"Yoyo Boing" vence el tiempo con su humor-VÍDEO
Se siente satisfecho por como crió a sus ochos hijos, a quienes les inculcó respeto a la vida y a las personas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Luis Antonio Rivera Benítez, mejor conocido como “Yoyo Boing”, nació hace 83 años con la comedia y el drama en sus venas, tanto así que ha gozado de la bendición de trabajar con su talento durante más de cinco décadas ininterrumpidamente en radio y en la televisión.
Desde el hermoso verdor del Jardín Botánico en Caguas, el animador del programa Puertorriqueñísimo, emitido por el canal 6 (WIPR), el artista deja escapar de manera natural su buen sentido del humor al conversar sobre lo que ha sido su vida en lo que más le apasiona: las artes.
El también conductor del espacio radial Clásicos de la música (940AM), quien asegura sentirse como si tuviera 50 años pese a los achaques naturales de su edad como la diabetes y el colesterol alto, lo que tiene controlado por una dieta balanceada, enfatiza que “hay que estar activo todo el tiempo y disfrutar de la vida el tiempo que queda porque ya la garantía extendida se me está venciendo”.
Natural de Humacao y criado en Santurce, el histrión revela a Primera Hora que su mayor reconocimiento ha sido el cariño y la solidaridad del público en general a su trabajo en la comedia.
“El público me ha respaldado y ese es el mejor trofeo que te pueden dar. El otro día un señor en un centro comercial se me acercó y me dio la mano, y me dijo: ‘Gracias’. Y yo entendí ese gracias. En otra ocasión fui a una casa a grabar el programa Puertorriqueñísimo y una señora me dio besos y abrazos y me dijo: ‘Usted viene a verme todos los días y mis hijos vienen cuando se acuerdan’. Uno se da cuenta que viene a llenar un hueco en la vida de las personas”, sostiene con sencillez.
En cuanto a su nombre artístico de Yoyo Boing, cuenta que se lo otorgó su mentor en la radio y televisión, el productor Tommy Muñiz, cuando Boing interpretó una versión boricua del personaje “Jughead Jones” (“Torombolo”) para el programa Las aventuras de Andy Tenorio, inspirado en la tirilla cómica Archie, en el que lo acompañaban Paquito Cordero (“Archie” ) y Myrna Casenave (“Betty”). De ahí brincó a la televisión en 1954, con su programa A reír con Yoyo, y luego se unió a Mirta Silva en el proyecto Una hora contigo.
Debido a que este domingo se celebra el Día de los Padres, Yoyo Boing, quien es bien unido a sus retoños, lo celebrará en su residencia, rodeado de sus ocho hijos. Tiene 19 nietos, 14 bisnietos y un tataranieto.
¿Cómo se logra una carrera como la que usted ha forjado en un ambiente inestable como es la televisión?
Con responsabilidad y puntualidad, porque no puedes llegar tarde con la excusa de que te cogió un tapón. En la televisión y radio hay que calcular llegar una hora antes, hay que estar temprano. Si hay un director, hay que obedecerlo y si hay unas normas a seguir, hay que seguirlas, porque siempre somos actores y aprendices. Felicito a los técnicos y directores porque sin ellos no podríamos hacer nada.
¿Siente que ha tenido suerte o el destino ha estado a su favor?
El destino y suerte de tener personas que me han ayudado mucho y han colaborado en mi carrera como el maestro Ángel Rivera, quien falleció recientemente y fue mi maestro de arte dramático y me enseñó disciplina, la importación de la voz y lo importante de mantenerse activo en escena.
¿De dónde nace su idilio por la actuación y la comedia?
Desde chiquito me encantaba eso, agarraba un pote de salsa de tomate y le pegaba un palo de escoba y ese era mi micrófono. El periódico lo leía en voz alta en las tardes y hasta los clasificados. Eso me ayudó en la dicción y en la lectura, que siempre me ha gustado.
¿Cómo compara la televisión de su generación con la de hoy?
Son épocas distintas, pero antes había más preocupación por el trabajo, no era ‘yo quiero salir en eso’ y ya. Era un trabajo y había una dedicación y había que estudiar, no que hoy llega cualquiera y ya al otro día está trabajando en la televisión, y eso es triste. Nosotros teníamos que ensayar y memorizar en cámara con maquillaje, no era llegar al aire y ya. Ese ensayo lo podías tirar al aire porque estaba perfecto. Ya sabías que, si mirabas a un ángulo, la cámara estaba allí.
¿Qué siente se ha perdido?
Cierto respeto, porque nosotros (los artistas) nos respetábamos, había un respeto mutuo. Este es Agrelot, este es Paquito, este es Tommy, este es William Agosto; había un respeto y consideración entre nosotros y, por ende, respetábamos al público.
¿Qué consejo les brindaría a los nuevos talentos?
Que estudien, que tengan dedicación y que estén al día. Que sean responsables y respeten al público porque hay un límite.
¿Quién ha sido su heroína en la vida?
Mi mamá (Josefa Benítez), que fue la que luchó a brazo partido cuando se divorció de mi papá cuando yo tenía tres años y mi hermana, tres meses. Ella luchó y me echó para alante. Me daba dinero y la guagua era cara, a 10 chavos, y era 20 ida y vuelta. Yo me iba a pie para el domingo ir al cine, pero me encantaba el mundo del entretenimiento.