Suzette Bacó: “No tenía ningún amor propio”
La actriz compartirá sus anécdotas en el amor en su espectáculo de comedia “A otra con ese cuento”.
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Descubrir que el concepto del amor ideal con el que creció no era real, le tomó un tiempo. La pareja perfecta no existe. Lo tiene muy claro. Pero aprenderlo conllevó numerosas experiencias marcadas por altas y bajas que se convirtieron en lecciones valiosas.
Compartir ese conocimiento con el público desde el humor será la intención de la actriz Suzette Bacó en el unipersonal “A otra con ese cuento”, en el que contará anécdotas como una muestra de que el príncipe azul no existe. Bajo la producción general de Ulises Rodríguez y Emineh de Lourdes, el show subirá a escena en el Centro de Bellas Artes de Santurce el 28 de septiembre a las 5:00 p.m. y 8:00 p.m., y el 29 de septiembre a las 3:00 y 6:00 de la tarde.
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“Es un recorrido por lo que ha sido mi vida romántica y cómo esas diferentes relaciones fueron dejando diferentes marcas, pero también dejando procesos de crecimiento hasta llegar al sitio donde estoy hoy, que estoy sola, pero estoy feliz, estoy contenta. Me siento plena”, afirmó la artista.
“Son anécdotas de mis historias románticas, son anécdotas horroríficas (ríe), las vergüenzas románticas más grandes que he pasado. Pero es ese viaje, ese camino que te lleva a un sitio en específico, claro, si tú tomas esa decisión, si tú quieres llegar a un sitio donde te sientas en paz, plena y feliz, porque son decisiones que tienes que tomar. Es mi vida en ese proceso”. En ese camino, se encontró con diversas visiones que influyeron en construir una percepción sobre la persona ideal.
¿Qué te llevó a concluir que el “príncipe azul” no existe?
La mayor parte de las mujeres de mis generaciones fueron criadas con unas expectativas sociales, y vivíamos en un mundo donde se creía en los príncipes, se idealizaban las relaciones, se romantizaban, y cuando vamos a la realidad y vemos que eso no es así, entonces empiezan los problemas. El príncipe azul de cada cual es la persona que tú, aun con sus fortalezas y debilidades, te sientes en compromiso de trabajar esa relación todos los días. Pero no es una persona perfecta. No es una persona que no tenga bagaje. Ojalá y lo haya trabajado, porque si no lo ha trabajado, tú te juntas con una persona con su equipaje. Tú no te juntas con una persona sola. Así que el príncipe azul depende de lo que cada quien quiera, pero en realidad, somos seres humanos.
¿En qué etapa te das cuenta de que esa “pareja ideal” era irreal?
Después de mi divorcio. Luego de mi divorcio me di cuenta que yo romantizaba las relaciones de pareja, las idealizaba. Tenía en mi mente un concepto de la vida familiar y de la vida en pareja, que no era real. Empecé ese proceso de desaprender y aprender, de sacar de mi vida lo que no me funcionaba, que había sido aprendido, los paradigmas que tenía, que son creencias que te limitan y no te dejan moverte. Tuve que hacer un análisis profundo.
¿Fue fácil lograrlo?
Me tomó años porque tuve que ir y hacer un viaje a lo que era mi niñez, mi infancia, mi adolescencia, las cosas que me marcaron, saber y entender de dónde venía quizás esta defensividad que tenía siempre de protegerme, identificarla, sanarla, entonces soltarla. Fue un viaje largo, pero ha sido bien fructífero porque donde yo estoy ahora, aun con las adversidades que me suceden, porque yo no vivo un cuento de hadas, mi vida no es rosada, yo vivo feliz, yo vivo tranquila, vivo en paz. Lo que ha cambiado es mi manera de manejar las adversidades.
¿Cómo cambió la manera de sobrellevarlas?
En este momento de mi vida se manejan de otra forma. Voy a llorar igual. Me voy a arrastrar por el piso igual, porque yo soy bien dramática. Cuando yo sufro, yo sufro… Hay gente que sufre normal. Yo sufro… pero después que yo me levanto y digo ‘ok, hasta aquí’, ya ahí viene el despegue y eso es en ascenso. Eso yo no lo hacía antes. Yo me quedaba regodeándome en el sufrimiento y el dolor, en ese círculo vicioso, porque no tenía las herramientas para salir.
¿Qué herramientas te ayudaron a salir de ahí?
Aprendí a desarrollarlas en terapia. Esto no sucedió solo. Estuve y estoy todavía en terapia. Tengo una psicóloga fabulosa. Es mantener ese compromiso aun cuando estés bien. (…) La gente todavía tiene estigmas con la situación de visitar a un profesional de la salud, y la salud mental es todo. No me da vergüenza decir que tuve que ir en un momento dado a un psiquiatra, que tuve que medicarme, que tuve que pasar por un psicólogo y que todavía sigo con mi psicóloga, y que seguiré con ella.
En ese proceso de descubrimiento, ¿había falta de amor propio?
Sí. Totalmente. Yo no tenía ningún amor propio. Cero. (En la crianza) no se hablaba de eso. Tú tenías que, en el camino, desarrollarlo como pudieras. En mi camino ya no lo desarrollé, y de eso hablo en el show, de mi infancia, de mi adolescencia. No fue fácil porque yo no era la más bonita. Yo era bien flaca. Yo tenía una cereta grande, riza. Eran muchas cosas. Esa autoestima no estaba. Ese amor propio no estaba. Yo tuve que trabajarlo, que construirlo, y no digo reconstruirlo porque no existía.
La imagen del compañero ideal de hoy, ¿contrasta mucho con el que tenías en tu crianza?
