Carmita Jiménez: “La Dama de la Canción”
“En cada uno de sus espectáculos, sin importar las melodías que se cantaran, no podía faltar una danza, una décima y una canción a la patria”.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Cuando recuerdo a Carmen Lydia Jiménez, una niña que a los 15 años comenzó a cantar en la televisión, que creció en ella y llegó a convertirse en una de las figuras más importantes de la canción, aprendo la primera lección: hay que soñar en grande, hay que atreverse a luchar por los sueños y trabajar sin descanso por aquello que queremos ser.
Así era Carmita. Soñadora, decidida, exigente, puntual y una extraordinaria amiga.
Fue buena como artista, como productora, y poseía esa conciencia de que el artista es el retrato de un pueblo. Cantaba, actuaba, bailaba y siempre mantuvo ese calor boricua y el orgullo de ser jíbara.
Desde que debutó poseía un estilo único, dramático y sentido que no era común para los jóvenes de entonces. Tenía el dominio de un veterano y la frescura de un principiante, la mejor combinación. Al verla, el productor Gaspar Pumarejo la reclutó para su equipo y en 1961 la lleva al Perú.
Por eso, mientras en la Isla “la nueva ola” arrasaba, ella enamoraba a los peruanos. Y lo digo literalmente, pues allí se enamoró y se casó con uno de los productores más importantes de la tierra de los incas, David Odría, padre de su única hija María del Carmen, quien heredó todos los talentos de sus progenitores y hoy día está radicada en Italia, donde es una excelente cantautora.
Grabó su primer disco con la orquesta de Enrique Lynch y fue reina de todas las encuestas de popularidad, proclamada en más de siete ocasiones como la cantante más popular del país. En su voz comenzaron a hacerse famosas las canciones de Armando Manzanero y Palito Ortega. Canciones como Adoro, No, Papeles, Lo mismo que a usted y decenas de valses y boleros se conocieron en América Latina por esta singular cancionera que se mantuvo hasta 1969 en el Perú.
Regresó a Puerto Rico y fue una de las estrellas de Producciones Tommy Muñiz. Mantuvo su programa cada martes dentro del Show del mediodía, donde compartía su espacio con figuras profesionales y aficionados con ansias de triunfar. Siempre dio la mano y consejo a quienes veía talentosos.
Cuando la Telecadena Pérez Perry la contrata para realizar un espectáculo semanal, Carmita se convirtió en la reina del canal once. Cada semana su buen gusto, su profesionalismo y su chispa daban a los televidentes un repertorio musical variado, una comedia fina acompañada de Luis Antonio Rivera (Yoyo Boing), William Agosto, Norma Candal, Lillian Hurst, Machuchal y todas las figuras importantes de la comedia boricua, y el glamour en el vestuario y sus cortes y peinados realizados por Carmen Ayala y posteriormente por Jaime Zequeira.
Es Carmita la que comenzó transmisiones en directo desde las plazas importantes de la Isla con el concepto creado por Carmen Junco y Pérez Perry llamado “Carmita al corazón del pueblo”, que acercaba a la estrella y mantenía ese contacto tan necesario de artista y pueblo. En cada uno de sus espectáculos, sin importar las melodías que se cantaran, no podía faltar una danza, una décima y una canción a la patria.
Fue una boricua de primera. Era tan organizada que hasta cuando enfermo dejó escrito todo lo que quería que se hiciera para cuando faltara. Su sonrisa siempre estará grabada en mi memoria como su voz, sus canciones y su cariño.
Su última presentación en público la hizo en el cumpleaños que se le produjo a Ruth Fernández en Bellas Artes. Ella no estaba bien, no debía hacer esfuerzos pues sus huesos estaban frágiles y debía evitar caídas o tropiezos.
Entró a escena acompañada por dos bailarines y comenzó a cantar sentada. Al minuto de estar interpretando canciones de Bobby Capó, ante la mirada atónita de todos nosotros, Carmita bailaba El negro bembón, se movía y se olvidaba de su condición y de su diagnóstico médico. Se despidió de su público como toda la dama de la canción que siempre fue. De ahí ya no volvió a pisar un escenario y prácticamente estuvo encamada.
Gracias Carmita por ser quien fuiste, por el amor a tu pueblo, a la música y a tus compañeros. En agosto naciste y partiste. Será por eso que ya empiezo a recordarte tanto. ¡Qué falta nos hace tu delicadeza y clase en la farándula actual!