Luz Nereida Vélez está anclada a su pasión
La reportera celebra 34 años de carrera en Wapa, donde se ha desarrollado en el periodismo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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Su pronunciación es perfecta. No se le escapa ni una letra ni un acento; nada sobra en sus oraciones. Las comas, los puntos, todo lo ordena y lo dice con una dicción que sería la envidia de cualquier actriz.
Su postura es igual de perfecta. Sea sentada o parada, su espalda es un trazo de una línea recta.
Pero dentro de ese orden casi conventual de la reportera Luz Nereida Vélez se asoma algo que parece no encajar con ese prototipo. En su hombro derecho aparece tímidamente un tatuaje. No se puede apreciar bien de qué es porque lo guarda discretamente.
¿Eso que tienes ahí es un tatuaje?
Sí.
¿Es un pájaro?
No, es una mariposa. Y no es el único que tengo, tengo otro en el vientre que es una oruga. Ambos tienen un significado muy especial.
En 1978 Luz Nereida Vélez comenzó a laborar en el departamento de noticias de Wapa, donde lleva 34 años. Entró directamente como mujer ancla, compartiendo roles con los veteranos periodistas Guillermo José Torres y Enrique “Kike” Cruz.
Luego de 18 años frente al noticiario y tras haber dado a luz a su única hija, Alhana, la periodista recibió un duro golpe. Los gerenciales de la estación de aquel entonces la removieron de su posición de ancla y en su lugar pusieron a la periodista Ada Torres Toro. Las razones para la movida fueron varias, pero entre ellas figuraban su peso y que necesitaban a alguien más joven en pantalla.
A raíz de esa situación, Luz Nereida Vélez cayó en una depresión de la que pudo salir gracias a la ayuda de médicos, así como de su esposo, Benjamín Casillas, con quien lleva 19 años de casada, y quien la apoyó incondicionalmente durante ese proceso.
“Recuerdo que empezaron a hablar que querían gente joven, gente dinámica y yo había cumplido mis 41 años y era una mujer totalmente joven con el deseo de dar. Ellos me dijeron que yo estaba gorda porque había quedado con 20 libras de más después del embarazo... Y me humillaron, me humillaron fuertemente”, recordó.
Ante esa situación, la periodista tomó la decisión de emprender un caso legal con los ejecutivos de la estación, logrando que éstos fueran removidos. Al entrar al canal Joe Ramos, actual presidente de Wapa, éste abrió un noticiario a las 11:00 de la mañana, reubicando a Luz Nereida como mujer ancla del informativo.
Luego de este conflicto laboral, la reportera decidió tatuarse una oruga y una mariposa como símbolo de que había renacido y que continuaría su vuelo.
“No te creas, yo era medio boba en el sentido de que siempre dejaba las cosas ahí para no buscarme problemas, pero mi esposo me ayudó mucho a que cuando tú tienes la verdad, tienes que luchar por ella y cuando tú entiendes que tus derechos han sido pisoteados, tienes que levantar tu voz”, expresó.
Esa misma voz y fortaleza es lo que ha caracterizado a lo largo de su carrera a Luz Nereida Vélez, una orgullosa mayagüezana de 56 años de edad, quien un día decidió abandonar su sueño de convertirse en doctora en medicina para trabajar en lo que le apasionaba: las comunicaciones.
Viniendo de otro campo, el de la ciencia (su bachillerato es en biología), ¿qué fue lo que te atrajo de las comunicaciones, especialmente del periodismo?
Que no es una profesión aburrida, es una profesión excitante. Me refiero a que todos los días trae algo nuevo y es un reto ir todos los días a la calle y buscar la información que el pueblo quiere saber.
¿A quiénes consideras tus maestros?
Mi mamá (Carmen Nereida Rosado) fue fundamental porque fue una mujer que me enseñó a leer de todo y me enseñó a pronunciar correctamente el español porque para ella era algo muy importante. También me motivó a mí y a mi hermana, Yolanda, a que aprendiéramos otros idiomas. Así que mi mamá fue mi primera maestra.
¿Quién te dio tu primera oportunidad en los medios?
Cuando estaba a punto de terminar mi maestría en Estados Unidos, empecé a escribir a los gerentes de las estaciones para ver si alguno de ellos me daba la oportunidad de venir y ver cómo era la dinámica. Y la única persona que me contestó fue el de Wapa, que se llamaba Norman Lauvau, quien era el gerente general del canal. Él me dijo que cuando llegara a Puerto Rico pasara a conocerlo y eso hice.
Pero previo a esta experiencia, mientras cursaba su bachillerato en biología y química en el Colegio Universitario de Mayagüez, Luz Nereida laboró con Eytel Piñón en el periódico Ecos del Oeste y luego en un programa semanal de noticias en WOLE Televisión.
