“Roma no se hizo en un día” y eso lo sabe muy bien la artista puertorriqueña Dianne Pulliza, quien hace seis meses se dijo “más vale tarde que nunca” y se lanzó en una aventura creativa que hoy rinde frutos.

Se trata de La mancha de plátano: platanal de refranes, un libro artesanal que Pulliza conceptualizó junto con su compañero, el también artista Miguel “Guela” Díaz.

El proyecto recoge 100 refranes populares de uso común en Puerto Rico en un diseño original de estampados tipográficos sobre diversas hojas de plátanos que la artista fotografió. Las páginas del libro están armadas como postales (postcards) para que puedan ser compartidas, haciendo honor a la misma tradición del refrán que se pasa de boca en boca.

“Llevaba mucho tiempo pensando en esta idea porque desde que tengo uso de razón, uso refranes y aquí en Puerto Rico existe una larga tradición de refranes”, explicó Pulliza, cuyas principales fuentes de información fueron el Diccionario de voces coloquiales de Puerto Rico y un refranero popular de España.

Una vez escogió los textos que utilizaría para su proyecto, Pulliza optó por plasmarlos en hojas de plátanos, que era el material vivo y accesible que tenía en su patio. Esa mancha artística, sobre la otra del plátano, fueron una mezcla idónea para jugar artísticamente con una tradición popular que sigue viva entre los puertorriqueños.

“Lo de la mancha de plátano también se usa como un refrán y puede que sea casualidad, porque empezamos a trabajar con la hoja de plátano buscando una expresión para manifestar esos refranes y pasó esto”, comentó Guela, compañero de Pulliza, quien laboró mano a mano con ella en este libro.

Una de las curiosidades del volumen es su presentación, ya que viene envuelto en una bolsa de papel que está sellada con una calcomanía de un plátano. Al abrirla, uno se topa con un libro, cuyos refranes se prestan para ser compartidos.

“Queríamos que (el libro) fuera práctico y útil, que fuera un referente de refranes, pero que también se pudiera compartir con otros. Con esta idea, una cosa se unió con la otra”, señaló la artista, quien jugó con los diversos colores y texturas de las hojas de plátano y no tuvo la necesidad de retocarlas o alterarlas con el programa de computadoras Photoshop.