Como la soda que se escupe a sí misma de una botella después de un jamaqueo, las carcajadas emergen por sí solas cuando Luis Raúl se burla de sí mismo, cuando le pone chispa a anécdotas de su vida, cuando improvisa, cuando presenta a sus personajes, cuando enuncia palabras soeces y cuando hace parodias de personas o de canciones pop.

Sin embargo, ésos fueron los elementos que menos presencia tuvieron la noche del viernes en el estreno en Puerto Rico de su nuevo stand up comedy, ¡Qué clase e’ lengua!.

Luego 35 minutos invertidos en vídeos con números pregrabados al estilo televisivo, el comediante puertorriqueño apareció en la tarima de la sala de festivales del Centro de Bellas Artes de San Juan para “desahogarse” sobre las paradojas, los desengaños, las cogidas de pen… y los sinsabores que le trajo la tormenta Irene o, más bien, “el maldito rabo de la condená esa”.

Para los espectadores fue un alivio la aparición del artista, pues en la sección previa, se cuentan con los dedos de las manos las ocasiones en las que se rieron. Luis Raúl parece haberse suscrito al libreto que tenía preparado, pues se mofó exactamente de los mismos temas y personas que había anunciado en la conferencia de prensa acerca del evento, y en el mismo orden: las “brittoleras” (fanáticas de los diseños de Romero Britto), el Chuchin (el senador penepeísta Antonio Soto), la modelo y empresaria boricua Maripily, la crisis/criminalidad del país, la fugaz visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la fiebre del planking, entre otros asuntos.

Aun con esta “guerra visada”, uno que otro espectador “murió” de risa. El resto rió, pero sin que se escucharan las carcajadas que han inundado otros espectáculos de Luis Raúl. Quizás esta peculiaridad se debió a que el comediante se mostró más empático que burlón en torno a las situaciones difíciles que viven actualmente los puertorriqueños y “todo el mundo”.

Eso sí, cada vez que decía algunas de las llamadas “palabras malas” que empiezan con “c” y con “p”, la historia cambiaba y las risotadas aparecían, pero duraban menos de 10 segundos.

Asimismo, los chistes que le salían al artista de manera espontánea al hacer comentarios a directos a personas de la audiencia, lograron mitigar la sosera que imperó en la primera mitad del show.

En esos 35 minutos previos, incluso hubo momentos sin ninguna retroalimentación, a excepción de bostezos. Es que las imágenes expuestas en tres pantallas gigantes presentaban chistes que se pueden encontrar en Facebook, Twitter, cadenas de correos electrónicos y otros medios cibernéticos.

Otros eran dignos de programas de análisis político de emisoras AM, con alusiones a los titulares de los periódicos. Las bromas acerca de los cristianos tampoco le hicieron mucha gracia a algunos de los espectadores de la tercera edad que se encontraban entre el público.

Una parodia de una periodista televisiva y otra de una famosa cantante de pop fueron los únicos dos momentos en que afloraron risas tímidas en ese primer segmento. No obstante, duraron pocos minutos en comparación con el otro contenido.

¡Qué clase e’ lengua! tendrá funciones el 3 de septiembre en el teatro La Perla de Ponce, el 10 de septiembre en el Yagüez de Mayagüez, el 24 de septiembre en el Taboas de Manatí y el 22 de octubre en el Centro de Bellas Artes de Aguada.

En febrero de 2012 comenzará la gira por ciudades de Estados Unidos, entre éstas Orlando, Tampa, Jacksonville, Boston y Nueva York.