No era tan bebé como sus pequeños Valentino y Matteo cuando apareció en público, pero fue, precisamente, su carita de niño lo primero que cautivó de Ricky Martin.

El astro puertorriqueño debutó a la temprana edad de seis años en anuncios publicitarios. A los 10 años recibió el primer premio por su participación en un comercial de la marca Carnation.

Para el mismo tiempo, su padre, Enrique Martín, lo sorprendió ejecutando una coreografía del grupo Menudo frente al televisor, lo que lo impulsó a conseguirle una audición con los directivos del grupo. En ese momento, su corta edad le impidió entrar a la famosa agrupación dirigida por Edgardo Díaz. Hubo un segundo intento que tampoco resultó, esta vez por su estatura. Pero, a la tercera, venció, convirtiéndose en la nueva estrella de Menudo en julio de 1984. Entonces tenía 12 años.

Desde ese momento, el público fue testigo de la transformación de aquella carita angelical en el hombre maduro que es hoy. Tan pronto como esta Nochebuena, Ricky Martin celebrará su cumpleaños 37 y, sin duda, será un festejo especial al tener consigo a sus dos amores de ojos azules y piel de porcelana.

La conexión, la ternura y la felicidad que denota el cantante junto a sus gemelos de cuatro meses es la realización de un vínculo con la población infantil que comenzó a alimentar desde su juventud como embajador de la Unicef y en sus visitas al Hospital del Niño. En Puerto Rico, además, adoptó el centro SER en Aibonito, proveyendo la estructura y tratamientos necesarios para pacientes con distintas condiciones.

Su compromiso con los menores se afianzó entre el final de los años 90 y comienzo de esta década, como resultado de sus múltiples viajes a distintos países, especialmente a la India, donde también aprendió a cultivar su espiritualidad a través del kriya yoga.

De las calles de Calcuta rescató, varias niñas –a tres de ellas las apadrinó– a través de la Fundación Sabera de su colega Ignacio “Nacho” Cano, ex integrante de Mecano.

Poco tiempo después, el vocalista de “Almas del silencio” hizo suya la lucha en defensa de los derechos humanos de la niñez al establecer la Fundación Ricky Martin. Por medio de esta institución sin fines de lucro, el artista tiene la misión de apoyar cualquier gestión gubernamental o privada en beneficio de la infancia mundial, así como proveer ayuda humanitaria en casos de desastres naturales u otros eventos que representen un peligro para los infantes. Tal misión lo movilizó en enero de 2007 hasta Tailandia para compartir con los niños y niñas víctimas del tsunami asiático del 26 de diciembre de 2004.

Ha encabezado, asimismo, campañas educativas como People for Children, entre otros proyectos, con el intéres de concienciar a la población mundial sobre el abuso, la explotación comercial y el tráfico sexual de menores alrededor del mundo.

Ricky Martin ha logrado así armonizar su carrera y su labor social, permitiéndose abrazar el arte como vehículo para llamar la atención del público, de los gobiernos y de organizaciones privadas para defender el futuro que ahora representan sus hijos.