia televisiva La Taberna India que el carismático “Machuchal” se convirtió en uno de los favoritos del público. Tanto así que el programa se mantuvo en transmisión ininterrumpida desde 1960 hasta 1972.

“Como comediante, tenía un timing increíble”, comentó Shorty Castro, que también laboró con el actor en Los kakukómicos.

En el teatro y el cine local e internacional, pues en Nueva York también fue un ídolo, “Machuchal” resultó en un éxito de taquilla.

Bertita Cordero, hermana y mano derecha del fenecido productor Paquito Cordero, recuerda con admiración a quien pasó a ser parte de su familia.

“Mi hermano y él tenían una amistad entrañable, una amistad bien importante porque lo llevó a hacer no sé cuántas películas, también estuvo en La Taberna India, estuvo en muchos programas en la televisión y, definitivamente, las películas de Machuchal rompían récords de taquillas, aquí y en Nueva York”, compartió Bertita.

El éxito alcanzado, sin embargo, no hizo mella en la sencillez del actor, que nunca se casó ni tuvo hijos.

“Era una persona bien humana, muy buen compañero con todos los demás artistas y mi hermano lo tenía como si fuera parte de nuestra familia, porque iba a todo, estábamos siempre con Machuchal, había una amistad bien grande; era un comediante que representaba al jíbaro de Puerto Rico, pero en su autenticidad completa”, subrayó la hermana de Paquito Cordero.

Otro que gozó de la amistad de Adalberto Rodríguez fue el cantante Chucho Avellanet, quien compartió roles con él en la película El jíbaro millonario (1965).

“En el plano personal era más o menos como tú lo veías actuando, era un comediante natural; se llevaba mucho sobre todo con mi mamá, mi mamá era loca con él... Era bien, bien del pueblo”, resaltó el vocalista.

“Yo no he visto una persona con más timing en la cosa de la comedia que él; se metía mucho con el público, era una cosa que tenías que estarlo mirando porque él le contestaba algo para atrás, se la sacaba de la manga; claro, él tenía su libreto, pero cuando llegaba el momento del público, se salía del libreto y le decía cosas que te morías de la risa, porque lo menos que te imaginas era lo que iba a decir”, concluyó Chuco.