Era el 10 de abril de 1912 y el Royal Mail Steamship (RMS) Titanic estaba listo para desembarcar de Southampton, Inglaterra.

El impresionante barco británico se había convertido en un fenómeno, una nueva maravilla del mundo, por lo que nadie q quería perderse el viaje inaugural de la nave de pasajeros más grande y lujosa de la época.

El transatlántico inició su travesía por las aguas de Southampton, Inglaterra, ese mismo 10 de abril hasta llegar a Cherburgo, Francia. Más adelante continuó su trayecto hacia Queenstown, Irlanda, donde recogió pasajeros de tercera clase y el correo. Luego, el Titanic estaba destinado a llegar a Nueva York, su parada final.

Cuando el barco llegó a su tercer día de travesía, se emitieron varios avisos de témpanos de hielo en el trayecto, pero el viaje del Titanic continuó con normalidad.

Al menos una docena de estos avisos pudieron ser recibidos antes de que el telégrafo Marconi fallara por 10 horas. Una vez restablecida la comunicación, continuaron las advertencias de témpanos, pero éstos no fueron tomadas en cuenta por la tripulación de la embarcación, encabezada por el capitán Edward John Smith.

El Titanic llegó a su cuarto día de travesía. La temperatura había bajado considerablemente y el barco se encontraba ya en las aguas del océano Atlántico.

El capitán Smith ordenó alterar un poco el rumbo para pasar más hacia al sur de los sectores identificados con témpanos de hielo. Hasta el atardecer de su cuarto día de viaje, el transatlántico navegaba sobre aguas tranquilas. Entonces, cayó la noche, y aunque Smith había recibido siete advertencias de icebergs en la zona, hasta las 11:30 de esa noche, todo parecía estar en orden.

A las 11:40 de la noche del 14 de abril, el vigía Frederick Fleet se percató de la presencia de un gigantesco témpano justo frente a la embarcación. La neblina le jugó una mala pasada al barco. El choque fue mortal y, en tan sólo dos horas y cuarenta minutos, el Titanic se hundió.

La tragedia ocurrió en las costas de Terranova, cobrando la vida de 1,517 personas de sus 2,227 pasajeros, incluyendo la tripulación. Lograron recuperarse 328 cuerpos, de los cuales 119 fueron devueltos al mar debido a su avanzado estado de descomposición.

Hoy, 100 años después el hundimiento del famoso transatlántico, se sigue considerando como una de las tragedias marítimas más grandes de todos los tiempos.

El número de víctimas fue elevado porque, a pesar de que el barco cumplía con todas las normas de seguridad marítimas de la época, en el Titanic sólo había botes salvavidas para 1,178 personas. El protocolo que se siguió fue el de “mujeres y niños primero”, pero el abordaje a los botes salvavidas no se efectuó de manera ordenada, por lo que algunos se alejaron del crucero con menos personas. Gran parte de las víctimas murieron por ahogamiento o hipotermia.

Aunque la mortal colisión del Titanic ocurrió en altas horas de la noche del 14 de abril de 1912, el centenario del trágico suceso se conmemorará mañana domingo, 15 de abril, día en que finalizó el hundimiento del legendario buque inglés.

Los restos del barco se encuentran a 4,000 metros de profundidad frente a las costas de Terranova, en Canadá. Estas aguas son internacionales, por lo que ningún país tiene jurisdicción sobre los mismos.