"Untraceable" se queda en el intento

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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Al igual que muchas otras tecnologías, la Internet es un arma de doble filo. Su capacidad para colocar innumerables fuentes de información al alcance de cualquier cibernauta tiene el terrible contrapunto de espacio que la web ofrece para que –desde el anonimato- miles de trastornados lleven a cabo los actos más depravados que sus mentes enfermas pueden concebir.
El filme “Untraceable”, que comienza a exhibirse hoy en los cines de Puerto Rico, desarrolla su trama alrededor de este lado oscuro de la red informática sin otra aspiración que ser un filme más del género del suspenso para satisfacer a las masas. Si bien esto no quiere decir que la película sea mala, el guión se hubiera beneficiado de un análisis más incisivo del tema en lugar de conformarse con tan sólo arañar su superficie.
La protagonista de la historia es “Jennifer Marsh” (Diane Lane), una agente del FBI asignada al departamento que investiga los crímenes cibernéticos. Su más reciente caso es el portal de Internet killwithme.com (mataconmigo.com) que muestra la tortura y eventual muerte de un pequeño gato. Al principio, la página es ignorada por sus superiores como un chiste de mal gusto, perspectiva que cambia drásticamente cuando el verdugo tras bastidores dirige su atención hacia los humanos.
El FBI no logra rastrear en dónde se originan las nuevas imágenes que enseñan a una persona siendo torturada. La particularidad del crimen es que, a mayor número de usuarios que se conecten a la página, más rápido muere la víctima, convirtiéndolos a todos en cómplices del asesinato. “Jennifer” emprende una carrera en contra del reloj para salvar a los condenados a la vez que intenta descubrir la identidad del maniático que pronto se interesa en ella y su familia.
El mayor pecado del largometraje es la falta de ambición del director Gregory Hoblit (“Fracture”) y su equipo de guionistas. El modus operandi del villano es muy original, pero hasta allí llega la innovación en la cinta. En vez de tratar de indagar en el inexplicable interés de ciertos miembros de la sociedad por ver cosas horribles en la Internet, el filme se reduce a lanzarles un sermón sin aportar nada al tema.
De igual forma, el suspenso elemento fundamental en este tipo de producciones- no consigue elevar el pulso de los cinéfilos a un ritmo notable. La acción está bien dirigida pero nunca se siente que las vidas de los personajes principales están verdaderamente en riesgo.
Diane Lane (“Unfaithful”, “Under the Tuscan Sun”) se desempeña de acuerdo con el limitado material que le provee el libreto, algo que contrasta con el resto del elenco, que es bastante olvidable. A lo largo de la película, no se llega a conocer mucho acerca del trasfondo de su personaje, coartando seriamente la empatía que los espectadores estén dispuestos a sentir por él. No obstante, Lane hace todo lo posible por conseguir que el público se preocupe por “Jennifer”.
Con todas estas fallas, “Untraceable” no amerita una salida al cine. Es el tipo de largometraje del cual usted -como único quedaría satisfecho- es si de casualidad se topara con él tarde en la noche mientras busca algo que ver en el televisor para matar su aburrimiento.