Contra viento y marea la Fundación Nacional para la Cultura Popular
El espacio se ha mantenido funcionando por los pasado 25 años.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Los retos han sido duros, tan duros como los cimientos que sostienen la antigua estructura -privada- que alberga la Fundación Nacional para la Cultura Popular en medio de la calle Fortaleza en el Viejo San Juan.
Pero qué bueno que sigue ahí, protegiendo la historia de todo aquello que se cobija bajo el concepto de cultura popular. Ya son 25 años de labor para levantar y sostener este bastión único en la Isla donde se encuentran fotografías, documentos, obras de arte, memorabilia, biografías, elepés, cedés y hasta piezas de colección de decenas de figuras de las artes, el deporte y la cultura puertorriqueña en general.
El periodista Javier Santiago asumió esa encomienda y aunque a veces luce abatido por los desafíos económicos y burocráticos que se le presentan como director ejecutivo de la Fundación, es mucha más su satisfacción cada mañana, cuando abre las puertas de lo que ya es su gran legado al País.
“Nosotros llevamos 25 años de trabajo contra viento y marea”, afirma orgulloso.
Los casi dos años de pandemia, como al resto del mundo, trastocaron la actividad diaria y las finanzas de la organización sin fines de lucro, no obstante, ha procurado ocupar el tiempo en potenciar la visibilidad de la Fundación en la Internet, y en otras tareas para la creación de nuevos proyectos y ofrecimientos.
“Nosotros nos hemos estado bandeando porque nosotros hicimos muchos ajutes. Este es un espacio que no cuesta tanto, porque lo hemos hecho concienzudamente, conservando los gastos”, indicó.
La continuidad de los servicios y proyectos, sin embargo, ha sido posible por el apoyo que recibe la organización a través del Fondo Flamboyán para las Artes, que otorga la fundación Flamboyán conjuntamente con el laureado dramaturgo y compositor Lin-Manuel Miranda.
Un proyecto que Santiago tenía previsto inaugurar este año con motivo del 25 aniversario es la biblioteca, aún así continúa trabajando en ello, ahora con la intención de tenerla lista para el nuevo año.
“No hemos perdido el tiempo, no nos hemos detenido. Estamos digitalizando. Hemos reforzado la presencia en Internet. En los días de la pandemia trabajamos en la puesta al día de las biografías, que estamos ahora en otra etapa, pero hemos hecho también la entrada de la tienda en Internet”, detalló.
Igualmente ha reactivado algunas de las actividades que son tradición en la Fundación como las presentaciones de libros, la selección una figura abanderada, que este año fue la extraordinaria actriz Luz María Rondón y el Encendido de la Navidad dedicado a Los Cantores de San Juan junto con el Hogar La Providencia. El “Atardecer navideño”, que por los pasados cinco a seis años, realiza el cantante Danny Rivera desde uno de los balcones, no fue posible debido al aumento en los contagios del COVID-19 y sus variantes.
“Hay que ver la posibilidad de que nosotros sigamos trabajando hermanamientos con otras organizaciones”, apuntó el historiador cultural como parte de los esfuerzos para garantizar la sostenibilidad de la Fundación. “Creo que el País no se ha dado cuenta de que nosotros, el tercer sector, tenemos ese impacto social tan grande, que el Gobierno no importa, porque si nos ponen las trabas que nos ponen, a la larga no importa, porque los gobiernos duran cuatro años, pero el trabajo se queda”.
Otros proyectos que pudieran ver la luz este año es la publicación de la poesía negroide de Tite Curet Alonso y “una exposición de las 25 selecciones que hemos hecho de las producciones del año más sobresalientes, porque eso es una muestra del trabajo de la industria discográfica del País, que cuando comenzamos era de las multinacionales y ahora es el producto independiente el que domina”, destacó.
Entre tantas proyecciones, Santiago también compartió el interés de llevar el teatro a la Fundación. “Queremos integrar monólogos de teatro, queremos el teatro de títeres, queremos muchas cosas, porque el espacio hay que usarlo, es un espacio privilegiado”.