“La guagua aérea” toma alto vuelo en su versión de teatro musical
La producción de Gíbaro de Puerto Rico logra un trabajo de gran calidad en todos sus elementos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
PUBLICIDAD
Con una producción dinámica, ambiciosa y atractiva, la compañía escénico musical Gíbaro de Puerto Rico comenzó a festejar sus 50 años de trayectoria, celebrando a la vez las tres décadas del estreno de la película “La guagua aérea”, al llevar a escena una versión musical del recordado largometraje puertorriqueño.
Adaptar una película al género del teatro musical significa asumir riesgos. En la industria del entretenimiento estadounidense hay ejemplos exitosos recientes como “Hairspray” y “Kinky Boots” en los que incluso el musical ha superado en acogida el filme que lo inspiró. La clave en esas instancias ha sido inspirarse sin imitar o dejarse dominar por el material original.
“La guagua aérea, el musical” logra tomar la historia presentada por el cineasta Luis Molina Casanova, quien a su vez se inspiró en un ensayo del laureado escritor puertorriqueño Luis Rafael Sánchez, para llevar a las tablas un retrato de los puertorriqueños que a mediados del siglo pasado emprendieron viaje a la ciudad de Nueva York, empujados por la falta de oportunidades en la Isla y por los cantos de sirenas que aseguraban que en aquella ciudad el progreso económico estaba garantizado. En esencia, es una historia que sigue repitiéndose hasta el presente, aunque con distinto destino dentro de la nación estadounidense, por lo que el público puertorriqueño, sin importar su edad, puede identificarse con la obra.
Cuando comienza la pieza, que estrenó la noche del viernes en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes de Santurce, ante el público se presenta la serie de personajes variopinto que se disponen a abordar el último vuelo de la noche -el más económico- de la Trans Caribbean Airways o “La Tranca” como le llamaban entonces los boricuas, del Aeropuerto de Isla Verde con destino a La Guardia, el 30 de diciembre de 1960.
Pero luego de ese número inicial, el escenario se transforma para mostrar –literalmente- el interior del avión, en una puesta en escena que demuestra la capacidad de soñar e imaginar de los productores de este musical, quienes debieron haber pasado bastante tiempo conceptualizando cómo iban a resolver el reto de presentar un musical dentro de un avión dentro de un teatro. Hay que verlo para creerlo.
A partir de entonces la acción del musical transcurre en múltiples planos, recurriendo incluso a fragmentos del filme en el cual se inspira y secuencias nuevas, así como al uso de la Luna como pantalla para proyectar “close ups” de algunos parlamentos. Es un modo efectivo para solucionar el que con la escala tan amplia de la escenografía no se extraviara lo más importante, la interpretación de los actores y las actrices.
La dirección de Aidita Encarnación logra que cada integrante de un elenco tan amplio como el de este musical, tenga su momento para exponer su historia, su trasfondo y motivación para tomar ese vuelo.
Gerardo Ortiz, Tita Guerrero, Rafael José, Michelle Brava, Gisselle Ortiz, Wanda Sais, Magali Carrasquillo, Luis Obed, Jesús “Chuíto” Muñoz, Christian Laguna, Ricardo Laboy, Lara González Soler, Carlos Morales, Carlos Ferrer, Rafael Vélez, Radamés Medina, Rosabel Otón, Yeidimar Ramos, Aida Cuevas y Evelyn Rosario y Manny Manuel en su debut tetral, aportan su talento para ofrecer dos horas sin intermedio de entretenimiento actoral y musical.
El señor Ortiz es el pilar dramático de la obra cargando con el peso de los momentos más emotivos y demostrando sus quilates y veteranía en todas las áreas del arte escénico.
Gisselle Ortiz tiene a su cargo el momento musical e histriónico que mayores aplausos arrancó del público que llenó en su totalidad la Sala de Festivales la noche del estreno.
Y Manny Manuel sigue demostrando sus capacidades artísticas en su debut teatral al lograr caracterizar, sin caricaturizar, un personaje muy distante a su esencia.
A ellos se suma el cuerpo de baile de Gíbaro de Puerto Rico para añadir dimensión y expresividad a varios momentos de la pieza.
En un momento en el que el público puertorriqueño está asistiendo con evidente entusiasmo a las salas teatrales, apoyando cada vez más el género del musical, vale la pena elogiar al doctor Eric M. González, director de la compañía Gíbaro de Puerto Rico y productor de “La guagua aérea, el musical”; y a Aidita Encarnación, directora general de esta puesta en escena, por presentar una puesta en escena tan ambiciosa y apta para público de todas las edades.
Párrafo aparte merece Manny Trinidad, director musical, junto a los músicos que aportan la esencia de esta puesta en escena. Así mismo, el diseño de escenografía de José Manuel Díaz Soto, el diseño de luces de Pamela Maldonado y la coreografía de Carlitos Hernández.
“La guagua aérea, el musical” continúa presentándose para público general en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes de Santurce el 28 y 30 de octubre.