Ser madre de dos niños con condiciones especiales no ha sido impedimento para que la pintora Iris Nelly Ramos Rullán se entregue en cuerpo y alma a una pasión que le permite plasmar su esencia en cada lienzo.

Basta con apreciar la nitidez de un rostro en óleo, creado por sus manos, o quizá la hermosura del paisaje cotidiano que muchas veces pasa por desapercibido y, que se convierte en un reto para la artista juanadina de cabello ensortijado.

Para ella no existen mejores modelos que sus dos retoños, Juan Diego y Víctor Hugo, diagnosticados con autismo y síndrome de Down, respectivamente, y quienes transformaron la vida de esta fémina de 45 años; maestra de vocación y, virtuosa por inspiración.

“Tuve una niñez fabulosa, bien feliz. Estudié un bachillerato en Ciencias con especialidad en Educación Secundaria en Biología de la Universidad Católica. Ahí fue que conocí al pintor de Peñuelas, Israel Rosario Borrero, entonces, comencé a tomar clases informales con él y de ahí en adelante me encantó el arte”, contó Ramos Rullán de 45 años.

“Seguí trabajando de manera autodidacta, pero era un pasatiempo. Fui maestra de Biología por 14 años en el Departamento de Educación y en programas de adultos de la Universidad del Turabo. Mientras tanto, seguía pintando y aprendiendo. Luego comencé a conocer artistas y, con ellos, empecé a participar en exposiciones colectivas. Esa conexión con artistas… una cosa me lleva a la otra”, expuso la hija de Rigoberto y Ramona.

Fue la llegada de su segundo hijo, Víctor Hugo (de 6 años), el evento que marcó su decisión de quedarse en la casa y tomar lo aprendido para convertirlo en un modo de ganarse el sustento.

Autorretrato con uno de sus hijos.
Autorretrato con uno de sus hijos. (Isabel Ferré Sadurní)

“A Juan Diego (10) le diagnosticaron autismo cuando tuvo tres años. Ahí comienzan muchas situaciones, de ocuparme el tiempo en especialistas y en terapias. Luego, vino Víctor Hugo, con síndrome de Down y una condición cardíaca. De ahí en adelante decidí ocuparme más de ellos, pero gracias al arte tuve esa compensación de trabajar desde mi casa, pintando”, confesó.

Así, inició su faceta como artista plástica a nivel profesional, pues su impresionante talento llegó a muchas personas que comenzaron a pedirle que pintara retratos de sus familiares. Igualmente, daba talleres desde su residencia.

“Es difícil, por supuesto. El apoyo que tengo de mi esposo es bien grande. Cuando llega de trabajar le digo: ‘Tengo una semana para hacer un trabajo. Ya está todo listo; encárgate de los chicos’. Así es, día a día. Mientras él atiende a los chicos, yo me encierro a trabajar, por lo menos tres horas. Los atiende muy bien; es un superpapá”, dijo sobre su esposo Carlos Reyes; soldador y estudiante de escultura en mármol.

Aunque su temática gira, mayormente, en torno al retrato, Iris Nelly también se deleita con su obra paisajista.

Retrato de Lago Cerrillos.
Retrato de Lago Cerrillos. (Isabel Ferré Sadurní)

“Me encantan los paisajes, pero me gusta pintarlos en el lugar. Es una actividad que estoy haciendo desde, aproximadamente, un año antes de la pandemia. La primera vez que pinté al aire libre fue con mi papá; él murió. Luego, seguí yendo sola, pero como lo ponía a través de mis redes sociales se unieron varios compañeros artistas”, reveló la juanadina criada en el barrio Singapur.

“Hemos ido por toda la Isla. Era como se hacía antes. Es complejo, pero te llevas mucho aprendizaje, porque las luces cambian todo el tiempo, las cosas de mueven, hay mosquitos, hay calor, pero se aprende mucho y, también aprendo de los otros artistas al observarlos”, destacó.

Su esfuerzo fue premiado por el Taller de Trova y Música Folklórica de Juana Díaz; organización que la invitó a tomar un espacio en su escuela, ubicada en el sector Pastillito Prieto, donde ahora cuenta con una galería que bautizó como Punto de fuga.

“Era mi sueño. En la situación que tenía, era lo que mejor pensé que me iba a ayudar en mi vida. Tener un lugar donde pudiera trabajar, exponer, dar clases, ganarme un poco la vida y, aquí estoy. Sería la primera galería en Juana Díaz de un solo artista”, sostuvo en cuanto a la propuesta del maestro Virgilio Cruz.

La galería le sirve como taller de trabajo, lugar de exposición y lugar de enseñanza.
La galería le sirve como taller de trabajo, lugar de exposición y lugar de enseñanza. (Isabel Ferré Sadurní)

“Punto de fuga es un término del dibujo que significa el punto imaginario donde convergen las líneas paralelas para entonces poder representar en una superficie bidimensional, como es el lienzo, la realidad de tres dimensiones. Es como un efecto de perspectiva”, explicó.

“Me gustó porque es un poco simbólico. Quería que este lugar fuera como un punto de encuentro, donde las personas, cuando vengan a pintar y a disfrutar del arte, sea como un punto de escape. Aquí tenemos también un taller para que la gente se entretenga. No importa si la persona sabe o no pintar. Se les guía paso a paso”, manifestó la madre de Juan Diego y Víctor Hugo, de 10 y 6 años respectivamente.

Para detalles puede llamar al 787-361-6364 o acceder a: Iris Ramos en Facebook y, Pintora Iris Ramos en Instagram.