Comunidad teatrera de Ponce observa con esperanza y escepticismo la reapertura del Teatro La Perla
Técnicos, actrices y profesoras no confían en que los trabajos de restauración estarán listos en un año.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Ponce. - Raúl Dones Maldonado observaba por un cristal empañado desde el interior del vestíbulo del Teatro La Perla en Ponce cuando este diario se presentó. Él sabía con anterioridad que tendría una jornada extraordinaria dentro de lo lenta y solitaria que se convirtió su actividad laboral desde que esta importante sala para las artes escénicas cerró las puertas en el 2017 debido a los daños ocasionados por el hurcán María, y aunque en el 2019 volvió a abrir, fue tan poco el tiempo, que parece no contar para él ni para su único compañero, el director técnico, Félix Juan Torres Ortiz.
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Dones Maldonado es tramoyista del segundo teatro más antiguo de Puerto Rico. Le ha dedicado 32 años de su vida, y como él, también su esposa y sus descendientes quedaron cautivados por el arte teatral.
Apenas se le preguntó a este obrero del arte cómo se pasan los días en un espacio que cada día aumenta su deterioro, y las lágrimas parecían ahogarle los ojos, mientras la voz le temblaba.
“Difícil, bien difícil; hemos estado aquí ya casi para cuatro años, esperando que lo restauren, lo arreglen; ayudando a los arquitectos, a los contratistas, a los directores, dándole información de lo que está pasando en Puerto Rico en cuanto al teatro, porque yo corro distintos teatros; he tenido que moverme a Juana Díaz a hacer funciones, a Bellas Artes (de Santurce), trabajo con distintas compañías, porque lo de nosotros es esto, el teatro, esta es nuestra vida”, manifestó.
¿Qué significado tiene para usted este teatro?
- Es mi vida, mi vida, no tan solo la mía, sino de mi familia también.
Dones Maldonado no escondió su frustración ante el administrador municipal, Francisco Rodríguez Alier; el arquitecto Juan Carlos Santiago, ni el director del Departamento de Cultura Municipal, Jorge Alberto Figueroa. Tampoco lo hizo su compañero Torres Ortiz. En ambos era notable la desilusión después de escuchar por tanto tiempo a empleados municipales, contratistas, arquitectos y otros, y aún no tener una fecha definida para la reapertura del teatro.
La proyección de una reapertura en un año pareció ser una fantasía para sus oídos. “Pasan días y días y no hay una fecha; lo que yo quisiera saber es la fecha de apertura del Teatro la Perla. ¿Cuál es la fecha de apertura? Ésa es la pregunta. Se supone que abriera el 1 de abril del 2023 y eso no va a ocurrir”, afirmó el tramoyista antes de iniciar un recorrido por el teatro oscuro, con poca ventilación y con el olor característico de un espacio que ha estado cerrado por largo tiempo.
Tenemos un compromiso, no moral, sino espiritual de estar aquí hasta que esto se abra, por lo menos yo tengo ese compromiso”
-Félix Juan Torres Ortiz, director técnico
Sobre los daños señalados por la administración municipal, como las filtraciones de agua a causa del huracán María y los efectos que esto ocasionó en el empañetado de paredes y techos interiores, aires acondicionados, alfombras, butacas (1,047) y equipos técnicos, Torres Ortiz fue aún más puntual al señalar las necesidades prácticas para el funcionamiento de la sala. Mencionó así los sistemas de luminarias y sonido, los cuales están inservibles, o al menos no se encienden hace un mínimo de dos años, y el sistema computadorizado “spiralift”, que permite agrandar o reducir el tamaño del escenario. Todo esto, de acuerdo con el arquitecto Santiago sería cubierto con los fondos otorgados por FEMA ($2.2 millones) y con otro millón de dólares que se gestionan bajo el CDBG (City Revitalization Program).
“El cortinaje ya está, se puso hace dos años como parte de los fondos de una primera etapa que hubo”, dijo el director técnico, quien ha reclamado a través del tiempo que se nombre un director o directora que sirva de enlace entre quienes están a cargo de dirigir el proceso de restauración y la comunidad artística/técnica. “Ese cortinaje no está colocado, porque tomamos la decisión de asegurarlo contra el polvo y está en el escenario a una altura específica, protegido”.
