Actor Josean Ortiz le da vida a la “Isabel, la negra”
El actor se mete en la piel de la madame del prostíbulo más famoso de Puerto Rico.
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Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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Las compañías Edfikar y Amigos del Corralón presentan “La última plena que bailó Luberza”, una adaptación teatral del director Josean Ortiz basada en el cuento del escritor puertorriqueño Manuel Ramos-Otero.
La obra cuenta con las actuaciones estelares de Jerry Segarra y Josean Ortiz, como “Isabel, la negra”, quienes se presentarán hoy, 4 de julio, a las 9:00 de la noche, y mañana, domingo, a las 4:00 de la tarde, en el café teatro Proscenium, en la calle Isabel esquina Marina, en Ponce.
“La última plena que bailó Luberza” es un viaje imaginario al último día en la vida de Isabel Luberza Oppenheimer, mejor conocida como “Isabel, la negra“, quien entre 1930 y 1974 fue la dueña y madame del prostíbulo más famoso de Puerto Rico, localizado en el barrio Maragüez de Ponce. Su nombre y el de su negocio, Elizabeth’s Dancing Club, forman parte del folklore puertorriqueño.
“¿Por qué Isabel, la negra? Supervisora de prostíbulos, ofertora de caridades, dueña de propiedades y cuentas bancarias: nada hay en todo esto que justifique la fama imperecedera, el salto de la anécdota local a las proporciones de la leyenda. Pero si las cosas quedaran ahí la historia sería una serie de escenas previsibles. Lo cierto es que Isabel, la negra ha adquirido las medidas del mito, y eso se debe a que su vida rompió los esquemas de una cultura patriarcal en transición hacia una modernidad traumatizada. Que una mujer negra haya logrado crear un emporio comercial mientras conectaba, a través de cuerpos y apoyos financieros, todos los niveles de la empecinada sociedad ponceña que la rodeaba es ya de por sí materia para el asombro”, comentó el dramaturgo puertorriqueño Leo Cabranes-Grant sobre este personaje.
“Que la misma iglesia, que aceptaba su dinero le negara luego un entierro digno, revela la densidad de su entorno, el ambiente de reticencias y soslayos que reconoció su poder mientras le negaba su respeto. Su muerte inesperada y todavía hoy enigmática aporta, sin duda, un elemento de suspenso que nos atrae. Pero la clave última de la celebridad de Isabel, la negra radica en otro lugar. Ella comprendió que administrar el deseo de los demás es un camino hacia el éxito, que el placer es una fuerza que nos lleva y nos trae. En ese sentido, Isabel, la negra fue una directora de teatro a gran escala, una creadora de escenografías para los sueños y los secretos de otra gente. Ahí estuvo su habilidad y su eficacia”, añadió por escrito.
Para más información y boletos, llame al (787) 840-3315.