El nuevo documental de Netflix celebra la vida del legendario astrólogo, Walter Mercado, destacando su excentricidad, pero sobre todo, las cualidades que lo hacían un ser humano extraordinario.

La colega Aixa Vázquez no se equivocaba cuando declaró recientemente, durante una emisión de Noticentro al amanecer (Wapa TV), que Walter Mercado, quien falleció en el 2019, todavía era uno de sus más fieles televidentes. En cierto sentido -aunque el momento fue claramente un error de la reportera- el principal astrólogo de Puerto Rico quedó inmortalizado muchos años antes de que su cuerpo regresara a la tierra, y su espíritu - en sentido más figurado que literal, dependiendo de tus creencias- se quedara entre nosotros. El documental Mucho mucho amor: The Legend of Walter Mercado que estrenó este miércoles, 8 de julio en Netflix, es la prueba definitiva de que sin importar tu signo zodiacal, el mensaje de este artista puertorriqueño siempre fue universal, pero sobre todo, bien intencionado.

Aunque desconociéramos de su historia, la figura de Walter Mercado siempre ha estado presente en nuestras vidas. Su carrera artística comenzó en la década de los sesenta, destacándose como bailarín y actor de telenovelas. En lo que el cine se catalogaría como un cliché, Walter impresionó a la persona indicada temprano en su carrera para terminar con su propio segmento en un programa de televisión local. En el 1969, mismo año en que debutó en El show del mediodía, Walter tuvo su propio programa de astrología. El resto, como también dice el cliché, es historia. Con el pasar de los años, Walter Mercado se empotró en la cultura popular global como un ser de luz, que con su rostro maquillado y sus capas extravagantes desafiaba la masculinidad, y que con su androginia enviaba un importante mensaje muy adelantado a sus tiempos.

Dirigido por Cristina Costantini y Kareem Tabsch, el documental condensa la vida del astrólogo en 96 minutos de duración, donde ni una sola nota es sombría, aún cuando se adentra en pleitos legales y quebrantos de salud de Mercado, quien era capaz de inyectar optimismo donde reinase el cinismo. Su energía lo acompañaba a donde fuese, y su positivismo nunca dejó de ser contagioso y universal, a pesar de nunca adherirse a una religión en específico. Su espiritualidad no era capaz de discrimen alguno por creencia, y su lema principal fue uno de amor sobre todas las cosas.

En otras manos, una película sobre Walter Mercado pudo haber tomado una dirección completamente diferente, ignorando las posturas del sujeto en cuanto a su sexualidad en un intento de definir lo que ni el propio astrólogo abordó de manera directa. En las casi cinco décadas que estuvo en el ojo público, Mercado esquivó la pregunta con ingenio, dignidad y respeto. Sumergirse en el tema habría sido una falta a su carácter y un completo desacierto que retaría sus posturas. En una entrevista con el periodista Jorge Ramos destacada en el documental, Mercado responde a la pregunta con la gracia que siempre lo caracterizó. “Aquí estoy. Soy lo que soy. Eso es todo”. A esto se limitan Costantini y Tabsch, quienes han confeccionado un documental que se rehúsa a caer en el cinismo y el drama que suele caracterizan el contenido no ficticio de una plataforma de “streaming” en la que el sobra el morbo.

Walter Mercado es todo lo contrario. Hablamos del tipo de figura que hubiese dejado un vacío tras su partida. No obstante, en su lugar queda un legado que lo hace eterno en la historia de la astrología y el mundo. De ser una estrella, Walter Mercado pasó a ser una constelación y un eterno recuerdo de que el infinito nunca se quedará sin estrellas.