Daniela Droz plena de cara a los ¡40!
La presentadora prefiere vivir y ser feliz por encima de cualquier oportunidad profesional.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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Daniela Droz no tiene que decir que los hombres se intimidan con ella, porque basta con sus cinco pies y nueve pulgadas de estatura para creerle. Es difícil ignorarla cuando pasa porque además es una de esas mujeres que por su personalidad chispeante se hace sentir.
Su “alegría y bomba eh” tampoco es hipocresía, sino un reflejo de la plenitud que vive en esta etapa, cuando las cuatro décadas tocan a su puerta.
“Siempre me he sentido bien conmigo misma. Soy una mujer bastante agradecida, bastante segura, pero cuando los años pasan, cambia todo. Te cambia tu físico, te cambia la personalidad, cambia tu entorno, hay muchas cosas que cambian, pero cuando miro hacia atrás, digo ‘espérate un momento, esto que hay hoy -aunque hay cositas nuevas que a lo mejor me encantan y otras no me fascinan-, tengo que agradecerlo porque quizás no sería la mitad de lo que soy si no hubiera atravesado por todas esas situaciones”, afirma.
La maternidad de su único hijo, Kenny Efraín, de tres años, es lo que centra su vida. Toda decisión personal o profesional tiene que ir en favor de ambos, pues no está dispuesta a sacrificar su tiempo con él por simplemente pasar un buen rato.
“Pienso mucho en mi hijo, por lo tanto, la persona que llegue a mi casa tiene que estar clara y segura de que esa persona es para bien y que estamos en pro de que las cosas se den. Mientras tanto, esa casa nadie la puede pisar”, puntualizó la artista.
“Fajona, fuerte, persistente”, son los términos que usa para definirse. “A veces me digo, ‘cómo lo he hecho’ ”, pues desde niña entró a las artes escénicas y desde ahí exploró la música -una faceta que en cualquier momento puede retomar- y la locución, hasta anclarse en la animación. Al unísono mantiene su academia de actuación Drama, que ya tiene por siete años de existencia.
¿Has tenido el éxito que has querido?
Me siento contenta con lo que he hecho, pero el negocio es bien sacrificado y yo he decidido no sacrificar muchas cosas de mi vida para ser feliz conmigo. A lo mejor si hubiese sacrificado esas cosas hubiese llegado a otros niveles profesionales, y eso lo analicé hace unos años, que dije por qué no estoy haciendo esto y estoy haciendo esto otro, y después dije, ‘ah, porque tú decidiste ser feliz y vivir’; porque si te dejas llevar por este negocio, te consumes.
¿Por eso ya no actúas?
Porque realmente no ha habido un proyecto que sienta que puedo comprometerme, pero tengo unas cositas que estamos cuajando en teatro.
¿Has tenido experiencias en las que se te valoró más por tu físico que por tus capacidades?
Sentí eso cuando fui a buscar oportunidades fuera de Puerto Rico (Miami), lo vi mucho en otras chicas, muchachas que estaban en la misma búsqueda de oportunidades y me chocó mucho porque en este país soy una figura pública desde niña y hay cosas con las que no me he tropezado porque estaba dentro del negocio desde muy chiquita, y mucha gente, los productores, los técnicos, me conocen desde que soy niña y es otra dinámica.
Daniela no carga malas experiencias, ella mejor las suelta y sigue adelante. Pero al mirar atrás recuerda la demanda que interpuso por incumplimiento de contrato contra la productora Maritza Casiano como una de las experiencias que más la sacudió.
“Eso sí fue una etapa muy dura, porque era muy joven, tenía apenas 23 años, en el peak de mi carrera, porque habíamos hecho cosas bien chéveres a nivel musical, tenía muchos sueños y de momento todo eso se fue. Por poco pierdo una casa que me había comprado, fue como echar pa’tras, pa’tras, pa’tras, y ahí me di cuenta de que podía hacer otras cosas y dije ‘vamos a experimentar’, y de ahí se abren las demás puertas”, compartió.
A nivel profesional, ¿qué ya no estarías dispuesta a hacer?
Cosas que no me hagan feliz. Los proyectos que acepto los disfruto y donde me respetan, obviamente. Uno se tiene que sentir valorado.
En una relación de pareja, ¿qué no perdonas?
Muchas cosas. No puedo con la gente ingrata, malagradecida. Cuando uno se conecta con una persona, yo me conecto con esa persona y trabajo para el equipo. Entonces cuando uno mete mano y ves que de la otra parte lo dan todo por sentado, eso me duele. Y no digo la infidelidad, porque esa es la clásica, pero de esa ni hablemos. Ahí soy un varón, ahí no perdono, ahí soy como los hombres; eso me bloquea horriblemente, pero si hablamos de otra cosa que no sea la infidelidad, de verdad que la ingratitud en las relaciones me pone mala.
¿Te volverías a casar?
Pienso que el matrimonio es muy bonito, lo que es pasa es que ambas partes tenemos que cooperar para que se dé y el matrimonio es bien complicado, es un compromiso y hay que estar bien claro de que lo amas y estás dispuesto a tolerar esto y esto, porque la gente no cambia, la gente es como es.
¿Qué opinas de los comentarios de que eras demasiado ‘mujerón’ para Ken-Y?
Me daba mucha pena. En ese momento nosotros teníamos una relación que nos queríamos y ver que la gente la criticara de una manera tan cruel, porque era de una manera cruel, nos dolía mucho. En el caso de nosotros, otras situaciones que no tuvieron nada que ver (motivaron la separación), pero si nos hubiésemos dejado llevar por la presión social, la de discusiones que él y yo hubiésemos tenido...
¿Qué falló con Christian Dalmau?
Él y yo somos amigos. Tenemos muy buena comunicación, porque entendimos como dos adultos que somos que lamentablemente no estábamos a la par emocionalmente hablando. No que no nos quisiéramos, sino por situaciones personales de él y situaciones personales mías. Él es un hombre de 41 años, yo soy una mujer de 39, él tiene tres hijos, yo tengo un niño, y es bien importante que estemos claros, porque tenemos familia, no dependemos solamente de nosotros. Tenemos una intención muy buena, pero a veces uno tiene que trabajar cosas con uno mismo para poder compartirlo con otro, porque nadie puede dar de lo que no tiene. Cuando llegamos a esa conclusión, entendimos que lo mejor era (separarnos), con el dolor en el alma, pero no puedes forzar algo. Él está en un proceso difícil en su carrera, que obviamente lo ha afectado emocionalmente y lo está bregando. Pero había otras que dije, ‘esto no va a cuajar, porque él va a halar para allá y yo voy a halar para acá’. Pero gracias a Dios todo ha acabado tranquilo.
¿Y qué pasó con Héctor Ferrer?
Héctor es mi amigo y me da mucha pena porque él estaba en pleno proceso de la candidatura para la presidencia del partido y decidimos ir a cenar y el bombardeo ha sido terrible. Nos hemos reído muchísimo, porque no nos queda más remedio. Él es un hombre soltero, yo también, y las personas a veces deciden salir a hablar. Héctor y yo nos conocemos hace tiempo y con la vida tan ajetreada que uno tiene, a veces no tiene tiempo para hablar con la gente y él, de una manera muy amable, muy caballeroso, me dijo vamos a cenar y fuimos a cenar.
La Droz está soltera, pero reconoce que le gusta compartir su vida con quien se sienta cómoda, atraída, feliz. Solo alguien que llene esos atributos podría motivarla a salir por un par de horas de su casa. De lo contrario, prefiere mirar hacia nuevas retos, como sería volver a hacer cine o volver a cantar.