Brutalmente. Antes yo decía ‘pues, que sea así, tal cosa’. Ahora mi lista es más larga. No existe nadie perfecto. Yo no lo soy. Pero sí estoy consciente de unas banderas rojas que si se levantan, hay que hacerles caso. Estoy más consciente de lo importante para mí que es que tenga inteligencia emocional, que haya cultivado su espiritualidad, y que sepa comunicarse, y que pueda entrar en conversaciones incómodas con respeto y tranquilidad, y lograr acuerdos. Para mí eso es básico. Eso es esencial. Después de ahí, hay unas cuantas cositas más, pero que si están o no están, se pueden manejar. Pero que tenga eso, para mí, es primordial, que sea un hombre que sepa lo que quiere, que tenga compromiso, que tenga inteligencia emocional, humor, mucho humor, y cultive su parte espiritual. Esas no son cosas negociables para mí.
¿Qué piensas de esa química de atracción que muchos confunden con amor?
Hay una química, unas hormonas, que cuando tú conoces a una persona, en esos primeros años esa química no te deja ver ni pensar con claridad. Esa es la realidad, y se estima que es por lo menos en ese primer año y medio, dos años, conociendo a una persona. Cuando esa química, esas hormonas se balancean, ahí es que tú empiezas a mirar y tú dices ‘ay, pero espérate, ¿para dónde es que yo voy?’. Claro, por eso es que es importante saber discernir y decir ‘estoy en la etapa de las mariposas’, chévere. Pero las mariposas van a dejar de revolotear y no voy a sentir las alitas en la cara ya, y es hora de empezar a mirar. Pero si ya desde antes tú estás consciente de unas banderas rojas específicas que tú no vas a poder manejar, no importa qué, si ya están desde el principio, por muchas mariposas que yo tenga, yo digo ‘no, porque si es que ya está esa bandera roja, ¿para qué voy a seguir?’. Eso no va a cambiar. Tú sabes lo que tú puedes manejar y lo que no”.
Pero en esa visión romántica hay quienes se aferran a insistir.
Venimos de una cultura de nuestras madres, y quizás un rabito de la de nosotros, en donde tú aguantas todo lo que tengas que aguantar porque eso es amor… ¡Qué no...! ‘Que el amor todo lo puede y que todo lo aguanta’… ¡Qué no! ‘Que el amor se trata de dar y no de recibir’. ¡Qué no! En las relaciones de pareja hay que recibir porque si no, ¿de qué te alimentas para seguir retroalimentando la relación? Hay muchas falacias.
En tu proceso de descubrimiento, ¿llegaste a pensar que el problema eras tú?
En un momento dado sí, pensé que era todo yo. Decía ‘no me funcionan las relaciones, debo ser yo porque yo soy el único denominador común en todas’. Después me di cuenta de que no. Era que yo no estaba en el sitio que debía estar para tener una relación saludable. Yo no estaba saludable, pues era imposible tener una relación saludable. No tenía amor propio, y si yo no lo tenía, ¿cómo pretendía que alguien tuviera amor por mí? Así que tuve que rediseñar todas esas áreas para poder estar donde estoy.
Inspirado en el título del show, ¿has dicho a alguien interesado en ti ‘a otra con ese cuento’?
Sí. Yo estoy soltera, pero no es que yo no he salido y he compartido con personas. Yo salgo, lo que pasa es que salgo un tiempito… Yo doy unas oportunidades porque yo no soy perfecta. Pero conozco mis banderas rojas, y puedo compartir con una persona y espero un tiempo. Antes me tomaba años en tomar decisiones así. Ahora, yo espero unos meses y yo miro, y digo ‘esto no es, pues a otra con ese cuento’. Me he tenido que ir de sitios que no son. Otras veces me han ido a mí, pero cuando miro al final, digo ‘qué bueno que pasó’, porque me dicen ‘yo no estoy listo para una relación, para un compromiso’, pues me tengo que ir porque me lo están diciendo, pero no fue porque fui yo la que lo terminó. Pero sé irme, y decir ‘ya, cerrado ese capítulo’. No es así de fácil, pero tengo que ser honesta conmigo y decir ‘esto no es y esto no va a ser”.
¿Cómo será la dinámica de “A otra con ese cuento”?
Es un unipersonal. Estoy todo el tiempo hablando con el público. También voy a hacer unas caracterizaciones. Es la historia de mi vida. Se van a reír de mí, porque no se van a reír conmigo, y está bien porque ya me he reído bastante, pero te lo voy a contar enseñándote una foto o haciéndote una personificación de una princesa que a mí me gustaba y en la que yo creía. Voy a traer varias princesas de varios cuentos.
Un taller gratuito
Además de entretener con sus anécdotas, Suzette Bacó también seleccionará a un grupo de asistentes entre el público para ofrecerles un taller gratuito que dirija a un estado de crecimiento personal. El evento, cuya fecha se anunciará más adelante, se llevará a cabo en el CBA.
“Al final de cada función yo voy a escoger al azar mujeres que estén presentes, y después que pase el show, me pongo en contacto con ellas y fijamos una fecha. Les quiero regalar un taller de rediseño personal, como soy ‘coach profesional’, también estoy bien comprometida con esa parte, sobre todo con las mujeres”, dijo. “Necesitamos apoyarnos unas a otras. Necesitamos tener el compromiso de querer estar bien, y eso conlleva que tú te metas aquí adentro (mente) y resuelvas lo que hay que resolver para estar bien, y el taller les va a ofrecer esa oportunidad”.
Los boletos están disponibles a través de Ticketera y Ticketcenter.