Deborah Martorell inculca en sus hijas el valor del respeto, la empatía y la equidad
Pamela y Carolina han podido disfrutar de su mamá a plenitud, independientemente de ser una figura pública.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
PUBLICIDAD
La relación de la meteoróloga Deborah Martorell con sus hijas Pamela (26) y Carolina (15), ahora que una es adulta y otra adolescente, es una de respeto a la independencia individual y sobre todo de mucha complicidad.
Son ellas sus mejores asistentes en los menesteres tecnológicos y ella, por su parte, es la mejor compañera de Pamela en sus gustos “nerdos”, pero también la mejor cheerleader de Carolina en las actividades deportivas. Algo que las conecta es su interés común por el acontecer noticioso, los viajes familiares y el disfrute de la naturaleza. La Parguera en Lajas es su escape preferido en la Isla.
“Es bueno que sean bien independientes y que tengan sus propias formas de pensar. Es una oportunidad también para ver cómo son esas nuevas generaciones, cómo piensan, que es importante para ellos, y es tan diferente, lo ven todo de otra de manera, que es increíble, y es una maravillosa experiencia”, compartió la reportera ancla del clima en Las noticias de TeleOnce.
Ser mamá era parte del plan de vida que se trazó desde temprana edad, inclusive, hubiera querido tener más hijos, “pero definitivamente no es fácil”. Ha procurado darles libertad para decidir y tener experiencias que ella no tuvo en su desarrollo.
“Siempre en estos momentos se recuerda cómo nuestros padres nos criaron y en ocasiones tomamos ese libreto de ellos para poder salir de ciertas situaciones o poderles dar las mejores herramientas a nuestros hijos, pero tiendo a ser un poco más flexible. Me gusta que hagan cosas que tal vez yo no pude hacer por la misma rigidez de la crianza, y me gusta ser más abierta y más flexible para que ellas puedan tener otras experiencias de vida”, indicó.
Pamela comparte la atracción por las comunicaciones. Actualmente estudia cinematografía con la inquietud de insertarse en la producción de documentales o el periodismo independiente. Contó que desde pequeña la persiguió la pregunta de qué se siente ser “hija de” y una vez inició sus años universitarios percibió que se le prejuzgaba por eso.
“Me pasó mucho desde chiquita que mis amigos me preguntaban ‘cómo se siente ser hija de’, ‘que tu mamá sea Deborah’, y yo, ‘se siente igual que tu papá sea dentista’. Siempre la he visto como mi mamá. Ahora de adulta la admiro más por lo que ella hace en su profesión como periodista y meteoróloga”, expresó Pamela, las más tímida de las dos, según la madre, quien en el 2017 contrajo matrimonio con el licenciado Frankie Cruz Tejada.
Para Carolina no hay distinción entre la figura de la televisión y la mamá con la que se sienta a ver series de televisión. “Ella sigue siendo la misma persona. Es una mamá estupenda”, afirmó.
Ambas hijas reconocen y agradecen los valores de solidaridad, empatía hacia los demás, respeto a la diversidad, a la Naturaleza y a la equidad que la madre ha procurado inculcarles en sus procesos de crianza. Deborah, por su lado, confiesa que la fe ha sido la columna de la que se ha apoyado en los momentos en que ha tenido enfrentar retos y momentos complejos con sus hijas.
“Tener a Dios por delante es primordial. Ellas saben cuál es la cantaleta que les he dado con eso y sobre todo, ser fuertes y seguir adelante. No dejar que nada te detenga, que todo se puede vencer. Puede que en un momento tengas un problema, pero ese problema va a tener solución”, apuntó la comunicadora. Deborah se divorció de Hilton Cordero Rosario, con quien procreó a sus hijas, tras este enfrentar acusaciones de índole sexual con menores que culminaron en la convicción.
Siendo madre de dos jóvenes mujeres, y consciente de la violencia de género que sacude a Puerto Rico, Deborah no se limita al abordar el tema con ellas. “Les hablo claro a las nenas en ese sentido de que ellas no tienen que soportarles nada a nadie, de que son fuertes, de que tienen su propia mente, que no deben dejar que nadie les insulte su inteligencia, que ellas no son menos que nadie, porque sin duda vivimos en una sociedad machista que también necesita un cambio de mentalidad y ellas tienen que conocer que no tienen que sentirse menos que nadie”.
Pamela sostiene las palabras de su mamá al reiterar que “nunca ha habido ningún lenguaje de odio, mami siempre ha sido pro equidad”.
Para este domingo Día de las Madres el plan familiar es mantenerse en la casa mientras Deborah se recupera de un leve quebranto de salud.