TBT: Comerciales de televisión que cambiaron nuestras vidas
En el Throwback Thursday de hoy presentamos algunos de los anuncios que más allá de vendernos algo, se convirtieron en parte de nosotros
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
PUBLICIDAD
Nada como una buena publicidad para que una marca sea exitosa. Sin embargo, a veces los anuncios que vemos en televisión se convierten en parte de nosotros y terminamos aprendiéndonos sus diálogos y su música para utilizarla en nuestra cotidianidad. De hecho, hay algunos se atreven a llamar “himnos” a los jingles que nos aprendemos y cantamos a la menor provocación. En este Throwback Thursday (TBT) presentamos una lista de algunos esos anuncios que cambiaron nuestras vidas, en las décadas de los 70, 80 y 90.
La sexualidad de Iris Chacón
Ya han pasado más de treinta años de estos comerciales con la espectacular Iris Chacón y todavía, hoy, el doble sentido de cada palabra que dice la Vedette de América hace sonrojar a cualquiera.
Relacionadas
El himno de la escuela
Este comercial de servicio social se convirtió en un himno que todos cantaban.
¿Te acuerdas del: "Ramón te atiende"?
La bendita frase del anuncio de ron fue repetida hasta el cansancio, por todos, y sin ninguna razón. No obstante, no fue lo único que se quedó en nuestras cabezas durante la década del 90, pues todos también cantaban la canción del Virazón y se reían del anuncio de chocolate en el que una mamá no entendía lo que le decía su hijo.
Las tres ranas
Sólo tres sílabas, repetidas por tres ranas, fueron suficiente para quedarse en nuestras cabezas.
Así era en los 80
Desde desodorantes hasta anuncios de programas de la época, así era la década de los 80.
De mi último viaje a Europa
Aunque no supieras la relación que había entre las tiendas Me Salvé y Europa, la mentira de que tu ropa era "De mi último viaje a Europa", fue repetida infinitamente.
Todos los días, todos los días
Aquí hay unas caras conocidas. Mira a ver si reconoces a los que aparecen en estos comerciales. Y, por favor, no vaya ahora a repetir el “Todos los días, todos los días” por ahí.