“Topo Gigio”: maestro de la ternura
Su programa se vio en la Isla por varios canales y se repitieron sus temporadas con Xuxa y Raúl Astor.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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La ternura del acento italiano de “Topo Gigio” competía con la de sus ojitos cuando le daba vergüenza o quería manipular a alguien con su changuería.
Con ésa y otras armas de cariño, este ratoncito conquistó miles de corazones desde su “nacimiento” en 1958, cuando fue creado por Maria Perego y presentado en el programa italiano Canzonissima con la voz del actor Peppino Mazzullo, según se relata en el libro Los tebeos de nuestra infancia: La escuela Bruguera (1964-1986) (2007), de Antoni Guiral.
Detrás de un fondo negro en el que sólo sus palabras y expresiones tenían eco, la pícara marioneta tenía la función de educar a los niños a través de un programa homónimo que contaba con la participación de distintas contrapartes humanas.
En Puerto Rico, una de las temporadas más recordadas es la que protagonizó con la cantante y animadora infantil de Brasil, Xuxa, que fuera transmitida por Telemundo de Puerto Rico y el canal 6 de la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública.
Su popularidad fue inmensa, al punto que en Japón le dedicaron murales y hasta tirillas cómicas que desembocaron en dos series de animé sobre él: Toppo Jijo (1988) y Yume Miru Toppo Jijo (1989).
En México, por otra parte, se hicieron ediciones especiales con invitados como el “Doctor Chapatín” (Chespirito) y su enfermera (María Antonieta de las Nieves), en uno de los capítulos de El Chapulín Colorado.
De hecho, la versión mexicana fue la que llegó a la Isla, siendo repetidos los programas en los que lo acompañaban el actor Julio Alemán (años 70) y el locutor Raúl Astor (años 80), con distintos intérpretes para “Topo Gigio”.
En ese país el programa era nocturno, de manera que su canción A la camita tenía sentido cuando se acababa cada episodio.
Más allá de entretener, la función de “Topo Gigio” era llevarles a los niños un mensaje sobre valores y convivencia humana. Aunque era supertravieso y un poco vanidoso al vestirse, el ratoncito tenía tremendo corazón, perdonaba y le gustaba agradar a sus amiguitos y personas mayores con un buen comportamiento.
Sin demasiada moraleja explícita, “Topo Gigio” conseguía esta meta educativa a la vez que hacía reír y a veces hasta llorar al conmover a su audiencia. Asimismo, los adultos se llevaban su agüita en ocasiones, pues atacaba el maltrato a menores, sobre todo la negligencia.
Muchos de estos mensajes los resumía en sus famosas cancioncitas, las que actualmente se consiguen por Internet en formato DVD junto con algunos de los programas. Entre éstas se encuentran Quiero ser como mi papá, A la camita, En un bosque de la China y ¡Lo dije yo primero, lo dije yo primero!.
Además, era devoto de la religión católica, en el marco de la cual hacía oraciones a San Peppino, y un gran admirador de Brigitte Bardot, de acuerdo con Guiral.
Sin duda, el tierno “Topo Gigio” logró dejar sus orejitas, sus ojitos y todo su amor en la memoria colectiva de Latinoamérica y por ende de Puerto Rico.