“Fronte-ras” busca romper con los estigmas de los residenciales
La pieza teatral escrita por el líder comunitario Orlando Merced buscar realzar el mérito de quienes forman esta colectividad.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Llevar el mensaje de unidad entre los residentes del residencial público y las comunidades aledañas, así como resaltar sus valores por encima de todo estereotipo, forma parte del propósito de la pieza teatral Fronte-ras, que estrenó el 9 de noviembre en el Teatro Arriví, en San Juan, y que tiene la encomienda de repetir en diversos escenarios de Puerto Rico.
Con un elenco compuesto por residentes de diversos residenciales públicos del área metropolitana, la puesta en escena presenta las dinámicas de la vida cotidiana de esta colectividad, con sus luchas, sus sueños y los prejuicios contra los que luchan continuamente.
“La gente que viene de otros lugares no se atreve a entrar al residencial por el estigma que tenemos, de cosas que pasan, pero nosotros con esta obra tratamos de cambiar eso”, mencionó el escritor de Fronte-ras, Orlando Merced, líder comunitario del residencial Ernesto Ramos Antonini hace 20 años. “Hay gente que no va al residencial. Esa integración en muchas partes de Puerto Rico no existe, y el mensaje que estamos llevando a la gente es que, le dejamos saber, que nosotros somos igual que la gente que vive en la comunidad, o sea, en nuestra comunidad vas a encontrar tienditas, supermercados, vas a encontrar todo lo que puedes encontrar en una urbanización, y gente buena”, enfatizó.
“En los residenciales hacen actividades todo el tiempo para la gente de la comunidad. Se hacen muchas cosas buenas que no salen a la luz, muchas veces porque no tenemos cómo difundida. Queremos que la gente de la urbanización pueda integrarse”, añadió en cuanto a la intención de la pieza que responde al esfuerzo de la Administración de Vivienda Pública, y que también cuenta con talento del Residencial El Prado, Residencial San Fernando, Residencial Jardines de Sellés y del Residencial Manuel A. Pérez.
La trama presenta la historia de “Tomasa”, quien reside en una urbanización y suele criticar a quienes viven en residenciales. Pero su vida da un giro cuando una crisis familiar y económica la llevan a vivir, precisamente, en un residencial, lo que la hace descubrir la visión equivocada que tenía antes de formar parte de esta comunidad.
Merced compartió que para la puesta en escena dirigida por Ramón “Moncho” Conde se inspiró en las vivencias de una amiga. “Tomasa Rodríguez es la líder comunitaria del residencial Jardines de Monte Hatillo”, mencionó sobre el hecho real. “Ella tenía negocios en el Hipódromo. Era una señora que, económicamente, estaba bien acomodada. Su marido, me cuenta ella, que era apostador. Entonces lo perdió todo, apostando. Termina viviendo en el residencial”, detalló. “Es todo lo que ella me cuenta, de que nunca se vio viviendo en un residencial público por cuenta de su marido, que la arruinó, prácticamente, y se da cuenta de que las cosas son diferentes”.
Amanda Conde es la que da vida al personaje de “Tomasa”. “Me identifico bastante con ‘Tomasa’ porque estoy entrando reciente al residencial. Yo vivo en San Fernando, pero yo llevo como dos años nada más. Toda mi vida ha sido de urbanización”, resaltó la también hija del director, quien manifestó que ha atravesado por una experiencia similar a la de su caracterización. “Desde el día uno, los que me rodean, mis amistades, mi propia a mamá, al no ser de residencial, desde el día uno, tú dices ‘vivo en el residencial San Fernando’ y (la reacción es) ‘¿tú vives en San Fernando?, y ¿se puede entrar tranquilo?, ¿cómo hay que hacer?, ¿tengo que bajar los cristales?, ¿tengo que tener cuidado?’, y dentro de todo, a uno le duele”, confesó con decepción, y compartió su experiencia positiva. “Nada de lo que dicen afuera se ve. Es todo tranquilo. Nadie se mete con nadie. No se ve ni siquiera, por lo menos en mi caso, no se ve por lo menos lo de la calle, la gente vendiendo drogas, que en la esquina están vendiendo, nada de eso”, afirmó enfática.
Margarita Rodríguez es la encargada de representar a “Merry”. “Es esta chica superextrovertida, la amiga que todos en el residencial conocen y que también es piquerona y bochincherita. Le gusta llevar y traer información. ‘Tomasa’ me pide siempre favores y me ayuda con pesitos por el lado”, describió la también coreógrafa, quien vive en el residencial El Prado. “Es un personaje que amo y quedo adoro. Me gusta mucho porque me deja demostrar con mucho respeto cómo hay personas en el residencial así”, resaltó, y como Merced y Conde, compartió su complacencia en llevar esta cara de los residenciales para romper con ideas equivocadas que han prevalecido por años.
Merced, a su vez, enfatizó en la seguridad que prevalece en los residenciales como norma. “Allí nadie te va a preguntar para dónde vas”, sostuvo con firmeza, y aclaró que como en muchos otros lugares, “en un residencial público tú no tienes nada que buscar a las 12:00 de la medianoche, ¿cierto o falso?”.
La obra teatral realizada por JCM y Asociados, a cargo del productor Javier Cosme, cuenta con un elenco de 27 actores que incluye 12 niños. Nelson Figueroa, Naomi Marrero, Ivana Colón, Angel Santiago, Joel Beltrán, Carmen Berríos, Yarvin Aponte, Ilahy Aponte, Jayli, Wyatt Carambot, Kendra de la Cruz, Xioanetsy de la Cruz, Lenieliz del Valle, Aleaniz del Valle, Emily Maldonado, Leira Rodríguez, Zoelis Dávila, Paola Pérez, Luis Sánchez, Alayla Sullivan, Kamils Ríos y Michael Calderón forman parte de la puesta en escena que contempla más presentaciones pronto.
El cuerpo musical está compuesto por pleneros del Residencial Ernesto Ramos Antonini. La obra también cuenta con un cuarteto del Conservatorio de Música de Puerto Rico, dirigido por el profesor Bayoán Ríos Escribano.