Repasar sus memorias de infancia le provoca una sonrisa de añoranza que se entrelaza con el orgullo de atreverse a tocar puertas.

Al mirar atrás, el entusiasmo aflora en la comunicadora y meteoróloga Zamira Mendoza cuando habla de sus orígenes en su natal Cabo Rojo, con memorias que se dividen entre el amor por la ciencia, los momentos con su abuelo en el campo y el encanto de disfrutar de las playas de su pueblo. También, con anécdotas sobre su determinación para lograr sus metas y cómo superó la etapa en la que comentarios negativos en las redes sociales afectaron su ánimo.

“Mi niñez fue bien bonita, porque en mi casa me crió bastante mi abuelito Alfredo Mendoza, que ya no está con nosotros. Siempre lo recuerdo porque era la persona que siempre nos cuidaba y nos ayudaba a hacer las asignaciones a mí y a mi hermana”, reveló con nostalgia quien labora en “Telenoticias Fin de Semana” (Telemundo) desde 2020.

“Yo me crié en el campo”, prosiguió con un marcado entusiasmo sobre sus días en el barrio Monte Grande.

“Mi abuelo arrancaba el mangó y yo lo pelaba con los dientes y me comía el mangó feliz. También teníamos acceso a frutas, vegetales. Tuve animales también. A veces los conejos desaparecían y después me decían que era pollo en fricasé, pero son cosas que pasan”, confesó con candidez dejando escapar una risa tímida y agregó con orgullo que sus grados escolares transcurrieron en las escuelas públicas del pueblo.

“Tuve una niñez bien bonita. Tuve el acceso de que mis padres siempre estuvieran conmigo”, confesó con ilusión sobre Jessica Morales y Armando Mendoza. La figura materna la resalta con admiración. “Mi madre para mí es un pilar importante, una mujer bien fajona que me tuvo a los 19 años, así que fue bien nena al momento de tenerme a mí y a mi hermanita, y eso nunca nos detuvo a ser mejores personas cada día”.

Las limitaciones económicas no minaron su afán de ver siempre el lado bueno de todo. Cuando mis padres se divorcian (a sus 11 años) hubo un punto donde, básicamente, en lo que llegaba la pensión, había un aprieto. Mi mamá no terminó de estudiar. Con lo que contaba era con un trabajo ‘part time’, donde estaba a $7.25 la hora”, compartió sobre los retos de la época. En ocasiones, unían el dinero de la mesada para comprar la cena.

“Mami siempre procuraba que Xiomarie y yo tuviéramos ese dinerito para ir a la escuela. Una vez salíamos de clases, preguntaba ‘¿les sobró algo?’ ”, detalló sobre las memorias que abraza con humildad. “Juntábamos y con $5 en aquel momento se podía ir a comprar carne molida, $2 de carne molida, $1 que era la pasta, y básicamente si sobraba, podíamos comprar entonces el queso y el pote de salsa”.

Fuera de ver con pesar estas experiencias, las atesora como parte de lo que moldeó su personalidad.

“Esas fueron las cosas que realmente me fueron formando. Para mí siempre es bien importante que nunca olvidemos de dónde venimos, las situaciones por las cuales pasamos, porque esas son las que nos hacen grandes”, reflexionó tras dar un recorrido en el Terrario del renovado Parque de las Ciencias en Bayamón, y admirar las especies en exhibición, que incluyen serpientes y reptiles, como el lagarto monitor color esmeralda con el que se animó a posar para el lente de Primera Hora.

“Para mí el Terrario es la zona más chula”, aseveró. “Aunque yo sé que muchas personas le tienen miedo, en mi caso me pueden dar una culebra y yo felizmente la voy a agarrar, la voy a querer tocar”.

La ciencia la atrapó desde su niñez. “Me encantaba”, dijo la egresada de la Universidad Interamericana, recinto de San Germán, donde obtuvo su grado como microbióloga. “Entiendo que era porque siempre he sido bien curiosa y yo todo lo quería saber, y a través de la ciencia puedo obtener respuestas a muchas preguntas”.

El gran paso a la televisión

Trabajar frente a las cámaras es uno de los logros profesionales que más celebra. Dentro de su anhelo, invirtió esfuerzos para prepararse.

“Siempre me gustó la televisión. Sin embargo, en mi casa no había ese acceso económico para yo decirle a mami y a papi ‘quiero ir a estudiar a San Juan’ ”.

El apego a sus padres también influyó en la decisión de estudiar cerca. “Yo trabajaba vendiendo celulares en lo que terminaba de estudiar y entonces uno queda como en un limbo cuando terminas el bachillerato. Te dices, ‘ajá, ¿y ahora qué voy a hacer?’, porque estudié algo que me gustaba, ciencia, pero yo no me veía en un laboratorio, ni me veía en una fábrica, porque básicamente es donde los microbiólogos terminan”.

En ese camino de preparación tomó clases de modelaje y de actuación. En 2013, compitió en el certamen de Miss Universe Puerto Rico 2014.