Hiciste tu maestría en Estados Unidos, ¿alguna vez coqueteaste con la idea de desarrollar una carrera allá?
Sí, claro.
¿Y qué pasó?
No se dio, lamentablemente, pues con los presidente de los canales hispanos de allá, no hubo ese click que tiene que haber, y en uno de los casos, hubo una proposición deshonesta a la que yo dije que no.
¿Cómo que una proposición deshonesta?
No te voy a dar muchas explicaciones, yo creo que a buen entendedor, pocas palabras. Yo entendía que después de mucho tiempo trabajando en esto, no iba a utilizar otras cosas para lograr llegar a posiciones. Eso no me interesaba.
¿Cuál dirías que es el costo de ser una reportera de televisión?
El sacrificio, porque tienes que dejar a un lado muchas cosas de tu vida personal. Eso quizás es el costo más fuerte, sobre todo cuando formas una familia.
¿De las historias que has tenido que hacer en tu carrera, cuál es la que te ha marcado?
-Me marcó una de unos hermanitos que fueron utilizados por sus padres en la prostitución. Él tendría algunos nueve a diez añitos y ella algunos siete u ocho años. Fue en el área de Caguas. Pude conocer a los niños y a la que estaba llevando el caso y lo que ella me contó fue un horror. El padre utilizaba a sus clientes de un taller de mecánica para que abusaran de la niña, mientras el niño veía lo que pasaba y no podía hacer nada. Eso a mí me marcó para el resto de mi vida y cada vez que tengo que contar esa historia me duele en el alma.
¿Cuál dirías que es la diferencia entre la nueva generación de periodistas y la que comenzó contigo en televisión?
Creo que hoy en día las universidades no están empeñadas en sacar afuera profesionales más responsables y esto se ha convertido, lamentablemente, en la pasarela del fashion, del cuerpo, el rostro y se ha dejado atrás unas cosas que eran básicas e importantes: el deseo de informar, de investigar, de hurgar, de ir más allá, de ser respetado y respetar, de hacer preguntas inteligentes. Esas cosas como que se han perdido y esto ahora se ha convertido más en el espectáculo. Es triste porque esto se está viendo como una profesión tan vistosa como el deseo de alcanzar ser actriz o llegar a un escenario y ser cantante, y no, esto es algo serio. Nosotros manejamos información.
¿Entiendes que muchos de los que están entrando ven esto como una carrera televisiva y no como una vocación periodística?
Sí, pero no son todos, porque hay unos jóvenes que hacen cosas maravillosas con un talento inigualable y con unas capacidades intelectuales que hay que aplaudir y de los cuales yo me siento muy orgullosa.
¿Has pensado ya en el retiro?
En este momento no pasa por mi cabeza. Creo que todavía me quedan muchas cosas por hacer.
En algún momento tu figura fue parodiada por un grupo de artistas, ¿cómo la recibiste?
Es que es una parodia y en las parodias se exagera. Eso es como cuando te hacen una caricatura, que tus facciones están agrandadas y ellos agrandaron la cosa. Ellos a mí nunca me ofendieron porque nunca me pusieron en un plano comprometedor, así que no me sentí mal y la chica que lo hacía, lo hacía muy bien. No me molestó.
¿Ni aunque te dijeran “ Luz Melena Verde” ?
Es que eso no tiene nada ofensivo y yo tenía mucho pelo y era largo, así que tenía una melena de verdad. No estaban diciendo nada que no fuera, lo único que exageraban y hasta mi marido me vacilaba.
De no ser periodista, ¿qué hubieras sido?
Doctora en medicina.
De esta profesión que has escogido, ¿qué es lo que te apasiona?
La responsabilidad que tengo para con el pueblo de llevarle la información, de buscar aquello que es importante para que crezcamos como pueblo, para que aprendamos. Lo que me da gasolina y mi motor es la gente.
En la actualidad, Luz Nereida Vélez figura como reportera de calle de Noticentro, ya que luego de 34 años, decidió tener un horario más convencional en el que pudiese compartir con su hija, de 15 años, y con su esposo.
“Ya estaba acoplada al horario de la mañana y cuando me mueven para la noche, pedí un cambio de horario, de 9:00 de la mañana a 6:00 de la tarde, para ser una mamá común y corriente”, señaló.
¿Fue fuerte esa decisión de abandonar ser ancla?
Yo amaré siempre ser ancla, es algo que me apasiona y me gusta, pero la calle es fabulosa y yo nunca abandoné la calle. Ahora tengo la oportunidad de cubrir, aparte de las notas de salud, otras cosas de política, sociales, cívicas, de ambiente. Tener ese empuje del pueblo es maravilloso y es algo que no se cambia por nada del mundo.