“Cuatro. Un musical”, una obra que llegó y debería quedarse
El dramaturgo Miguel Rosa López armoniza extraordinariamente cuatro historias de la diáspora con un elenco de talentos jóvenes y experimentados que, literalmente, lleva al público a viajar.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Desde que se entra al vestíbulo del Teatro Francisco Arriví, en Santurce, se percibe un ambiente de viaje. Los ujieres visten de asistentes de vuelos, hay maletas para posar con ellas y letreros que indican dónde hacer el check in.
Ya en el interior de la sala, una amplia pantalla de fondo anuncia las rutas y horarios de vuelos, lo que advierte que en cualquier momento el avión va a despegar o tal vez, a llegar.
La obra “Cuatro. Un musical” que presenta el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) es realmente un viaje a los sueños, a las emociones y a la esperanza. El dramaturgo Miguel Rosa López entrelaza de forma extraordinaria cuatro historias de la diáspora puertorriqueña que coinciden en el aeropuerto internacional John F. Kennedy en Nueva York, todas con un destino común: Puerto Rico. Y aunque el amor por la patria y la cultura puertorriqueña están presentes de mútiples formas -música, lenguaje y elementos visuales-, no es el tema exclusivo de la obra.
A través de un elenco bien escogido de actores y actrices jóvenes y otros experimentados, el autor transporta al público a historias que abordan la amistad, el amor, la orientación sexual, el matrimonio y sus crisis, el embarazo, el sueño americano y la realidad previa al éxito en Hollywood. Son historias que se cruzan maravillosamente en la espera de aviones, logrando un balance entre comedia y drama que mantiene cautivo al público de inicio a fin. El cineasta Jacobo Morales fue uno de los que la disfrutó plenamente en la función del domingo en compañía de su esposa Blanca Silvia Eró. Igualmente lo hizo la actriz, cantante y exreina de belleza, Denise Quiñones, junto con sus padres.
El destaque de los talentos jóvenes, como son Luis Obed Velázquez, Amanda Rivera, Radamés Medina, Michelle Alves, Yeidimar Ramos y el niño Alfonso Roque (responsable de entretejer la historia) es la gran sorpresa de “Cuatro. Un musical”. Son talentos versátiles, que cantan, actúan y bailan con un nivel de compromiso y pasión que, al lado de maestros del teatro, como la chispeante Magali Carrasquillo, Ernesto Concepción y Aidita Encarnación, lucen igual de grandes. Verlos en escena despierta la esperanza para el teatro nacional.
El montaje escénico es otro gran acierto. La producción logró aprovechar el espacio y por medio de tecnología y piezas movibles -bancos de asientos, paredes falsas- logran una ambientación que conecta con las emociones que conlleva cada escena. La iluminación, asimismo, armoniza con todo lo ocurre a lo largo del primer y segundo acto.
Se suman otros valores importantísimos: La música en vivo dirigida por Juan Carlos Rodríguez enriquece cada uno de los temas del diverso repertorio. Escuchar a Aidita Encarnación es un deleite dondequiera que sea, e igualmente observar a Ernesto Concepción actuando, bailando y cantando, es una grata sorpresa. Buen trabajo de Michelle Brava en los arreglos vocales y del ensamble integrado por Pranjaal Luna’rai, Christian Laguna, Javier Iván Maldonado y Luz Marina Cardona.
“Cuatro. Un musical” es una producción artística que debería aterrizar, a modo de residencia, en el teatro Francisco Arriví. Es una pieza para mirarnos, celebrarnos y reflexionar sobre cómo llevamos la vida desde la realidad que nos toca, sea desde Puerto Rico o desde cualquier otro destino en el mundo.
Mientras, este sábado, a las 8:00 p.m., habrá una nueva función. Boletos a la venta en PRticket.