Cuando la cinta original de Dumbo estrenó en octubre de 1941, la Alemania nazi había comenzado su expansión hacia el este con la intención de llegar a Moscú. Casi 80 años después, el mundo es bien distinto, tanto como lo es la nueva versión del filme de Disney que llega hoy a las salas de cine de la Isla.

La diferencia fundamental es visual, pues el estreno se suma a la serie de remakes de estos estudios que transforma sus exitosas historias animadas a un mundo “real” con la ayuda de la tecnología digital. De otro lado, el relato aumenta de 64 minutos la película de muñequitos a 112 en la nueva cinta. 

Luego está la presentación de la trama, que de aquella inocencia animada que nos contaba la historia de un pequeño elefante de enormes orejas y su relación con los otros animales de un circo, pasa a una sombría cinta actuada que dedica tanto tiempo o más a los personajes humanos que no existían en la anterior.

A pesar de esas diferencias, esta Dumbo dirigida por Tim Burton tiene sus propios encantos. De hecho, según la crítica, de todas las nuevas versiones hechas por Disney de sus clásicos animados, este “Dumbo” es la criatura con más textura, más dulce y con más alma. Y aunque el aspecto humano de esta nueva Dumbo está lejos de ser su fortaleza, con personajes estereotipados y predecibles, el pequeño paquidermo se mantiene como su núcleo emocional. 

Hecho con efectos digitales, la constante humillación que sufre en su entorno circense y su deseo de volver a reunirse con su madre dan para escenas conmovedoras y difíciles de ignorar.

Entonces tenemos otra diferencia fundamental entre las dos versiones. Aunque en el filme de Burton “Dumbo” sufre también la separación de su madre, en realidad la pena por la pérdida se transfiere a los personajes humanos. 

La película comienza en 1919, después de la Primera Guerra Mundial. “Holt Farrier” (Colin Farrell) regresa de la guerra sin un brazo. En casa lo esperan sus dos hijos, “Milly” (Nico Parker) y “Joe” (Finley Hobbins), quienes perdieron a su madre por la influenza mientras su padre estaba en el campo de batalla.

La acción transcurre en 1919, en el circo de los Hermanos Medici, propiedad de “Max Medici” (Danny DeVito). “Holt” era el jinete estrella del espectáculo, pero la epidemia de influenza dejó al circo prácticamente en ruinas. “Max” ha tenido que vender los caballos que “Holt” montaba en su acto e invierte todo el dinero en una elefanta a punto de parir que él espera que reviva el circo. 

Y, como se sabe, su pequeño hijo resulta ser un tierno, pero deforme animalito. “Medici” se siente estafado y agobiado por la mala suerte que le persigue. Pero cuando “Dumbo” descubre su habilidad para volar, el circo recobra su magia y atrae la atención de un empresario circense de grandes ligas, el despiadado “V.A. Vandevere” (Michael Keaton). El magnate se lleva todo el circo para su emporio en Coney Island, Nueva York, con la intención de retener a “Dumbo” y, eventualmente, prescindir del resto.

Los cambios en la presentación de la historia presentan igualmente una variación en el mensaje original. La Dumbo animada trataba sobre un protagonista rechazado por ser diferente que descubre que es eso justamente lo que lo hace especial. 

Con la introducción de más líneas dramáticas y la eliminación de casi todos los animales, el foco se divide entre una crítica a las grandes corporaciones que buscan dinero sin considerar el bienestar de su gente y la idea, pronunciada literalmente y más de una vez, de que nada es imposible. 

Hay también un rechazo a mantener los animales en cautiverio y su uso en los circos, una consigna que ha cobrado fuerza en la sociedad actual y que Disney no podría haber dejado de incluir.

El filme es una especie de reunión para Burton, Keaton y DeVito, quienes trabajaron juntos hace 27 años en Batman Returns. La conjunción vuelve a ser feliz, con una actuación simplemente espectacular de De Vito y con un Keaton diabólicamente sensacional y pulida. 

Y para Burton, un experto a la hora de tejer los bordes de la fantasía y el horror, parece sentirse a gusto por primera vez en años en el terreno naturalmente más liviano que le provee Dumbo. El director ha reformado la historia como una parábola del mundo del espectáculo adaptada a tiempos más sensibles a los derechos de los animales.

Pero es maravilloso cuando “Dumbo” vuela. Se percibe la fascinación del lente de Burton por el acto mágico de su elefante. 

Las películas recientes del cineasta han estado lejos de su mejor trabajo; fue su lamentable Alice In Wonderland que dio inicio a gran parte de los remakes de acción en vivo de Disney. Pero cuando “Dumbo” se eleva, queda claro que Burton es aun un creyente en la habilidad de trascender de las cosas raras.