Adria Cruz A lo boricua, pero sin “ay, bendito”
En el libro se compila una selección de las columnas de Treinta y tantos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Si está en su casa, hablar con ella incluye escuchar arrumacos para Ulises, Edipo o Aquiles, sus gatos, a los que Adria Cruz expresa cariño sin restricciones. Para los lectores de sus columnas en Primera Hora, sin embargo, el cariño no viene en arrumacos. En esos textos se evidencia una preocupación por Puerto Rico que va más allá de caricias superficiales.
“En términos generales, desde que empecé a escribir, he reclamado la falta de respeto para las mujeres, la violencia doméstica... He tratado de no dejar pasar las cosas”, manifiesta la autora de Cien de treinta y tantos, libro que se presentará esta noche en el Taller de Fotoperiodismo, en Puerta de Tierra, y mañana, jueves, en Plaza Las Américas, en Hato Rey.
“Yo a (el actor) Osvaldo Ríos no le dejé pasar ni una; me importó muy poco que fuera un galán y esas tonterías”, añade.
En el texto, disponible en las librerías locales, Adria Cruz recoge muestras de un corpus de cientos de ejemplares de la columna Treinta y tantos que publicó en este diario. Actualmente, la periodista mantiene la columna Pregunto yo, en un formato mucho más breve.
Se trata de opiniones no sólo de ese tema, sino de asuntos de actualidad sobre los que la subdirectora del periódico pone su mirada para ofrecer lecturas que en muy pocas ocasiones coinciden con las de colegas, analistas o académicos. Quien halle ay, bendito boricua en las columnas de Adria puede incursionar en la exégesis.
La forma también es desafiante. La ironía y el humor se expresan en un lenguaje tan claro que raya en el inglés fonético sin vergüenza ni guille, porque a la autora tampoco le afecta reconocer las áreas del saber en las que es ignorante. Además, habla sin pena, pero sin orgullo exagerado, acerca de su origen en la pobreza económica.
“Garra y gracia: las armas de creación masiva de Adria Cruz”, resume la escritora Ana Lydia Vega en la contraportada del libro. El lector, entonces, queda acorralado en la reflexión.
“Las cosas hay que llamarlas como son. Ser mujer, negra, latinoamericana, soltera, gorda... Hay muchas cosas que tengo en cuenta, que pudieran ser objeto de discrimen o de bulin. No me asusta. Siempre recibo fídbac positivo. También me ha costado unos cuantos insultos, pero a mí eso no me importa”, explica Cruz.
La satisfacción más significativa que ha tenido la graduada de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR) es observar que su voz ha impactado a más de una generación.
“Muchos de los temas que traté siguen vigentes y eso me causa dos cosas: por un lado, la satisfacción de la vigencia y, por el otro, la preocupación de qué nos pasa, que pasaron (13) años y sigue siendo lo mismo”, analiza la periodista, quien confiesa que casi nunca queda satisfecha con sus textos y que la redacción suele ocurrir la noche antes del día de publicación (jueves).
“También (me llena) ver que el proceso de la columna fue natural, que maduró conmigo, y que su origen fue tan humilde como el mío”, destaca la ponceña.
De lo lait a lo jebi
Y es que Treinta y tantos “nació” en 1997 en la revista Por Fuera, en la que Cruz denunciaba, desde su experiencia, las dificultades que la sociedad moderna impone sobre las mujeres que llegan solteras a los 30 años.
Luego, la columna se trasladó a la página editorial, por lo que, poco a poco, los temas sociales se fueron ampliando. Los políticos, las instituciones y otros responsables de gran parte de los problemas colectivos comenzaron a sentir más fuerte el aguijón verbal de Cruz.
Así, a su público se sumaron lectores menos asiduos a la ironía. Uno de ellos fue un alcalde de Loíza que circuló un comunicado de prensa en el que la insultaba tras la publicación de una columna en la que la autora aludía a la “negativa al progreso” de los residentes de Loíza, en momentos en que se planeaba allí un desarrollo hotelero.
“Decía que yo había tratado a los loiceños con racismo. Lo llamé para explicarle que la columna era irónica. Se puso furioso y me insultó, y le dije que lo lamentaba, pero que le faltó la inteligencia mínima.
Ya hice las paces con eso, con que siempre haya quien no entienda la ironía”, cuenta la también guionista de cine certificada.
Un “profe” fanático
Pero hay otros a quienes este efecto les fascina, como a Luis Rafael Sánchez. El escritor boricua le escribió el prólogo al tomo luego de años siendo el fanático al que, por pachó, Adria le ignoraba las llamadas.
Es que, cuando era universitaria, Cruz iba a versionar uno de los monólogos de los Quíntuples de Sánchez, y él, que era profesor en ese entonces, no se lo permitió, relata la autora.
“Yo tan próper y tan ingenua, y él me pasmó”, acota.
Consciente de que su libro se une al conjunto de reflexiones que tienen como propósito generar cambio social, Adria Cruz se aleja del pesimismo al hallar avances en ese sentido.
“Sí, ha habido unos cambios para bien. Las voces moralistas que había hace 10 años ya no tienen la fuerza que tenían y eso a mí me parece maravilloso”, establece justo antes de que Ulises, Edipo o Aquiles planten los talones en su regazo.
Cien de treinta y tantos contó con la edición de Farasch López Reyloz, tiene 219 páginas y es una publicación de Editorial Primera Hora.
No te la pierdas
Tienes la oportunidad de conocer a Adria Cruz en las presentaciones de su libro. Hoy, miércoles, la cita es a las 7:00 de la noche en el Taller de Fotoperiodistas, en Puerta de Tierra. Mañana, jueves, es en Plaza Las Américas, en Hato Rey, con la animación de Carola García y Alexis Sebastián.