Veinticinco años de carrera ininterrumpida en el teatro y el cine para televisión es bagaje suficiente para colocar al actor Ernesto Javier Concepción en cualquier escenario local o internacional. Y aunque no se niega a las oportunidades que puedan sumar a su trayectoria, el haber fraguado la carrera desde la patria puertorriqueña tiene para él una raíz más íntima que profesional.

“Nunca he estado cerrado a hacer cosas fuera, pero para mí siempre ha sido importante trabajar desde aquí”, afirma el intérprete, de 45 años.  “Tengo familia, tengo un hijo pequeño (de ocho años), ya crié la grande (de 28), o sea que también depende de la visión de la vida de la gente. Para mí es importante estar también en otros roles y pues, se ha decidido estar aquí”.

Reconoce que las ocasiones en que ha tenido que separarse por un par de meses de su esposa o de su hijo, se afecta en lo emocional. “Para mí no son fáciles esos despegues”.

“He tenido compañeros que se han ido a Los Ángeles; mi papá estudió en NYU (New York University) y nosotros estuvimos una temporada en Nueva York en lo que él hacía su maestría y tengo una hermana que vive en Nueva Jersey, o sea que tengo familia (fuera); mi primo segundo, que es Lin-Manuel Miranda, ha tenido un éxito fabuloso en Broadway, pero yo estoy aquí”, sostiene.

Siendo hijo del actor, director y productor teatral Ernesto Concepción (1943-1999), no estaba dada su incursión en las artes escénicas.

Cuenta Ernestito, como también le llaman, que en su etapa adolescente se cuestionó una y otra vez si realmente la actuación era su vocación. Inclusive no estudió en la Facultad de Drama de la Universidad de Puerto Rico, “y debí haberlo hecho”, admite.

“Yo estudié ciencias sociales y humanidades, pero cuando comencé a trabajar con gente como José Caro, Jorge Castro y comenzamos a compartir la pasión por el trabajo, como que se comenzó a cuajar más claramente que eso podía ser una vía y en mi caso, legítimamente mía. Por otro lado, tuve un papá muy bueno en ese aspecto de dejarme quieto y respetar mi proceso”, rememora.

La diversidad de personajes recogidos en su curriculum vitae le complace. Tiene recuerdos gratos de las puestas en escena de “Romeo y Julieta”, “Nine” y “Las conquistas de Norman”, pero advierte que a veces el cúmulo de trabajos que realizan los actores y actrices, por necesidad por el reto que representan, a veces atenta contra lo que se presenta en las tablas.

“Es bueno porque te obliga a desarrollar un trabajo en poco tiempo, pero a veces no lo es porque no se completa un proceso descansado y profundo en piezas que lo merecen”, opina.

Concepción se presenta este viernes en el Centro de Bellas Artes de San Juan con la comedia dramática “El hijo de pu%@ del sombrero”, que estelariza junto con la actriz Yamaris Latorre. La obra del dramaturgo y guionista nuyorquino Adly Guirgis sacó al actor de un descanso voluntario para encarnar a “Johnny”, un expresidiario de ascendencia puertorriqueña que reincidirá en su amor de toda la vida, “Verónica” (Latorre), para encaminar su vida.

“Creo que el público se merece exponerse a proyectos como este, comedias dramáticas en las que la risa esté sustentada en una realidad dramática que aspira a decirnos algo y nos obliga a pensar y a cuestionarnos”, expone.

Concepción busca siempre una conexión con los personajes que decide abordar y con “Johnny” le pasa que lo supera en algunos aspectos.

“Los personajes te cuestionan y me he dado cuenta que en muchas instancias ‘Johnny’ es mucho más honesto que yo”, declara el también compañero de escena de Junior Álvarez, Denise Quiñones y José Brocco.

La pieza se presentará este viernes y sábado, a las 8:30 p.m., y el domingo, a las 5:00 p.m. Continuará el primer fin de semana de marzo.