México.- Han ganado premios Oscar en los últimos años y hoy están entre los cineastas más reconocidos de Hollywood. Pero Alejandro González Iñárritu, Emmanuel Lubezki y Alfonso Cuarón tienen mucho más que esto en común: ellos, y otros realizadores de renombre internacional como Guillermo del Toro, nacieron en México, se formaron en el país y aquí comenzaron sus exitosas carreras.

González Iñárritu podría ganar el domingo, de manera consecutiva, su segundo Premio de la Academia a la mejor dirección por "The Revenant", tras el éxito de "Birdman". Y si lo hace, sería el tercer Oscar consecutivo para un director mexicano en la historia luego que Cuarón se alzara con el mismo honor en 2014 por "Gravity".

'El Chivo' Lubezki, en tanto, podría convertirse en el primer director de cinematografía que gane un Oscar por tres años consecutivos.

Este sueño, que hasta hace unos cuantos años parecía imposible, comenzó mucho antes de "Gravity" o de la celebrada cinta de Del Toro "El laberinto del fauno" (2006), ganadora de tres Oscar.

Los cuatro cineastas "encabezan una generación que marcó un antes y un después en la cinematografía mexicana", dijo a The Associated Press José Antonio Valdés, subdirector de información y proyectos especiales de la Cineteca Nacional de México. "Ellos vienen de una generación que tiene una mentalidad distinta, donde la idea del cineasta global ya era una realidad y creo que lo estamos viendo ahora. El cineasta mexicano ya no piensa en mexicano, piensa en global".

Su éxito temprano los impulsó a irse a Hollywood, donde Lubezki fue el primero en hacer parte de una gran producción cuando hizo la fotografía de "Reality Bites", dirigida por Ben Stiller y protagonizada por Ethan Hawke y Winona Ryder, en 1994.

Cuarón siguió en 1995 con "La princesita", igualmente con fotografía de Lubezki, mientras que Del Toro estrenó "Mimic" en 1997 y González Iñárritu "21 Gramos" en 2003.

Nacidos entre 1961 y 1964, los cuatro cineastas fueron profetas en su tierra y, a diferencia de otros directores y productores en la región, su talento fue reconocido desde el inicio de sus carreras.

En 1991, Cuarón produjo la popular comedia romántica "Solo con tu pareja", con fotografía de Lubezki, que fue galardonada con dos premios Ariel, el equivalente mexicano del Oscar.

Del Toro siguió con "La invención de Cronos", de 1993, que se alzó con nueve premios Ariel. Y Lubezki fue galardonado con el Ariel por "Como agua para chocolate" (1992), "Miroslava" (1993) y "Ambar" (1994).

El debut de González Iñárritu tardó varios años, en parte porque el cine no estaba en sus planes originales. En 2000, con un guion escrito junto con el director mexicano Guillermo Arriaga, quien fue uno de sus maestros en la Universidad Iberoamericana, Iñárritu estrenó "Amores Perros" que no sólo fue un éxito en las taquillas mexicanas sino también en América Latina.

Recibió 11 premios Ariel, incluyendo a mejor ópera prima, película, director y actor, para Gael García Bernal. Además, fue nominada al Oscar a la mejor cinta en lengua extranjera, lo que lo hizo el primer filme mexicano en 25 años que consiguió la candidatura desde "Actas de Marusia" en 1975.

La dupla también hizo el guion de "21 Gramos" y "Babel", hasta que por diferencias creativas se terminó su colaboración.

Un éxito inesperado para alguien que, entre los 17 y los 19 años, trabajó en un barco carguero y viajó por diferentes países y a su regreso a México, a mediados de los ochenta, entró a estudiar comunicación en la Universidad Iberoamericana.

Aún era un estudiante cuando fue seleccionado, junto a su compañero de clase Martín Hernández, para ser locutores de una nueva estación de radio en la que transmitían rock para toda la ciudad, WFM.

"Nos dejaron quedarnos a utilizar las máquinas y el estudio y todo, y nos aprovechamos de eso, nos hicimos dueños de la estación, literalmente éramos los dueños de la estación, hacíamos lo que nos pegaba la gana", dijo Hernández a la AP en una entrevista reciente.

Estaban en los primeros años de la veintena y el trabajo los absorbió tanto que tuvieron que dejar la escuela.

