Plagado por controversias, dramas detrás de cámaras y el desprecio de algunas audiencias, el nuevo remake de Disney, “Snow White”, pareciera ser la poción perfecta para un fracaso seguro en taquilla.

Incluso, con el propósito de combatir algunas de estas controversias la propia “Casa del Ratón” se vio obligada a implementar un control de daños, limitando el acceso de la prensa durante los estrenos mundiales de este “live action” y en ocasiones manteniendo a las coestrellas separadas durante las entrevistas.

Todo esto elevó significativamente los niveles de la necesidad de que el producto final fuese uno de calidad, ya que -quizás- esa sería su única esperanza de salvación.

¿Acaso lo lograron?

En esta nueva versión del clásico animado de Disney seguimos a Blancanieves, interpretada por Rachel Zegler, una princesa que luego de sufrir una tragedia familiar es dejada al cuidado de su madrastra, la Reina Malvada, interpretada por Gal Gadot. La reina ha consumido los recursos de su reino dejando a su pueblo en la pobreza y oscuridad. Cuando Blancanieves se da cuenta de que el pueblo ha perdido la esperanza, lo arriesga todo al unirse a una banda de rebeldes para luchar y rescatar a su gente de las garras de la reina.

Como pudieron leer en esa breve sinopsis, esta versión es bastante diferente de la original, lo que la hace mil veces mejor. Esta expansión de la historia fue, justamente, mi elemento favorito. Sin embargo, para aquellos a los que eso les cause algún grado de preocupación déjenme calmar su espíritu como fanáticos: todos esos momentos icónicos que conocemos y amamos de la película del 1937 están intactos. Los cambios en cuestión simplemete están ahí para justificar precisamente esos momentos y hacer que la trama tenga mucho más sentido.

Este hecho se complementa muy bien con la excelente actuación de Zegler en el papel titular. La actriz proporciona un buen balance del lado inocente de esta princesa, pero sin dejar atrás su inteligencia, proyectada a través de los ideales de moralidad y justicia que sus padres inculcaron en ella desde pequeña.

Es incuestionable que la actriz tiene una voz hermosa, por lo que se apodera de la pantalla cada vez que interpreta alguna canción. De igual forma, logra muy buena química con un nuevo personaje llamado “Jonathan”, interpretado por Andrew Burnap. No diré mucho acerca de él, pero Burnap hace buen trabajo en su papel y aprovecha al máximo sus números musicales. Incluso, canta una de mis canciones favoritas de la producción, titulada “Princess Problems”, así que pendientes a ese momento cuando vean el filme.

Por otro lado, Gal Gadot hace un trabajo decente como la Reina Malvada. Me hubiese gustado que desarrollaran un poco más este personaje, tal vez explicando qué la hizo ser de la manera que es. Pero por lo general está bien.

En la película, Gadot tiene un número musical que aunque no me gustó particularmente debido a su actuación caricaturesca, su interpretación de la canción en sí es excelente. Podría decir que lo mejor de esta versión del personaje es su colección de vestuarios, los cuales resaltan de manera efectiva su presencia.

Mi escena favorita de la reina es el momento en el que se transforma en una anciana, ocasión en la que Gadot nos da su mejor trabajo con una interpretación creíble y lo suficientemente tenebrosa.

Con relación a los polémicos enanos, sus rostros sí son chocantes desde el primer momento en que aparecen en pantalla, pero curiosamente con el progreso de la película me fui acostumbrando a ellos. No hay duda de que las actuaciones son muy buenas y tienen los mejores momentos graciosos de la cinta. Siento que a las audiencias les va a gustar de modo especial lo que esta historia hace con “Dopey” (“Tontín”), aunque el resto del grupo también es muy carismático y conmovedor.

Mark Webb hace su mejor trabajo como director hasta el momento trayendo a la pantalla ese encanto visual que una película como esta debe tener. Confiaría en él si decide trabajar en otro remake como este (tal vez “Tangled”), ya que honró el material original pero no tuvo miedo de explorar nuevos caminos.

Por último diré que las canciones nuevas -escritas y producidas por el dúo de “The Greatest Showman”, Benj Pasek y Justin Paul- son maravillosas; invocan esa antigua magia de los cuentos de hadas de Disney al punto que elevan tu espíritu, así como también te ponen a bailar en tu asiento.

Así que la macabra “poción” que mencioné al inicio no fue efectiva: tienen que ir a ver “Snow White” al cine tan pronto estrene hoy en las salas de cine alrededor de la Isla.