Se sabía que era Borders por la ubicación durante los pasados 10 años, pero en su interior lo que menos que se observaba eran libros.

Anaqueles prácticamente vacíos, algunos clientes rebuscando en ellos, tres empleados manejando las cajas registradoras y varios hombres desarmando lo poco que quedaba era el ambiente ayer, el último día de vida de la megatienda en Puerto Rico.

Los jóvenes Pablo Delgado y Cristina Martínez lamentaron desde la fila el cierre de lo que se convirtió para ellos en un punto de encuentro.

“Además de venir y ver los libros y tocarlos y leerlos, también nos reuníamos, íbamos arriba, estábamos hablando, era un spot para reunirse”, comentó Delgado, quien visitaba la tienda al menos dos veces al mes.

Matilde Ortiz, en tanto, buscaba entre las últimas tarjetas postales a la venta en la librería que, a su juicio, no tiene comparación en la Isla.

“Es lamentable, porque a través de los años me surtía de mucho material para mi trabajo de educadora; me daba variedad y precios bastante razonables”, dijo la consumidora.

Ortiz, quien también acudía al establecimiento en Carolina, no supo decir a dónde acudirá ahora a buscar sus materiales educativos. “Está difícil, porque esto tenía un estilo diferente y en mis años anteriores era Río Piedras, pero ya no se compara con esto”, afirmó Ortiz.

José Quevedo, gerente de Borders, se negó a contestar preguntas aduciendo que no estaba autorizado a ello, ya que, tras la librería acogerse a la Ley de Quiebra el pasado julio, quedó en manos de un síndico.

Lo próximo va a tardar

Lorraine Vissepó, directora de comunicaciones de Plaza, informó que, aunque el centro comercial prevaleció en la subasta para obtener el local, aún el proceso no ha terminado.

Resta la aprobación por parte de la Corte de Quiebra, así como de los dueños de Borders y demás acreedores.

Vissepó reiteró el interés de los propietarios de Plaza en que haya librería en el centro comercial, pero no la ubicarían en el mismo establecimiento.