Johanna Rosaly y Jacobo Morales agradecen el privilegio de seguir “jugando” como actores
Esta pareja de artistas estelariza la versión para teatro del texto “Elsa y Fred”, que tan exitoso fue en el cine local e internacional.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Entre tantas frases que se encuentran en torno al amor y la edad, hay una que dice que no importa los años que tengas, cuando uno se enamora, se vuelve a sentir de 16. Esa chulería que llega con el romance no está ceñida a una etapa de vida en particular. Ciertamente no se experimenta igual en la juventud, adultez o vejez, pero se vive siempre con ilusión.
La historia de “Elsa y Fred” (2005), esa que en Puerto Rico se conoció en la versión argentina para cine, escrita por Marcos Carnevale y protagonizada por la legendaria actriz uruguaya China Zorrilla y el actor español Manuel Alexandre -ambos ya fallecidos-, es una cómica y profunda muestra de cómo es posible tener un nuevo acercamiento al amor cuando se es viejo o vieja.
Ahora esta historia vuelve a la escena local en versión para el teatro con la dirección del mismo Marcos Carnevale y la puertorriqueña Kisha Tikina Burgos. Como pareja estelar en los personajes de “Elsa” y “Fred” actúan dos figuras pilares de las artes escénicas, la actriz Johanna Rosaly y el actor, escritor y cineasta Jacobo Morales.
El primer llamado de la directora Cynthia Weisner fue a Jacobo Morales, quien aceptó con la anuencia de su esposa por 68 años, Blanca Eró. “Blanca me dice, ‘Jacobo, acéptalo’, y dije, pues vamos pa’lante’”, compartió. Luego siguió el contacto a Johanna Rosaly y una vez cada quien supo quién sería su pareja de escena, comenzó el deleite, sobre todo por la oportunidad que se les presenta de seguir sumando trabajos de relevancia a sus respectivas carreras.
“Ese es el privilegio, que a nuestras edades, 88 Jacobo, 74 yo, podamos seguir haciendo lo que él comenzó a los 14 años y yo comencé haciendo a los 9. Es decir, nunca hemos tenido necesidad u obligación de hacer otra cosa. Siempre hemos contado con el apoyo de la industria y con el apoyo del público y hemos podido vivir de lo que amamos, de lo que sabemos hacer”, agradeció la artista en entrevista desde el patio del Museo de Arte de Puerto Rico el pasado jueves, poco después de terminar un ensayo.
Somos gente que juega (players) y ese juego pretendo que me dure para siempre. A mí me van a tener que sacar con los pies pal’ frente de los escenarios. ¡Se murió la señora, bajen el telón, llévensela!
-Johanna Rosaly, actriz
Esta pieza trae a la vista del público varios temas relacionados a la vejez que a veces pueden parecer un tabú, como es la sexualidad, algo que para Rosaly, quien es activista contra el edadismo, es uno de tantos aciertos del texto.
“Sí están dispuestos a aceptar, ‘ay, es que son viejitos y se enamoran’, pero no se le ocurre pensar que puede haber actividad sexual entre estos dos ancianos, y sí hay eso, hay carnalidad, hay deseo. Que va a ser de otra manera de cuando la persona es joven, sí va a ser de otra manera, pero no deja de ser carnal”, afirmó la artista, luciendo con gracia y hermosura su cabello canoso.
Durante un tiempo, mientras sus padres estaban con vida, Rosaly asumió sus cuidados. Para entonces, como estudiosa y lectora voraz, tomó un curso en el Macklin Intergenerational Institute en Cleveland, Ohio, sobre Extreme Aging con el propósito de aprender sobre el manejo adecuado que debía llevar con sus padres. En el proceso también aprendió a aceptar la palabra vieja con agradecimiento.
“He decidido que la palabra vieja es una palabra hermosa. Yo me he ganado la vejez, me la gané viviendo, me la gané teniendo experiencias y no le permito a nadie que utilice la palabra vieja como un término peyorativo ni le permito a nadie que utilice la palabra joven como un halago cuando se refieren a mí, porque ese halago se puede traducir en un rechazo a mi condición verdadera, que es de vejez, por lo tanto, practico el activismo a favor de los viejos”, puntualizó la otrora periodista y presentadora de televisión.
La poca valoración a las personas ancianas, dijo, es un efecto de la prisa con que se vive en las sociedades contemporáneas. “Es una sociedad de inmediatez, es una sociedad de satisfacción inmediata, de consumo, entonces esos valores que la persona ha ido desarrollando al cabo de varias décadas de su vida -ya yo estoy en mi octava década, porque tengo 74 años-, pues ese proceso no es tan respetado, porque se piensa que el que tiene el dinamismo de la juventud, de los 18 años, de los 25, de los 35, ese es el válido, esa energía, esa vitalidad, pero hay otras vitalidades, hay otras maneras de estar vivos”, sostuvo Rosaly para seguido tomar como ejemplo a su compañero de escena.
“Jacobo es un hombre que tiene 88 años, que está clarísimo de mente, que está creando todavía, que tiene mucho que aportar. Que su ritmo es distinto, sí es distinto; en mi caso, pues no tanto, porque es que yo me enchufo en 220 por las mañanas, pero aún así llegan las seis de la tarde y tengo que recobrar el resuello, porque no es lo mismo. Quien me conoció a los 18, a los 25 o a los 35, dice, ya estás vieja”, comentó riéndose de sí misma.
Paralelamente con el romance entre “Elsa” y “Fred” hay unos subtemas que se desarrollarán con las actuaciones de Carlos Fonseca, Israel Lugo, Luis Gonzaga y Mónica Pastrana, quienes conforman el elenco. Surgen así realidades como el hijo que quiere controlar la vida del padre “porque tú estás viejo”, el hijo que cree que con dinero está cumpliendo con la madre, las relaciones con los ex cónyuges y la pareja compuesta por una mujer emprendedora y un hombre matenido o “mandulete”.
Este tipo de obra es muy edificante, muy positiva, tiene un trasfondo bien humano. Es una comedia aparentemente ligerita, pero con un trasfondo humano”
-Jacobo Morales, actor, escritor y cineasta
La pieza se presenta del 25 al 27 de agosto en el Teatro Tapia en el Viejo San Juan, y a partir del 1 de septiembre, en el Centro de Bellas Artes en Caguas. Boletos a la venta en Ticketera.