En sus 93 años de existencia, los Oscar se han pospuesto por tiroteos (el asesinato de Martin Luther King, Jr. y el intento de asesinato de Ronald Reagan) y por una inundación, cuando unas tormentas en 1938 arrasaron el río Los Ángeles. La ceremonia del domingo será la primera aplazada por una pandemia.

Después de un año que borró los títulos de las películas de las marquesinas de cines y conmocionó a todo Hollywood, el show debe continuar, dos meses más tarde de lo habitual, con una ceremonia sin público en el Union Station de Los Ángeles y un grupo de películas nominadas que apenas se han exhibido en las salas de cine. El mayor éxito de taquilla entre ellas es “Promising Young Woman”, que recaudó $6.3 millones en Estados Unidos en medio de la pandemia.

Sobra decir que esto es muy extraño. Dado un año tan inusual, muchos han denominado esta edición de premios como “Oscar con asterisco”. Pero hay motivos para creer, e incluso esperar, que algunos de los cambios de este año hayan llegado para quedarse.

El espectáculo, que se transmitirá el domingo a las 8:00 p.m. de Nueva York por la cadena ABC tras una alfombra roja, será el más diferente que se haya hecho en décadas. Los productores del show, liderados por el director Steven Soderbergh, prometen un cambio radical de imagen quizás muy necesario para una institución renuente a innovarse.

Planean tratar los premios más como una película, incluso filmando en 24 fotogramas por segundo en lugar de los típicos 30. Las entrevistas vía Zoom están estrictamente prohibidas. En vez, los nominados sin mascarilla, sometidos a pruebas de COVID y puestos en cuarentena, se reunirán en la estación de trenes del centro de la ciudad mientras la gala llega por satélite a todo el mundo.

Tras un año aleccionador, los Oscar, que suelen ser una noche banal de autocomplacencia, podrían parecer más un mitin terapéutico para una industria en medio de un cambio convulsivo.

Sólo en las semanas previas a los Premios de la Academia, uno de los cines más emblemáticos de Los Ángeles, el Cinerama Dome, junto con ArcLight Cinemas, quebraron. Cuando Walt Disney Co. anunció que retrasaría “Black Widow” de mayo a julio y la estrenaría tanto en cines como en Disney+, los dueños de los cines se estremecieron. A la sensación de cambio se sumó la renuncia de Nancy Utley y Steve Gilula a Searchlight Pictures, tras haber guiado a tantas ganadoras del Oscar, así como a la favorita de este año al premio a la mejor película, “Nomadland” de Chloé Zhao.

“Incluso cuando la pandemia se está calmando, no sé si volvamos a la normalidad”, dijo Darnell Hunt, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de UCLA, que estudia a Hollywood.

Eso también es una buena noticia. El 2020, dice Hunt, vimos una “diversidad profunda” sin precedentes. En un estudio publicado el jueves y escrito por Hunt y Ana-Christina Ramón, los investigadores encontraron que el 42% de los papeles en general y el 39.7% de los papeles principales en las películas de 2020 fueron interpretados por actores de color, más o menos en línea con la demografía de la población estadounidense.

Hay muchas salvedades. Aún falta representación detrás de la cámara y entre los ejecutivos. Con muchas de las películas de los estudios más importantes en pausa, las cintas más pequeñas y de bajo presupuesto, muchas de ellas transmitidas por streaming, integraron en gran medida la producción atípica de 2020. Pero la diversidad de esas películas también se ha trasladado a los Oscar. En los últimos años, la Academia de Cine, que este año extendió el periodo de elegibilidad en dos meses e incluyó películas que no se proyectaron en cines, ha hecho avances con la expansión de su membresía. En los próximos años, la establecerá estándares de inclusión en la categoría de mejor película.

Un récord de nueve de 20 actores nominados son de minorías. Si Viola Davis (“Ma Rainey’s Black Bottom”), Chadwick Boseman (“Ma Rainey’s Black Bottom”), Yuh-Jung Youn (“Minari”) y Daniel Kaluuya (“Judasand the Black Messiah”) ganan, como lo hicieron en los Premios SAG del Sindicato de Actores de la Pantalla, sería la primera vez que personas de color arrasen con los premios de actuación y un cambio dramático respecto a los últimos años de “OscarsSoWhite”.

