Lady Gaga, reconocida como una de las artistas más influyentes del pop, compartió su mayor deseo para el futuro: convertirse en madre. A sus 38 años, la cantante y actriz confesó en una entrevista con Access Hollywood que formar una familia es ahora mismo un sueño prioritario a cumplir.

La estrella acaba de estrenar Mayhem, su séptimo álbum de estudio, y aseguró que la maternidad representa un hito en su vida personal. “Realmente quiero ser mamá. La mayor visión que tengo es esa”, respondió cuando le preguntaron sobre sus planes para la próxima década.

Este anuncio llega tras su participación en el filme Joker: Folie à Deux, donde actuó junto a Joaquin Phoenix. Su regreso al cine y el lanzamiento de su nuevo disco han marcado un período de gran actividad en su carrera.

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El deseo de Gaga de tener hijos también está enlazado a su relación con Michael Polansky, un capitalista de riesgo de 41 años con quien se comprometió el año pasado. Su romance inició cuando la madre de la cantante los presentó en un evento benéfico. Desde entonces, Polansky se ha involucrado en la trayectoria musical de Gaga. No solo es su pareja, sino también su colaborador. Ejerció como productor ejecutivo de Mayhem y participó en la composición de varias canciones.

“Hacer música con la persona que amas es realmente especial y profundamente íntimo”, destacó la artista. Su vínculo sentimental se ha fortalecido a través del trabajo conjunto, lo que podría haber influido en su decisión de pensar en la maternidad.

En otro momento, Gaga reveló que en el pasado temía enfrentar la vida en solitario. “Creo que mi mayor miedo era hacer esto sola: vivir la vida sola”, confesó a la BBC. Sin embargo, encontró estabilidad junto a Polansky. “El mayor regalo ha sido conocer a mi compañero, Michael, y estar en este caos con él”.

La pareja hizo público su compromiso en el Festival de Cine de Venecia en setiembre. Durante el evento, Gaga mostró por primera vez su anillo de compromiso, una joya con un diamante ovalado engastado en una banda pavé de diamantes de oro blanco y rosa de 18 quilates. Además, luce otro anillo más modesto, con pequeñas briznas de hierba encapsuladas en resina, al que considera el más especial.