Malcolm X, Sam Cooke, Jim Brown y Cassius Clay entran a la barra de un hotel, pero en lugar de un chiste, hay una de las mejores películas que verás este año.

La ganadora del Oscar, Regina King (Watchmen), debuta como directora en “One Night in Miami”, una película que invita a pasar una noche con cuatro figuras de la historia afroamericana.

Dirigida con elegancia y, sobre todo, con claro conocimiento de los temas sobre los que reflexiona e invita a la audiencia a hacer lo mismo, “One Night in Miami” es la rara ocasión en que una película provee la oportunidad de levantar la cortina y pasar tiempo con estos personajes históricos lejos del ring, los sermones, las tarimas y el campo de football. Las fachadas quedan a un lado y nos quedan las personas detrás de la fama y sus luchas.

Basada en la obra del mismo nombre y filmada mayormente en el espacio íntimo del cuarto de un hotel, la película se aleja de las típicas narrativas y coloca todo su peso en el diálogo y en sus actores. Estos resultan ser el gancho principal de esta producción, una seria competidora en la próxima edición de los Oscar en categoría de actuación, cinematografía, vestuario y dirección para King.

No hay nada extravagante sobre esta historia. De hecho, los eventos que toman lugar aquí son un recuento ficticio de una noche real, específicamente un encuentro entre los amigos en Miami para celebrar la victoria de Cassius (antes de ser Muhammad Ali) sobre Sonny Liston esa misma noche.

“One Night In Miami” tampoco es un biopic tradicional o una de esas tragedias o historias del sufrimiento que suelen dominar en festivales de cine y ceremonias de premiación. Tampoco es una película estrictamente sobre el movimiento de derechos civiles. Todo eso está sucediendo en el fondo mientras estos cuatro amigos reflexionan sobre la religión, el trabajo, la fama, la música, diferentes formas de empoderamiento y la experiencia afroamericana en los Estados Unidos en la década de los sesenta.

Adaptando su propio librero, el guion del dramaturgo Kemp Powers ve a a estos hombres atravesar un momento crucial en cada una de sus vidas. Cassius, interpretado por el canadiense Eli Goree, apenas comienza su transición al Islam, una decisión que cambió no solo su vida, sino que alteró la manera en que era percibido por los medios y sus seguidores. La película, incluso, sugiere que el repentino cambio del campeón de pesos pesados estuvo influenciado por su amigo y ministro, Malcolm X. Por su parte, Jim Brown (Aldis Hodge), superestrella de la NFL, comienza a coquetear con la actuación mientras que Sam Cooke (Leslie Odom Jr. de Hamilton) busca inspiración para componer música que le cante al movimiento de derechos civiles. Ese mismo año, el legendario cantautor y activista compuso “A Change is Gonna Come”, considerada como una de las mejores canciones de todos los tiempos.

A la vez que “One Night in Miami” explora la amistad entre estas cuatro figuras, también comienza a mostrar señales tempranas de una ruptura anclada en diferencias de religión y de relación con los blancos. La amistad entre Cassius y Malcolm llegó a su fin poco después de la fecha en que se desarrolla este evento ficticio, exactamente un año antes del asesinato del activista de derechos civiles. Su separación fue una que el boxeador lamentó el resto de su vida, y las expresiones de Clay en la vida real le dan otra dimensión a la relación que King ha plasmado en su debut.

Mientras que Cooke sugiere que hay maneras de beneficiarse del éxito del hombre blanco a cuestas del talento y creatividad del hombre negro, Malcolm intenta trazar una línea que separe a los que apoyan el movimiento y los que no. Su frustración, presentada con elocuencia mediante el guión, queda magnificada por la extraordinaria interpretación de Kingsley Ben-Adir, cuyo parecido al ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, debe colocarlo en la delantera para interpretarlo en un proyecto futuro. Plasmado queda un vulnerable Malcolm X, cuyo poder de oratoria y congregación resultan inefectivos con algunos de sus amigos más cercanos.

Justo cuando la Academia de la Artes y Ciencias Cinematográficas anuncia cambios en los requisitos de elegibilidad para los Oscar, llega una propuesta que no solo cumple con todos, sino que se aleja valientemente de la narrativa de culpa que suele impulsar películas superficiales como la ganadora “Green Book”. Con el camino parcialmente despejado, Regina King podría convertirse el próximo año en la primera mujer negra con la oportunidad de competir por el Oscar de dirección. En palabras del propio Sam Cooke, ha tomado mucho, mucho tiempo, pero un cambio se avecina.

“One Night In Miami” tuvo su estreno norteamericano en el Festival Internacional de Cine de Toronto y será distribuida más tarde este año por Amazon Studios.