Solo bastó el llamado patrio para que René Rodríguez y Helga Molina viajaran a Puerto Rico desde Boston, Massachusetts, para disfrutar de la Primera Parada Puertorriqueña en la isla, celebrada este sábado en el Viejo San Juan.

La pareja, que emigró hace 22 años a suelo estadounidense, no se resistió a la convocatoria del Junte Boricua para llegar a su tierra y unirse a miles de personas, incluyendo otros puertorriqueños de la diáspora que llenaron de alegría la avenida Constitución.

“Llegamos hace cuatro días. Esto es algo bien especial porque aquí se siente el calor, la emoción y el amor de la gente. Aquí, el sabor es diferente, es bueno, especial. Hasta el olor es diferente, por la comida”, relató Rodríguez de 49 años.

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“Vienes de allá y, cuando llegas a un sitio como este, que ves a tantas personas que son de tu isla y te das cuenta de que somos muchos, es algo grande, a pesar de que la isla es pequeñita”, apuntó.

El hombre que trabaja como chef, sacó su monoestrellada con orgullo mientras aguardaba, junto a su esposa, por el inicio del desfile.

“Enarbolar mi bandera es un orgullo, no importa en qué parte del mundo esté. Pero aquí vino mucha gente de Estados Unidos para ver la parada, inclusive, gente que no son puertorriqueños ni hablan español, pero están aquí”, observó.

Entretanto, Molina de 52 años, destacó que, “hemos estado en la Parada de Nueva York y esto se ve muy bien organizado”.

Pero el matrimonio no llegó solo a los alrededores del Capitolio para compartir su amor por Puerto Rico, sino que los acompañó su amiga Patria Corchado, de 67 años, que también se montó en un avión para ser testigo del histórico evento.

Yo vine desde Maryland; tenía que venir y enarbolar mi bandera”, expresó la educadora, que se unió a la diáspora hace 10 años.

Igualmente, contó que “yo fui a la Parada de Nueva York y casi no pude disfrutar nada. Pero vine a mi tierra a disfrutarme esta parada completa”.

“Hoy, siento mucha emoción, mucha alegría de ver a tanta gente. En Nueva York, no es como aquí, porque aquí me siento en mi casa”, insistió.

Rápidamente, un cadencioso bombazo se apoderó de miles de asistentes que vitoreaban frenéticos ante el sonido de los tambores que honraban la africanidad boricua.

Eran los integrantes del grupo N’Zambi, quienes contagiaron con sus rítmicos bailes de bomba puertorriqueña, acompañados de vejigantes que juguetearon con la entretenida audiencia.

Les siguió un despliegue de policías municipales de San Juan, que encabezó el desfile con motoras, patrullas y vehículos del componente de la Oficina para el Manejo de Emergencias Municipal, ya que la uniformada capitalina celebra sus 47 años de fundación.

El evento, en general, contó con unas 45 carrozas, comparsas y delegaciones que llegaron de distintos pueblos del archipiélago borincano, entre estos, Aguadilla, Coamo, Juncos, Villalba, Naranjito, Ponce, Caguas, Lares y Guayanilla.

Asimismo, boricuas de la diáspora se hicieron sentir en la parada con emocionantes participaciones, entre estas, una comparsa de 30 personas del White Plains Puerto Rican Cultural Committee, que viajó desde Nueva York.

Precisamente, en una esquina se encontraba doña Rosa Santel, quien vive en la llamada ‘Gran Manzana’ desde 1968.

“No me la iba a perder porque ‘yo soy boricua, pa’ que tú lo sepas’; es la primera vez y tenía que estar aquí”, dijo la boricua oriunda de Arroyo.

“Ha sido bien bonita; está bien organizada”, destacó Santel, quien aseguró que viaja hasta tres veces al año a Puerto Rico para conectar con los suyos.

Otra de las que dijo presente fue Lydia Vázquez, quien llegó de Georgia.

“Yo me emocioné porque... imagínate, Uno viene, aparte de recibir el calorcito, viene uno a sentir esa emoción de los puertorriqueños, ese espíritu de nacionalidad, nuestras banderas enarbolándolas y disfrutando y conociendo gente”, expuso la ponceña, de 71 años.

“No es fácil ser diáspora, es sentirse el corazón que está partido completamente. Tengo allá a mis hijos y a mis nietos, pero aquí están mis raíces, mi familia, mi mamá y, cuando vengo es un cúmulo de recuerdos. Es algo que hay que vivirlo en carne propia”, reveló.

Entretanto, el comediante Raymond Arrieta y la animadora Alexandra Fuentes compartían con el público los detalles del colosal evento para la transmisión de Telemundo, que se difundió también en distintas ciudades estadounidenses. Mientras, el júbilo entre los presentes crecía con la música y la efervescencia del momento.

Una de las participaciones que más llamó la atención fue el desfile de hermosos caballos, integrado por el Comité Día Nacional de la Raza del Paso Fino.

Para el embajador Billy Ocasio, presidente del Museo Nacional Puertorriqueño en Chicago, la emoción de desfilar por las calles del Viejo San Juan fue “algo indescriptible”.

“Nos sentimos muy felices porque es tan maravilloso estar aquí en la isla diciendo presente como borinqueños. Trajimos con nosotros un grupo de 40 personas, los Pleneros del Callejón y (la Asociación) Hecho en Puerto Rico, celebrando la Primera Parada en Puerto Rico”, exclamó.

“También, trajimos a La Borinqueña, un superhéroe que hicimos basado en un comic que se llama La Borinqueña. Así que, para nosotros, es tremendo orgullo bregar con el Junte Boricua y estar aquí con la diáspora y lo importante es que la diáspora vino y nos esté apoyando”, apuntó.

Otras participaciones de la diáspora llegaron de Florida Central, Nueva Jersey, Connecticut, Texas, Pensilvania y la República Dominicana; cada una con su despliegue de música y orgullo boricua, representado con inmensas banderas puertorriqueñas.

Una de las sorpresas de la tarde fue la aparición de la eterna Miss Universo boricua, Dayanara Torres, quien provocó una emoción colectiva tan pronto el público la vio. Igualmente, la artista Ana Isabelle y Hermes Croatto arrancaron aplausos a su paso.

“El Junte comenzó y la Parada de Puerto Rico unió a nuestra isla, al igual que a todos nuestros hermanos puertorriqueños que viven fuera, quienes llegaron desde todas partes de Estados Unidos para desfilar y conectar con sus raíces”, manifestó por su parte, Pedro Zorrilla, creador del Junte y principal oficial ejecutivo de GFR Media.

“Esta histórica celebración demostró que juntos somos más fuertes y que, cuando nos unimos, podemos lograr cosas maravillosas. ¡Que viva el Verano del Junte Boricua!”, resaltó.

Tras dos horas de desfile, en las que el orgullo boricua estuvo a flor de piel, la Primera Parada Puertorriqueña en la isla culminó con el despliegue de una gigantesca bandera provocando una ovación sin precedentes.