Dagmar: “No soy eterna”
Será honrada hoy con la dedicatoria de los 65 años de Telemundo, un canal que ella nombra como su familia.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Dagmar entra de lunes a viernes a Telemundo con la misma emoción que lo hizo hace 30 años, cuando se sumó a los talentos de esa estación. Acostumbra llegar temprano, cargada de ilusión, energías y con algún chiste listo para soltar cuando sus compañeros menos lo esperen.
Ya no tiene las situaciones que enfrentó cuando animaba el programa Súper sábados, que llegaba una hora antes, lista de vestuario, maquillaje y peinado, hasta que la veía alguno de los productores Sacco y casi tenía que cambiar su imagen para cumplir con la proyección que, según aprendió, debe llevar una figura de la animación a través de la pantalla. Colores llamativos en el vestuario y el maquillaje, y el cabello preferiblemente suelto. Son lecciones que recuerda con gracia.
“Ahí fue que realmente aprendí lo que es una animadora”.
Su llegada hoy al canal no será igual. Desde que supo que se le dedicaría la celebración de los 65 años de Telemundo lleva los nervios revueltos. Apenas repasa el momento en que le dieron la noticia y las lágrimas le inundan los ojos.
“Para mí es una emoción bien grande, todavía lo pienso y no lo puedo creer”, dijo en entrevista el domingo, cuando celebraba su cumpleaños 64. “No puedo creer que lo estén haciendo, porque entiendo que todos nos merecemos ese reconocimiento, porque cada compañero ha hecho algo dentro de su faceta que ha quedado escrito en la página de la televisión en Puerto Rico. Pero si soy la recipiente, quiero ser también el medio por el cual comparta ese reconocimiento con todos mis compañeros”.
Las sorpresas comenzarán con una edición especial del programa Día a día, que ella conduce junto con Raymond Arrieta y Gil Marie López. Luego, a las 6:30 p.m., habrá una actividad especial con los demás talentos y empleados de Telemundo.
Dagmar entró al canal, ubicado en Hato Rey, como la niña que todavía la habita, “Dagmarita”. En ese momento la animación no estaba en su norte, sino la música, expresión artística que la eleva y la llena de vida diariamente.
“Hacer animación me abrió una puerta grande, inmensa, de conectarme con un público, pero mucho más grande, porque los programas que hacía de animación eran de variedad, había música, juegos... Luego paso a la animación de Dame un break y era también uno de variedades, con juegos, pasos de comedia, pero estaba ‘El break de la esperanza’, el segmento que le doy gracias a Dios que me dio esa oportunidad de poder ser esa persona que estaba ahí. Fue un regalo, una experiencia divina, una esperanza”, rememoró.
Telemundo es otra casa, otro lugar donde se encuentra en familia. “Es donde más tiempo he estado trabajando y ha sido el que me ha conectado con el público día a día para llevar el mensaje de alegría, de esperanza, de fe y uno que otro chistecito malo, pero pues...”, compartió con la sonrisa aniñada que la distingue.
La madre de Faustino y abuela de Lucas (de un año y cinco meses) es una mujer de profunda fe y carácter determinado. Los duros retos de salud que le presentó el cáncer los llevó con calma y centrada “en poder salir”.
Con ese mismo valor habla de cómo contempla su retiro de la televisión, aún sin fecha.
“Yo no soy eterna y no pretendo estar en la pantalla para siempre”, afirmó. “Pienso que la pantalla hay que refrescarla con nuevas caras y darle oportunidad a jóvenes que se están levantando para que tengan la oportunidad de desarrollarse y cumplir su sueño en un escenario, y quiero pasar esa batuta. Lo quiero hacer y lo quiero hacer en vida... Pero no pretendo estar ahí siempre, no soy eterna”.
Llegado el momento quisiera introducir ella misma a nuevos talentos para la conducción y servirle de tutora tras bastidores, como también lo hace a través del canto. “No es que lo sepa todo, pero he aprendido varias cositas”.
La música, en cambio, la acompaña y la acompañará siempre. Ha vuelto a pisar los escenarios con frecuencia y cada vez lo hará más. Ofrecerá una velada para las madres en el hotel Marriott y parece estar produciendo un concierto, del que ni ella ni su representante y pareja, José Cruz, quisieron soltar detalles. “La música es todo para mí”.
Este buen momento profesional está matizado por nuevas experiencias en el amor. Hace cerca de un año mantiene una relación con Cruz, a quien conoció en el mismo Telemundo. “Ha sido una alegría para mí, igual yo para él, y los dos estamos muy contentos. Lo que hemos vivido hasta ahora han sido experiencias muy bonitas, nos estamos conociendo y la verdad es que nos llevamos muy bien”.
Igual de enamorada se le escucha hablar de su nieto Lucas, con quien ya comienza a flaquear en cuanto a la disciplina. “Ese amor no tiene explicación”, expresó casi derretida por la emoción. “El amor es inmenso, inmenso. Quiero ir a la casa de mi hijo todos los días, pero no puedo, porque ellos tienen que tener su vida”.
Dagmar asume cada nuevo año de vida como un estreno, “sin errores, sin envidias, sin hipocresías”, y todos los días lo cuida para que se mantenga así, bonito, esplendoroso, según sus palabras. “Es una oportunidad más de vida”, y apenas la está comenzando.