“Me ayudó a perder el miedo ante las cámaras, ante el público, ante la prensa también”, enumeró dentro de las enseñanzas valiosas. “Aunque no gané, estuve dentro del cuadro de las 12 semifinalistas”, recordó, y agregó que obtuvo reconocimientos por su vestido y su oratoria.

La oportunidad de trabajar en televisión llegó en febrero de 2018, tras responder a un anuncio de empleo para WOLE TV, Canal 12, en Aguadilla. “Envié el resumé un viernes y pasan los días y no me contestan”.

Esto la motivó a nuevamente someter su solicitud. “Finalmente me llaman y me dan la oportunidad de hacer la entrevista. En ese momento, cuando van a entrevistar, le digo a la persona, ‘¿Sabes qué? Tienes toda la razón, yo no estudié esto, pero tengo algo bonito, que me encanta hablar en cámara y no le tengo miedo a nada’. Así que dije me voy a zumbar. A la persona parece que le gustó mi actitud, me hicieron unas pruebas en cámara y todo”.

La comunicadora confesó que fue puliendo su experiencia en pleno campo. “Recuerdo que la primera vez que salí al aire dije ‘¡hola mi gente!’ y me dijeron, ‘no, no, decir eso en el aire no es bonito’. Así que fui poco a poco ajustando y aprendiendo”.

En 2020 comenzó labores en su casa actual. “Mi experiencia en WOLE TV me abrió el camino para que Telemundo me echara el ojo, y un día me llamaron y me dijeron ‘te queremos en el equipo’, y dije ‘está bien, para ir a hacer la prueba’, y me respondieron ‘no, no hay que hacerte pruebas, ya vimos tu trabajo’ ”, recordó con alegría.

“Siempre le digo a los jóvenes que no importa el trabajo en el que estés, yo he sido cajera de supermercado, he sido mesera, he hecho muchísimas cosas, y en cualquier trabajo donde tú estás, siempre hay gente viéndote, y eso me lo confirmó”.

De hecho, Zamira disfruta visitar escuelas para dar charlas relacionadas con el anhelo de lograr metas.

Telemundo también le extendió la oportunidad de estudiar meteorología a través de una beca. “Es un programa de tres años donde te certificas para poder dar el tiempo frente a cámara, y lo logré, y ya tengo el título de meteoróloga, que es algo que yo quería hacer”.

Supera las críticas

Su labor en el nuevo canal la llevó a leer comentarios en las redes sociales que afectaron su ánimo y los que tuvo que aprender a manejar para no permitir que siguieran afectándola.

“Yo siempre me he considerado una persona bien feliz, hasta que llegué a Telemundo, y no porque odie mi trabajo ni nada por el estilo”, aclaró tras reiterar cuánto ama formar parte del equipo del canal.

“Cuando llegué a Telemundo, en donde estuve expuesta al ojo público, ante miles de personas, versus un canal local, comenzaron las críticas: ‘¿cuándo piensas rebajar?’, ‘ese traje no te queda’, ‘¿por qué te peinaste así?’, ‘no me gusta que te vistas de esa forma’, o me encuentro personas en la calle (que me dicen), ‘¡ay, pero qué flaquita eres en persona y qué gorda te ves en televisión!’ ”, lamentó. “Eso básicamente laceró mi autoestima. Me daban problemas de ansiedad, a veces tenía pánico a salir en un Facebook Live porque a través de un Facebook Live yo veía los comentarios”.

Expresar su sentir a varios compañeros de trabajo la ayudó a sanar. “Fue un proceso que duró por lo menos los primeros dos años en Telemundo”, recordó Zamira, quien ya cuenta con cinco años en la empresa. “Eso afectó mucho mi salud emocional, hasta que un día hablé con personas que quiero muchísimo, Grenda Rivera, y Jorge Rivera Nieves, que fueron esas personas que me dijeron, ‘¿sabes qué?, eso a nosotros nos pasa mucho; olvídate de eso, son más los comentarios buenos que vas a recibir, que los malos’ ”.

El consejo la dirigió a enfocarse en quienes le manifiestan su apoyo y comparten comentarios respetuosos. “Fui estructurando esa autoestima y ya les puedo decir que estoy sanada”.

Confesó que nunca buscó ayuda profesional para manejar el asunto emocional. “Si lo hubiera hecho, entiendo que hubiera atajado el problema con mayor prontitud, no como lo hice, que estuve dos años en esas, en donde a veces llegaba a casa a llorar por ese mensaje malo de una persona. Me hubiera ahorrado tantos dolores de cabeza y tantas situaciones”.

A su vez, aplaude el apoyo de Telemundo desde el inicio. “Está cambiando el movimiento”, observa. “Yo tenía unas 20 libras más, así que en ese momento cuando entré me di cuenta que me quisieron gordita. Ya veo que está cambiando la cosa, y cada vez vemos diferentes personas al aire y en la televisión que no son ese modelo estético”, aplaudió Zamira, quien además celebra su felicidad en asuntos del amor con su pareja, Manuel A. Curet.

“Próximamente estaré cumpliendo tres años de noviazgo”, afirmó con una amplia sonrisa, y mencionó que es un agente de seguros. “Me encanta que no es para nada egoísta”, agregó. “Es sumamente cariñoso”.