A lo largo de su historia musical, Draco Rosa se ha dejado llevar por la intuición. “La música es para sentirla, no para entenderla”, ha sido su filosofía. Esa sabiduría la comenzó a aplicar este año a su existencia para, simplemente, fluir.

Esta nueva manera de vivir es parte de un proceso de búsqueda espiritual y emocional que lo acercó a la yoga Kundalini (trabaja con la respiración) y el próximo año lo llevará a la India en un viaje de meditación.

Hoy, en un pausa dentro del programa del segundo festival Larga Vida, afirmó estar “feliz”, y las razones son múltiples. Tiene a sus padres y hermana cerca, trabajando comunión con él; acerarse a la gente e intercambiar impresiones en eventos como el festival, y seguir aprendiendo, lo estimula, y también porque se está mudando definitivamente para su finca en Utuado.

“Lo que he tratado de hacer es tratar de cerrar y apagar el intelecto e irme más por la intuición. No tengo claro el porqué de la cosas, pero sí estoy claro con la energía. Estoy fluyendo”, dijo el rockero, de 50 años.

“Siempre he respetado el proceso de la intuición a la hora de hacer música: La música es para sentir y no entender, ahora estoy aplicando eso en mi vida. La vida es para sentir y no entenderla y me he liberado de algunos monstruos. Cada día mejor”.

Relajado, sonriente y llevando el distintivo sombrero vaquero, el cantautor y músico aseguró igualmente estar tranquilo respecto al proceso de su divorcio de Angela Alvarado, su esposa por 28 años y madre de sus dos hijos.

Todas estas experiencias se reflejarán en la música que comenzará a presentar prontamente, de la mano del productor Rafa Arcaute, entre otros. Lo grabará entre su estudio en Utuado y Miami, mientras las mezclas las hará en Los Ángeles. “Estoy experimentando con la frecuencia de sanación y de bienestar”.

Su forma de vida va atada a los cambios drásticos que hizo en su alimentación a partir de su diagnósticos de cáncer en el 2011, y gran parte están recogidos en el libro El secreto de la vida, que escribió junto con Nene Niessen. Ambos lo firmaban ayer a quienes se les acercaban durante el festival, realizado esta vez en el Parque Agroturístico en Dorado con decenas de exhibidores de productos y bebidas naturales, artesanías, libros y plantas, que cientos de personas apreciaron al aire libre, a pesar del calor de estos días.

Se ofrecieron además clases de yoga y distintas charlas sobre huertos y el arte de una vida holística. Entre las exhibiciones destacó el Dodge Charger Pro Street de 1968, propiedad del artista.