Más mujeres que nunca están nominadas. Dos de ellas -Emerald Fennell (“Promising Young Woman”) y Zhao- compiten por el premio a la mejor dirección por primera vez. (Sólo cinco mujeres han competido por ese galardón hasta ahora). Zhao, la clara favorita, se prepara para ser apenas la segunda mujer en recibir el premio, y la primera mujer de color.

Sí, es un año extraño. Pero con un grupo de películas admiradas y nominados ampliamente aplaudidos de grupos que históricamente han sido marginados por la academia, un cambio radical en Hollywood se apresta a subir al escenario.

“Este es claramente un momento decisivo para los Oscar”, dice Hunt. “Nos muestra lo que es posible. Si pasas generaciones sin reconocer a los actores, directores y escritores de color, es difícil romper con ese patrón. Ahora estamos creando una cultura completamente nueva en cuanto a qué es digno de un Oscar”.

El streaming -“un animal diferente”, dice Hunt- ha jugado un papel importante por una industria del cine más inclusiva. Pero también ha alterado y transformado la cultura cinematográfica. Los nominados al Oscar, como la mayoría de las películas del año pasado, fueron vistos en casa en ambientes más solitarios que los cines abarrotados que suelen alimentar el bullicio de la temporada de premios. Tras pasar un periodo en cines, “Nomadland” encontró su mayor audiencia en Hulu. Netflix encabeza la lista de candidatos con 36 nominaciones. Las películas son más accesibles en los servicios de streaming, pero su control sobre la cultura popular es potencialmente menor en medio de un océano de contenido digital.

Según una encuesta realizada el mes pasado, a 1,500 consumidores activos de entretenimiento de la firma de investigación Guts + Data, no mucha gente está familiarizada con los nominados al Oscar de este año. Alrededor del 35% no había oído hablar de ninguna de las ocho candidatas a mejor película. “Judas and the Black Messiah” de Warner Bros. ocupó el primer lugar con 42% de conocimiento, pero solo un 12% la había visto. La cinta con más nominaciones, “Mank” de Netflix, era desconocida para el 82% de los encuestados.

Podría atribuirse algo de eso a que la gente ha estado enfocada en otras cosas durante la pandemia. Pero algunos creen que los cines son el eslabón perdido. El domingo, Patrick Corcoran, vicepresidente de la Asociación Nacional de Dueños de Cines, espera ver una conexión entre las películas “y las salas de cine que hacen que la experiencia de ver películas sea tan especial”.

“Creo que la gente ya siente eso”, dice Corcoran. “Es la razón por la cual los índices de audiencia de las premiaciones de películas han caído tan precipitadamente este año: los cines son el elemento faltante que impulsa el interés por las películas y eleva su presencia en la cultura”.

Los ratings de las ceremonias de premios, junto con todo lo demás en la televisión lineal, ya estaban en declive antes de la pandemia. La transmisión del Oscar del año pasado, en la que triunfó “Parasite” de Bong Joon Ho, tuvo su menor audiencia de la historia en Estados Unidos: 23.6 millones de espectadores, según la empresa de medición Nielsen.

“Yo no me preocupo por eso”, dice Soderbergh, quien dice que está concentrado en ofrecer el mejor espectáculo posible. “La cuestión más importante de si se trata de un cambio secular o cíclico, no lo sabemos. Es demasiado pronto para decirlo. Pero realmente no cumple con mi métrica de tragedia o indignación”.

“Yo no me preocupo por eso”, dice Soderbergh, quien dice que está concentrado en ofrecer el mejor espectáculo posible. “La cuestión más importante de si se trata de un cambio secular o cíclico, no lo sabemos. Es demasiado pronto para decirlo. Pero realmente no cumple con mi métrica de tragedia o indignación”.

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