“Para nosotros es un templo”
Para las actrices Maddy Rivera Caraballo y Lissette Rodríguez Avilés, el Teatro La Perla fue su escuela y taller de trabajo en el arte escénico. Ambas coinciden en nombrarlo su templo.
“Desde los 16 años he venido a trabajar a este teatro como actriz y directora de teatro. Desde que estaba en la universidad. Este es mi templo dentro de mi quehacer teatral y dentro de mi profesión”, afirmó Rodríguez Avilés.
Tanto Rivera Caraballo como Rodríguez Avilés trabajan con la juventud ponceña y de otros pueblos cercanos, interesada en el teatro. La primera lo hace a través de distintos programas que gestiona para mantener vivo el arte teatral en la zona, y la segunda desde la academia, como profesora de teatro en la Pontificia Universidad Católica de Ponce. Para ellas, el prolongado cierre del Teatro La Perla les frustra no solo como actrices sino también como modelos que son para una generación que aspira a que algún día suba el telón de la principal sala de la zona sur de la Isla y poder ejecutar desde ese escenario.
“Puedes tener muchos talleres, puedes desarrollar muchos proyectos, pero en la ciudad te cuesta encontrar dónde llevar a estos jóvenes a que puedan presentarse, y si tenemos una sala como es el Teatro La Perla, que es uno de los más importantes del País, a puerta cerrada, cómo vamos a motivarlos a ellos, que ellos sepan que hay esperanza, que ellos también van a poder actuar aquí como lo hicimos tantos de nosotros”, lamentó Rivera Caraballo, quien ha sido vocal en la gestión de reclamar la reapetura del teatro como otros espacios, aún cuando ha tenido repercusiones negativas por parte de la administración municipal, según dijo.
“Estamos prácticamente sin techo y estamos buscando espacio donde poder hacer nuestro trabajo; tuvimos también un café teatro que ya no existe, así que eso representa que tienes que ser bastante creativo para poder seguir sobreviviendo. Nosotros somos parte de la fuerza laboral de este País; somos artistas, hacemos teatro, hacemos este arte precioso, pero vivimos de esto también. He impulsado proyectos para la ciudad con ese carácter de teatro para poder tener una oferta, y tengo un proyecto, Teatro Bajo las Estrellas, que lo corremos en el patio interior del Museo de la Música en Ponce, el Instituto de Cultura Puertorriqueña abrió las puertas para eso, y allí hacemos Noches de Teatro, conciertos; aquí, frente a las escalinatas de este teatro, tenemos un concepto, Antesala, y se llama así, porque es la antesala a lo que esperamos sea la apertura de este lugar, que para nosotros es un templo, y por eso es tan importante que las puertas de este teatro abran”, subrayó.
“No es real”
La dramaturga, profesora y directora de la Oficina de Extensión Cultural de la Pontificia Universidad de Católica de Ponce, Rosita Archevald Zayas, reconoce que si fuera a montar una de sus obras o alguna con sus estudiantes, el Teatro La Perla no sería una alternativa por un tiempo indefinido. Es así, porque toma con gran escepticismo la proyección de una reapertura a un año a partir de febrero, cuando iniciarían los trabajos por parte de la firma JM Caribbean.
“Me parece que va a tomar tiempo, porque ese presupuesto depende de otros para que llegue. Si abren fantástico, lo celebro, pero me parece que no es real, porque eso se dijo hace varios años; que iba a tardar un año, que iba a tardar dos años y a este momento no ha pasado nada y sabiendo lo que siempre pasa, políticamente hablando y en términos económicos, pues pienso que no es real. Ojalá y sea verdad. Si es así, lo voy a celebrar y agradecer, si no, seguiremos en la lucha”, apuntó Archevald Zayas.
La académica consideró que, además de los daños a la estructura por fenómenos naturales, hay una laxitud y política envuelta por parte de quienes dirigen la gestión de la restauración. “No hay una información concreta ni para los técnicos que están aquí ni para la gente que hacemos aquí, y esto es un patrimonio del pueblo. Creo que uno tiene cierto derecho a saber qué está pasando. Lo único que espero es que no haga su apertura un año político, un año de elecciones, porque no quisiéramos que fuera así”, puntualizó la profesora.
Falta saber si la promesa de volver a ver este teatro abierto termina siendo un drama con un final feliz, o una farsa.