El actor Rami Malek (Mr. Robot) trae a Freddie Mercury de regreso a la vida en Bohemian Rhapsody, un biopic que busca complacer a los seguidores de una de las bandas más populares del mundo.

En la correcta ejecución, una actuación es capaz de cargar con todo el peso de una película, superando cada una de las fallas, pequeñas o grandes, que surjan de otros elementos o decisiones de la producción. En Bohemian Rhapsody, la historia de la ostentosa estrella de rock, Freddie Mercury, es  Malek quien provee una de las actuaciones más completas del año… y más allá. Como el energético líder de la banda logra lo improbable: devolvernos, por al menos dos horas, al legendario compositor y extraordinario de la música que la vida nos arrebató prematuramente hace casi dos décadas.

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Bohemian Rhapsody cuenta la historia de Queen, una de las bandas más influyentes en la historia de la música. En el centro de la historia, por supuesto, encontramos a su líder, el británico Farrokh Bulsara, mejor conocido por su nombre artístico, Freddie Mercury. La cinta explora su llegada a la banda, el éxito, los obstáculos -entre ellos productores y peleas internas- y la vida personal de Mercury, desde el abuso de las drogas hasta su contagio con VIH. Dos horas se quedan cortas para navegar la icónica historia de Queen, por lo que su guionista Anthony McCarten debe conformarse con rayar la superficie de la complicada y fascinante vida de su protagonista; una vida adelantada a los tiempos en que le tocó vivirla.

No es secreto que la producción de esta película estuvo plagada de controversia, desde problemas comunes como la partida de su protagonista en medio de la preproducción, hasta el despido del director Bryan Singer por asuntos más delicados. Ninguno de ellos se ve reflejado en el producto final: dos horas de celebración de la música que ha servido como soundtrack de nuestras vidas y de un sinnúmero de películas, que culmina con la épica presentación de la banda en Live Aid. Lo que es para muchos la presentación musical más famosa en la historia, es recreada casi en su totalidad como nada menos que eso, desde la grandiosidad del evento hasta el control escénico y del público de Mercury. La secuencia no solo revive a una leyenda musical, sino que a su vez consagra a Malek como la revelación que se había anticipado desde que se dio a conocer en la serie Mr. Robot. De todo el elenco, Malek es el único con tela para cortar, y el único responsable de proveer profundidad a un personaje que todos conocemos fue mucho más de lo que sus antiguos compañeros -productores de la película- se atreven a presentar.

La cinta encuentra un balance entre el “behind the scenes” del proceso creativo de la banda y el “behind the scenes” del promiscuo líder poliamoroso, cuyas aventuras románticas nunca fueron secreto para el resto de la banda, ni para su compañera amorosa, Mary Austin, interpretada aquí con empatía por Lucy Boynton de Sing Street. El resto del elenco trabaja con el material que se las ha provisto, lo que incluye hacer playback de algunas de las canciones más icónicas del género. Sin embargo, es el comediante Mike Myers en una corta aparición como un ejecutivo de EMI llamado Ray Foster (nombre ficticio) quien deja una mayor impresión. Su inclusión en la película, en la cual luce irreconocible, contrasta ingeniosamente con su personaje de Wayne’s World, quien en el 1992 reintrodujo la magia de Queen a los Estados Unidos con una secuencia que utilizaba la canción Bohemian Rhapsody, aprobada por el propio Freddie Mercury antes de morir.

El mismo Freddie Mercury  parece regresar a la vida frente a nosotros a cargo de un actor cuyos movimientos, manerismos y expresiones son evidencia de una extensa investigación y eventual entendimiento de un artista que en una ocasión fue invitado a colaborar con el Ballet Real. Al darse cuenta de que el cantante no seguía una técnica en particular, optaron por cargarlo durante la mayor parte de la presentación. Esto, al igual que el trabajo de Malek, es cosa de leyendas.