Helga Paris-Morales lleva su “piquete” boricua al Ballet Black Company de Londres
La bailarina fue contratada como artista junior para la temporada 2022/2023.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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La sangre puertorriqueña se hará sentir en los movimientos, en las expresiones y en todo el trabajo de la bailarina Helga Yarí Paris-Morales una vez se presente oficialmente como la nueva artista junior del Ballet Black Company de Londres para la temporada del 2022/2023.
La joven de 22 años se integrará al inicio de septiembre a esta importante compañía, Cassa Pancho’s Ballet Black, fundada en el 2001 con el objetivo de abrirle espacio a los bailarines y bailarinas negros y asiáticos dentro del arte del ballet, uno dominado históricamente por los talentos de tez blanca.
Tras años integrando The Washington Ballet, tanto como bailarina, coreógrafa y directora de un proyecto fílmico, esta boricua nacida y criada en la Isla hasta los siete años, fue contratada por un año en la compañía que conoció en su temprana adolescencia a través de una clase magistral con una bailarina negra. Fue la primera vez que se vió representada dentro del ballet clásico. Lo mismo experimentó este año cuando un coreógrafo africano miembro del Ballet Black -”uno de los primeros africanos que están entrando en espacios blancos de ballet clásico”- fue a dar una clase a The Washington Ballet y le dejó saber que había una plaza disponible en la compañía.
Helga Yarí llenó los requisitos de la plaza, asistió a la audiencia en Nueva York y allí mismo le otorgaron el contrato.
“Fue un momento espectacular”, recordó la bailarina el pasado jueves, horas antes de montarse en el avión que la regresaría a la ciudad de Washington D.C., a preparar su equipaje para su nueva etapa profesional.
“No quiero tener muchas expectativas, porque ni siquiera pensaba que iba a ser bailarina profesional, así que olvídate de estar como bailarina profesional internacional, pero sí sé que quiero convertirme en una bailarina diversa, que me pidas lo que sea y lo pueda hacer, aún si es ballet clásico, contemporáneo, moderno, porque creo que para las bailarinas de hoy eso es necesario”.
Para esta artista es primordial sentirse representada como persona, mujer, puertorriqueña, afrodescendiente y, aunque se reconoce “privilegiada”, porque no ha tenido experiencias gravemente discriminatorias por sus orígenes, no ha estado del todo exenta. Con el paso del tiempo, mientras maduraba su interés por ser una bailarina profesional, comenzó a notar cómo a veces no se le estaba evaluando por el talento, sino por el demográfico que representa.
“Yo entré a una academia bien chiquitita en Cincinnati, Ohio, en donde eso del racismo, de la discriminación, no lo veía. Yo era jovencita y para mí siempre iba a ser la única negrita, pero nunca tenía que ver con mi trabajo”, recordó. “La manera en que las compañías usan a los bailarines de color para poder tener esa diversidad, no necesariamente es para el beneficio de las personas. Es más para beneficiar a la organización, entonces eso es algo que he visto, que he estado pendiente, pero uno tiene que tomar todas esas oportunidades y sacarles el jugo y tener en mente qué es lo que estás haciendo y por qué, no perderte en el mundo del color y la discriminación”.
Como a los 12 (años), tenía maestros que los quiero mucho, pero sin querer me decían, ‘Wow nena, tú eres bien talentosa, qué tú vas a hacer, te vas a meter en compañías más urbano’, porque cómo es posible que pudiera ser exitosa en el ballet clásico, y aún así, estando en el mundo clásico por tantos años es verdad que no refleja mi arte, no me representa a mí”
-Helga Yarí Paris-Morales, bailarina
Reconoce, no obstante, que “muchas cosas están cambiando” como resultado de hechos de la historia moderna, como fue el asesinato del afroestadounidense George Floyd (2020) en un arrestro policiaco, inicidente que levantó una amplia discusión sobre el racismo en Estados Unidos.
“Nosotros hemos tenido que pelear para poder tener las zapatillas de punta de nuestro color, nuestras medias de color, sí he pasado un momento en donde el color de mi piel se ha convertido en un debate, o en algo político”, dijo sobre las luchas que ha dado la comunidad de bailarines negros y negras.
Recientemente la publicación digital Pointe publicó el artículo Por qué necesitamos diversificar el cabello en el ballet, en el que Lauryn Hayes narra el momento en que entró a una clase de ballet y de inmediato le advirtieron que su textura de cabello -en ese momento con un recogido de trenzas-, no era apropiado para la estética del ballet, una que tiene su raíz en el estilo eurocéntrico, según se detalló. En una movida a favor de comenzar a normalizar las distintas texturas de cabello, la bailarina Daphne Lee de Dance Theatre of Harlem ha procurado crear versiones de los peinados requeridos por las compañías de ballet adaptados a su cabello rizado.
“En el mundo del ballet clásico lo que hacemos es que reciclamos muchas historias viejas, o sea, los ballets clásicos, que son bien icónicos, bien famosos, que los adoro, es mi base de entrenamiento y el comienzo de mi pasión con el baile, esos son cuentos de 500 y 600 años atrás y no tienen nada que ver con la cultura de la mayoría de la población. Entonces, ir a una compañía que cada ballet que hacen es una historia nueva a base de la experiencia humana que estamos pasando, eso para mí es sumamente importante y es realmente lo que me llena”, subrayó la artista con familia en San Juan y Humacao.
A mí me ofrecieron muchas oportunidades, porque entiendo que podían confiar en mí y en mi talento, pero también sentía que era la negrita del premio”
-Helga Yarí Paris-Morales, nueva artista junior de Ballet Black de Londres
Exhibir el origen afrolatino a través del baile aún es un “experimento” para esta simpática joven. Sabe que el movimiento corporal o el body language es una forma de comunicación ancestral a veces más fuerte que las palabras. Su manifestación más cercana de lo que ella representa lo hizo en la Isla, en el 2019, en un evento para la firma Animus, para la cual creó un bomba-ballet.
Usó la falda de bomba, las zapatillas y ejecutó los pasos de ballet con “piquete”.
“Yo prefiero moverme en una manera más contemporánea, más amplia, tener más diversidad de ritmo, de movimiento, no solamente las poses son quinta, sexta, primera, segunda, que son las posiciones básicas del ballet clásico, que es lo que te trae a toda la técnica, también se puede mover en diferentes lados y no solamente es cuatro por cuatro, también puede ser un ritmo español, un ritmo de plena, eso me llena”, puntualizó.
Como parte de la actividad artística que realizará junto con Cassa Pancho’s Ballet Black, esta boricua participará de múltiples eventos de ballet clásico, ballet neoclásico y bailes contemporáneos, trabajando mano a mano con “coreógrafos de todas partes del mundo”. Esa experiencia multicultural la llevará a descubrir -desde su talento- los escenarios de Europa.