La historia de Hollywood recordará a la entrega de los premios Oscar de este año como un desastre absoluto. Es probable que en poco tiempo ya nadie recuerde que CODA fue la película ganadora de la noche pero todos tendrán en mente el llamado slapgate, la violenta reacción, captada por las cámaras, que tuvo Will Smith frente al chiste que hizo el comediante Chris Rock a costa de su esposa, Jada Pinkett Smith.

Y ahora se conoce un nuevo desatino, ya que lo que había sido uno de los pocos aciertos de la producción de la gala, la aparición de Lady Gaga junto a Liza Minnelli para presentar el premio a mejor película, parece haber sido “un sabotaje” que dejó a la legendaria estrella nerviosa y desconcertada segundos antes de aparecer sobre el escenario del teatro Dolby ante la mirada del mundo.

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Así lo explicó hace unos días el cantante Michael Feinstein, amigo de Minnelli, en el programa de radio The Jess Cagle Show, en el que contó el detrás de escena del momento que todas las crónicas de aquella noche destacaron como una de las secuencias más positivas de una noche para el olvido.

La imagen de Lady Gaga acompañando a Minelli- un ícono por derecho propio, hija de Judy Garland y Vincente Minelli, dos de las más grandes leyendas del cine de Hollywood-, con cuidado y ternura conmovió a muchos en la misma medida en que los preocupó el aparente estado de desorientación de la artista. Según Feinstein, presente en bambalinas en la ceremonia de la Academia, Minnelli fue “forzada” por la producción a aparecer sentada en una silla de ruedas, a pesar de que ella había puesto como condición para presentar la categoría más esperada de la noche poder aparecer en el escenario sentada en una silla de director.

“Sé que hablar de “sabotaje” parece un poco fuerte, pero Liza solo aceptó ir a los Oscar si podía aparecer sentada en esa silla, porque está teniendo algunos problemas de espalda. Les dijo: ‘no quiero que me vean rengueando. Quiero lucir bien y no me gustaría que se preocupen por mí’. Sin embargo, literalmente cinco minutos antes de salir a escena, con ella ya sentada en la silla, supongo que por toda la conmoción de la ceremonia, el asistente de dirección dijo que tenía que salir en silla de ruedas”, detalló Feinstein, haciendo referencia al incidente de Smith y cómo, según él, afectó todos los planes de la gala de los Oscar.

Aunque, dice su amigo, en principio Minnelli rechazó el cambio, no hubo tiempo para lograr hacer cambiar de idea a la producción. El desacuerdo, lógicamente, provocó muchos nervios e incomodidad en la artista, ganadora del Oscar por su papel en el film Cabaret.

“Estaba sorprendida y desorientada por todos los cambios y por eso dio la impresión de que algo malo le sucedía pero no es así. Liza está muy bien”, aseguró Feinstein, que al igual que su exagente de prensa, Scott Gorenstein, hizo referencia a algunas dolencias físicas de la artista.

Como contó Gorenstein al diario New York Post, Minnelli, que en los últimos años pasó por cuatro cirugías de reemplazo de cadera, tres de rodilla y una operación de columna, “está disfrutando de la vida sin necesidad de aparecer en cámara”.

“Desde que nació fue presionada para actuar y por eso los últimos años tuvo la posibilidad de relajarse y pasarla bien, sin presiones”, explicó el representante, que de todos modos la alentó a aceptar la invitación de la Academia, hecha por pedido expreso de Lady Gaga.

“Liza es una leyenda y se merece estar en los premios de la Academia”, había sentenciado su amigo, quien, al igual que el resto del mundo, no tenía forma de anticipar que esa aparición quedaría marcada por la ceremonia de los Oscar más desastrosa que se haya visto nunca.