Por motivos de la boda, mañana, de Gilberto Santa Rosa con Alexandra Malagón, Primera Hora decidió realizar una original entrevista al “Caballero de la Salsa” a través de su obra musical. Así podemos tener una idea de cómo se siente él cuando está a punto de entrar a una vida donde dos son uno.

A horas de la boda, ¿qué piensas del paso que estás por formalizar?

Mientras más lo pienso, es la razón que me hace ser feliz. ¿Qué más puedo pedir? Es mi mejor regalo.

Casarse con alguien es un compromiso grande. Normalmente la gente da ese paso porque ama a una persona de tal manera que desean vivir con ella por el resto de la vida. ¿Cómo te sientes sobre esto ahora mismo?

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Vivir sin ella es como caminar sin rumbo fijo. El estar sin ella es tan delirante, tan nocivo, tan frustrante... es como temerle a la soledad. Esto no es normal... es querer volar a donde ella está. Yo no sé lo que es vivir sin ella.

Tú que has grabado tantas canciones del hombre despechado que no volverá a amar a otra mujer, ¿cómo es posible que estés dándole otra oportunidad al amor?

Todo ha cambiado, no soy como antes, nunca pensé que podría quererse de esta manera tan fascinante.

O sea, que te has dejado querer nuevamente.

Es que hay amores fugitivos, amores desesperados. Pero si este amor es mi castigo, quiero morir a su lado.

Alexandra te tiene enamorao...

Esa morena me tiene. Esa morena me mata.

¿Qué es lo que más te gusta de ella?

Ella tiene la magia de un instante de amor. Y su mirada un toque de misterio. Cuando ella llega, siempre suelo perder el control. No vuelvo a ser el mismo si la beso.

¡Wow, qué enchule! Entonces, ¿estás bien seguro del paso que estás por dar?

Cuando se aferra un querer al corazón y la conciencia no tiene la razón, no valen los consejos. Cuando se prueba del fruto del querer, cuando se aprende a sentir más de una vez, no queda más remedio que darle cielo y alas al amor, y hacer de lo difícil lo más bello.

Diantre, vas pa’ alante de corazón...

Es que me dice el corazón que la quiera y me entregue sin condición. Que no pierda por nada esta ocasión. Que le dé paso al amor que está tocando a mi puerta. Me dice “ríndete, que el amor te venció”.

¿Y qué te dice la conciencia?

Me grita la conciencia. Pero la conciencia no sabe que no se puede hacer más cuando te vuelves preso de unos besos, de un te quiero, del deseo del corazón.

Seguro que Alexandra habrá pasado por ese mismo dilema. ¿Qué le dijiste para convencerla de que diera el paso contigo?

Le dije: “No te pido que no sientas miedo, solo te pido fe para vencerlo”.

Pero tienes que haberle dicho algo más para animar las emociones...

Claro. Le he dicho: “Tú me has llenado como nadie, de nadie aprendí como aprendí de ti. Tu amor es fuerza inagotable, tú tienes lo que yo quiero para mí”.

Se nota que, en efecto, no podrías vivir sin ella...

Exacto. Y si ella no quiere que yo me muera, más vale que no me deje solo.

¿Qué mensaje final le envías a Alexandra a tan solo horas de la boda?

Alexandra, deja que te quiera, ya tú vas a ver. Sabes que mi vida entera es tuya y está a tus pies. Quiero que me quieras como yo te quiero, sabes que te quiero como quiero que me quieras. Y finalmente, amor mío, no te vayas que yo no quiero verme solo otra vez. Amor mío no te vayas, que lloro.