La vida tiende a tener mucho más dramatismo que las telenovelas, y de eso puede dar fe Victoria Ruffo. No en balde la actriz mexicana se cuestiona por qué el melodrama televisivo suele ser tan criticado y en qué medida es pertinente seguir atribuyéndole a este género la enajenación social de los pueblos latinoamericanos.

“Nuestro público sabe diferenciar, sabe que estamos para entretener. Pasa exactamente lo mismo que con el cine”, cuenta a Primera Hora la intérprete de “Victoria”.

Esta “mujer luchadora”, como describe a su personaje, es uno de los roles principales de Triunfo del amor (Televisa), el plato fuerte del bloque telenovelero de Univisión Puerto Rico, en el horario de lunes a viernes a las 7:00 de la noche.

“Muchas veces, esas críticas vienen precisamente de personas que no ven telenovelas, y se han quedado con el referente de las primeras, de décadas anteriores. Definitivamente, nos hemos actualizado”, expresa la madre de José Eduardo González (Derbez es su apellido artístico), de 19 años de edad, y los gemelos Victoria y Anuar Fayad, de siete.

María Victoria Martínez, su nombre real, ofrece como ejemplo a “Victoria”, quien en la trama es esposa de “Osvaldo”, a quien da vida el actor puertorriqueño Osvaldo Ríos.

“Me identifico muchísimo con ella porque es una mujer del siglo XXI, con decisiones, con carácter fuerte, una mujer que ha sufrido y que ha sabido agarrarse de esas piedras del camino. Ella logra burlar el machismo empresarial y edifica su propia empresa, sin que su marido intervenga ni la ayude”, ilustra la esposa del político Omar Fayad, con quien cumple pronto 10 años de matrimonio.

Lágrimas reales

En la vida real, las “piedras” de esta artista están literalmente en su estómago, y figuradamente en su corazón. Es que uno de los obstáculos más insistentes en su carrera artística de 33 años han sido los achaques de salud en el sistema digestivo, por un lado; y los asedios de la prensa del corazón, por el otro.

“Padezco de gastritis, colitis y todas las itis posibles”, dice vía telefónica entre risas, durante una pausa de las grabaciones de los últimos capítulos de este culebrón.

Ruffo narra que ha tenido que ser hospitalizada en medio del set, como le ocurrió en La madrastra.

“Llegué enferma de los bronquios y ya no pude respirar. Me llevaron directo al hospital a terapia intensiva, y ya luego, cuando estaba en terapia media, la producción mudó el set al hospital para grabarme; o sea, mandaron a ‘María’ (su personaje) al hospital”, relata risueña.

En Triunfo del amor, le ha pasado lo mismo, “pero nada fuera de lo normal”, indica al negar rumores según los cuales fue hospitalizada al comenzar el rodaje debido a crisis nerviosas.

“Me he intoxicado, me ha dado gripa, pero ahí vamos. Es muy gracioso, porque los doctores dicen que coma unas tres veces al día, que mastique con tiempo, pero, ¿cómo voy a poder hacerlo con este trabajo, que no me dan una hora para comer, ni media hora para cenar? No hay tiempo tampoco de dormir, y el estrés provoca malestar”, comenta resignada.

Entonces, no le queda de otra que aguantar el dolor que provocan esos malestares. Aunque no siempre, porque lo libera en las escenas que requieren llanto, algo que sus personajes suelen hacer con bastante frecuencia.

“Pero cuando las lágrimas deben ser muy intensas, yo recurro a mis vivencias personales, a escenas de la vida real que me han dolido mucho, que me lastimaron, y que me llevan a un llanto verdadero, real, que estoy sufriendo”, acota.

Aunque sin entrar en detalles, Victoria Ruffo acepta que algunas de esas referencias provienen de su relación con su hijo mayor, procreado junto con el comediante Eugenio Derbez.

“Él está en una edad complicada y está conmigo después de vivir con su papá. Los padres tenemos que recordar que también tuvimos 18 y 19 años, y comprender”, atisbó sobre su vástago, a quien la prensa amarillista ubica frecuentemente en discotecas y fiestas.

“Por más real que una actúe las escenas dramáticas, ahí (en el periodismo del corazón) a veces hay mucho más drama”.

Sueño sin cumplir

Ella, explica, prefiere distanciarse de rumores y escándalos, en aras de no asumir ni el papel de buena ni de mala.

En las telenovelas, sin embargo, sí le encantaría ser una villana “de las perversas”. De hecho, éste es uno de los sueños que aún no ha materializado, y al que ve pocas probabilidades porque, cuando Televisa hace grupos focales, el público dice que no la quiere ver en esos roles.

En parte, “Victoria” en Triunfo del amor le ha mitigado ese anhelo. “Ella tiene toques villanescos, cambios de humor, a veces es hasta cruel, y eso me ha encantado, lo disfruto mucho”, se consuela.

“Es que yo quiero ser villana, pero no una ñaca ñaca, de esas tontas que no hacen nada malo, sino una villana malévola, verdadera (ríe)”, confiesa.

“Y no creas, de ésas puede ser que haya peores en la vida real”, concluye con una carcajada débil.