Como si se tratara de una broma de mal gusto, en la que en cualquier momento el comediante Luis Raúl lo contagiaría con su sentido del humor, así se siente Raymond Arrieta.

El animador de Día a día dijo que aún no ha despertado de una “pesadilla” por la muerte del actor Luis Raúl. El comediante, de 51 años, falleció el domingo como consecuencia de una pulmonía.

“No lo puedo creer todavía. No estoy durmiendo bien. Qué pesadilla. Esto es una pesadilla. Pensaba cómo estarían los papás y la hermana. Los compañeros todavía no podemos creerlo”, comentó el presentador, quien ayer junto con sus compañeros de Telemundo celebró la vida del artista.

“Creemos que es una broma de él. Estoy bien apagado. Doy la vuelta, despierto y no lo puedo creer. Estoy bien apagado. De verdad, es un luto lo que estamos pasando. Vamos a ver con el pasar de los días cómo seguirnos sanando”, agregó.

Arrieta compartió tarima con Luis Raúl como parte del montaje El Bello y la Bestia, en el que coincidieron por dos años mientras se presentaban por distintos teatros de la Isla. “Extrañaré no poder sentarme con él para ver qué opina de un tema. Gozábamos cada vez que la gente se reía, se nos paraban los pelos. Cada vez que hablo de él, es como estar en una montaña rusa porque de momento te emocionas al extrañarlo y luego te ríes porque era un tipo de un buen humor”, comentó el actor al hablar sobre lo que ha experimentado en estos días.

Ese sube y baja de emociones le permite a Raymond recordar anécdotas junto con Luis Raúl, como cuando no le habló por todo el camino, de ida y vuelta desde San Juan hasta Aguada, porque estaba molesto con él. Luego, se rieron de ese momento. Rememoró además cómo la chispa de Luis Raúl se imponía en cualquier instante.

“Tenemos un amigo médico en común que me contó ayer (domingo) que en una ocasión miraba unas placas y las mira, y Luis Raúl le dijo: ‘Dilo, si estás loco por decirlo, que parezco un sapo’. El médico estaba muerto de la risa. También en uno de los shows bromeaba con que la escenografía se veía tecata y que nos veíamos bien baratos. Voy a sentirme raro cuando visite esos teatros”, añadió al instar a las personas a reírse de sí mismas, como lo hacía Luis Raúl.

Lo recuerdan con alegría

En el programa, Raymond Arrieta, Jay Fonseca y Nelson del Valle compartieron imágenes de Luis Raúl en las que daba rienda suelta a su talento para desdoblarse en personajes como “El Bebé”, “Malín”, “Tito Párpados” y otros.

Jacobo Morales, Jailene Cintrón, Jamsha, Lourdes Collazo y Silverio Pérez visitaron el espacio televisivo para recordar con una sonrisa a Luis Raúl. También hubo intervenciones telefónicas de Marisa Baigés, Sonya, Miguel Morales, Edgardo “Bebo” Adames –imitador de Luis Raúl–, Siet7 y Luisa de los Ríos.

Jailene se remontó a cuando compartió con el comediante en el programa Fiesta, en el que aseguró que el intérprete comenzó a darle forma a “Tito Párpados”. Para su sorpresa, este personaje la entrevistó cuando ella despuntaba en la música. “De momento va a recogerme a mi casa al amanecer de Dios en una limosina para acompañarme todo el día. Fue una experiencia maravillosa verlo con sus ocurrencias y tratando de provocar algo en mí”, destacó.

El cineasta Jacobo Morales resaltó la habilidad del comediante para crear un ambiente “de pasadía” mientras filmaban la cinta Broche de oro.

Lourdes Collazo, por su parte, señaló el talento de Luis Raúl para crear un personaje en solo minutos. “Desaparecía y ya sabíamos que estaba creando un personaje en menos de cuatro o cinco minutos. Regresaba con el personaje completo y con peluca. Eso fue una gran escuela porque aprendí a generar rápido”, mencionó quien compartió con el comediante en ¿Qué es lo que pasa aquí?... ¡ah!.

Ese programa también contó con la participación del humortivador Silverio Pérez, quien se rió al hacer referencia al instante en que envió a Luis Raúl hacer un reportaje sobre distintos tipos de magos. “No se veían distintos tipos. Me imagino el enfogonamiento que le tiene que haber dado por haberlo mandado para la Isla a hacer algo que no era. Pero él lo convirtió en una pieza graciosa. La gente llamaba para que lo repitieran. Cualquier cosa la convertía graciosa”, dijo.

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