“Jugaremos, muévete luz verde”, la única línea de la canción más famosa que aterró a los competidores y que estremeció a los espectadores que la escucharon en “Squid Game”, volverá a escucharse, pero esta vez el juego no será ficción, sino un reality show y mucho menos mortal.

El relato, creado por el director surcoreano Hwang Dong-hyuk, está inspirado en un juego infantil de Corea y sigue la historia de 456 jugadores, todos ellos con grandes dificultades económicas, quienes aceptan arriesgar sus vidas en una serie de juegos infantiles mortales para tener la oportunidad de ganar un premio de 45 millones de wones (789 millones de pesos).

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A dos años de su estreno, la serie sigue siendo la más vista de habla no inglesa en la plataforma streaming, con 2 mil, 205 millones, 200 mil horas vistas y esto fue lo que impulsó a Stephen Lambert y John Hay a llevarlo a la realidad en un programa de concurso.

“Cuando vi la serie pensé que era un concepto increíble porque su significado más profundo es que todos estamos tratando de escapar del capitalismo”, señala en entrevista Lorenzo, uno de los 456 participantes del nuevo reality.

Él, como los otros a jugadores de distintas partes del mundo se enteraron a través de redes sociales del casting en el que participaron 81 mil personas, todas con el sueño de ganar el premio de $4.56 millones de dólares.

“Es uno de los más grandes premios en efectivo en la historia de la televisión pero, a diferencia del drama, en lugar de ser conducido por desesperación, nuestra versión está impulsada por los sueños. Él resultado es que es igual de potente porque el drama trata sobre la necesidad y lo nuestro se trata de oportunidades”, señala el productor John Hay.

El juego recrea cada uno de los retos que en la ficción enfrentaron Seong (Lee Jung-jae), Kang Sae (Hoyeon Jung) Oh ll-Nham (O Yeong-su) y otros para sobrevivir, sólo que en esta producción no guionada el castigo por supuesto no es la muerte, sino la eliminación, lo que les quita la oportunidad de ganar la jugosa recompensa.

Hay jugadores que tienen más de 60 años, quienes buscan asegurar su retiro, pero también padres que ven en el premio la oportunidad de pagarle la escuela a sus hijos, y jóvenes como Bryton, el más pequeño de todos (18 años), quien dejó la escuela para entrar al juego.

“Le dije a mi mamá: ‘Oye, si quiero hacer esto, tengo que dejar la escuela’ y ella me ayudó. Me dijo: ‘puedes ir a hacer el show, te apoyaré durante un año, pero después tienes que descubrir qué quieres hacer una vez que hayas terminado’. Así que cuando fui al programa, esperaba haberme desempeñado lo suficientemente bien como para poder abrir otras puertas y no tener que volver a la escuela”.

El concurso duró 16 días, que se resumen en 10 capítulos, los primeros cinco episodios están disponibles hoy en Netflix y el resto semanalmente. Todos los participantes se sometieron a una preparación previa de cinco meses en la que para muchos la mayor preocupación fue la desconexión social.

“Pensé que algo que iba a ser muy desafiante era no tener mi teléfono celular en el juego o no tener contacto con ninguno de mis amigos y familiares durante un período prolongado, pero en realidad fue una de las cosas que aprecié de la experiencia”, señala Daniela.

Mientras que para otros, esta experiencia fue una forma de hacer catarsis hacia la vida y recordarse a sí mismos el valor de la existencia, como en el caso de Spencer, un joven que decidió inscribirse luego se superar una enfermedad mortal.

“Tenía muchas ganas de ganar dinero y también de poder vivir nuevas experiencias. Unos años antes de esto, me acababa de recuperar del cáncer y entonces decidí por mí mismo que las cosas que valoro en la vida y que quería perseguir eran crear recuerdos memorables y formar conexiones con las personas”, cuenta Spencer.

En su caso, durante el reality show se enfrentó a emociones fuertes como la presión, la ansiedad y la tristeza, debido a que en El juego del calamar: El desafío algunas reglas han cambiado, por ejemplo, que ahora pueden obtener privilegios, eliminar a un jugador o incluso elegir a nombre de un grupo de personas.

“Esperaba dificultades para mí, pero nunca esperé ser desafiado para afectar a otras personas”, acepta Spencer.

La clave para crear esta nueva historia real, según sus productores, fue encontrar una mezcla completa de personajes agradables y no 100% amables quienes fueran memorablemente complejos y centrarse en las historias de cada uno, para lograr que el publico empatice o reniege de cada personalidad.