"Cuando salimos nos vendimos la idea de que íbamos a regresar al siguiente semestre", dijo Hernández, quien se convirtió en el sonidista de cabecera de González Iñárritu, y a la fecha ha colaborado en todas sus películas. Ambos trabajaron en la estación hasta la década siguiente; González Iñárritu llegó a ser el director, y nunca regresaron a la universidad.

"Nunca pensamos en activamente trabajar (en el cine), aunque si nos lo hubieran propuesto seguramente nos hubiera gustado", dijo Hernández. "Lo hubiera hecho como hicimos 'Amores Perros', inventándonos, diciendo que sí y luego vemos cómo".

Tras su paso por la radio, González Iñárritu cofundó la agencia de publicidad Z Films, dónde hacía comerciales que él dirigía.

Daniela Michel, directora general del Festival Internacional de Cine de Morelia, conoció a González Iñárritu en esas épocas, cuando organizaba las jornadas de cortometraje mexicano en la Cineteca Nacional para apoyar a jóvenes cineastas y lo buscó, siendo publicista, para conseguir patrocinio.

"Para mi sorpresa, después de hablar media hora por teléfono, sin conocernos, me dijo, 'mañana me gustaría mucho que vinieras por tu cheque de patrocinio'... Me pareció de antemano un gesto generosísimo", recordó Michel.

Luego hizo un piloto para televisión "Detrás del dinero" (1995), protagonizado por el cantante español Miguel Bosé, y después el cortometraje "El timbre" (1996).

El ambiente en el cine mexicano en la segunda parte de los noventa, que había pasado por su Época de Oro en las décadas de 1940 y 50, era tan árido como los desiertos del país.

El cine mexicano "vivió una pésima época como la de la década de 1980, con películas de ficheras (comedia sexual) y narcos", dijo Valdés, el subdirector de información de la Cineteca. El país acababa de pasar por una crisis económica, marcada por una fuerte devaluación, y la mayoría de las películas dependían de apoyos oficiales para su realización, por lo que la producción fue casi nula.

En 1991, cuando Cuarón realizaba su ópera prima, en México se estrenaron 76 películas. Pero tras la crisis, entre 1994 y 2000 se realizaron 137 cintas.

El 2000, el año en que se estrenó "Amores perros", fue uno de los peores en cuanto a producción nacional, con apenas 15 filmes estrenados, según el libro "Rutas del Cine Mexicano 1990-2006", de la documentalista e investigadora Carla González Vargas.

"Todavía en 2003, cuando nosotros inauguramos el Festival de Morelia, en ese momento había nada más tres películas (mexicanas) que hubiéramos podido presentar en octubre", dijo Michel quien destacó que en la actualidad se hacen 140 películas al año.

En su época de estudiante, Michel era asidua del cineclub Centro Universitario Cultural, de la Universidad Nacional Autónoma de México al igual que los hermanos Carlos y Alfonso Cuarón o Lubezki.

"Iban Alfonso, el Chivo, muchísima gente que ahí mismo se formó", recordó Michel. "Éramos unos niños, unos más chicos que otros, pero todos nos veíamos en el CUC"

En el caso del Chivo, su interés por las películas se remontaba a la adolescencia.

"Yo me acuerdo del Chivo de chiquito, lo habré conocido cuando tenía 15 años o 14 años, desde muy chico le interesaba andar ahí con su cámara todo el tiempo", dijo Michel. "Ya tenían muy claro todos que querían hacer cine y cine de verdad. Se fueron a contracorriente porque en México nos decían que el cine en México se había muerto".

Tras el boom mexicano, actores como Salma Hayek, nominada al Oscar como protagonista de la película estadounidense "Frida" de 2002, Kate del Castillo, Ana de la Reguera, Demian Bichir y Eugenio Derbez se lanzaron a buscar oportunidades en Estados Unidos y tratar de emular el éxito, décadas atrás, de actrices como Lupe Vélez y Dolores del Río, que hicieron múltiples películas en las primeras décadas del siglo pasado. También probaron suerte Arturo de Córdova, Emilio "El Indio" Fernández y Mario Moreno "Cantinflas", que ganó un Globo de Oro en 1957 por "La vuelta al mundo en 80 días" y cuatro años después recibió otro premio por su trayectoria humorística.

Pero a diferencia de esos primeros mexicanos que se aventuraron en Hollywood, Cuarón, Del Toro, González Iñárritu y Lubezki han hecho que su obra sea reconocida por la Academia.