Ver a Liza Lugo maldiciendo a una “mosquita muerta” mientras frunce el ceño, levanta una ceja y descarga los puños sobre una mesa es una experiencia de la que se han privado las nuevas generaciones de televidentes en Puerto Rico. Ellos conocen a la periodista de Arte y cultura del canal 11, una reportera simpática, pero inquisitiva y celosa de su profesión.

Sin embargo, antes de iniciarse en ese campo, Liza Lugo era actriz. “Y todavía lo soy, porque los que hacemos esto nunca dejamos de serlo”, enfatiza en entrevista con Primera Hora.

Aventurera (1990), Libros y sueños (1992) y Karina Montaner (1989) son algunas de las telenovelas puertorriqueñas a las que la artista dedicó sus diecipico y veintipico mientras estudiaba su bachillerato en publicidad en la Universidad del Sagrado Corazón, en Santurce y, de manera autodidacta, el currículo del Departamento de Drama del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Completan su trayectoria más de una decena de obras de teatro, películas y unitarios de televisión, vehículos en los que canalizó la “deliciosa inestabilidad que le da estabilidad a un actor”.

“Miro hacia atrás y no puedo creer que llevo 19 años yendo a trabajar al mismo sitio, viendo a las mismas personas (en el canal 11). Mi vida estaba llena de muchos pasados, de un montón de personas que vivían en los personajes”, explica Liza Vega, el nombre con el que, en 1987, tuvo su primer trabajo formal como actriz luego que, a los 10 años de edad, grabara el piloto de la cancelada serie La salida, dirigida por Jacobo Morales y Gilo Rivera.

Y es que prefería ocultar que es hija del ya entonces famoso actor boricua Daniel Lugo, no porque renegara de él –todo lo contrario–, sino porque quería huir del sello “la nena de”, dejar que su talento brillara con luz propia.

Irónicamente, todavía no ha hecho una escena con su padre. Sólo han coincidido en 1991, en el elenco de la telenovela Mala mujer, en Perú, donde ni siquiera se veían en el set debido a que sus historias estaban desvinculadas.

“Yo me cogí esta carrera en serio. Aunque tenía el apoyo de mi familia, preferí hacerlo sola y me gané el respeto de mis colegas desde el primer día”, acota la actriz.

Camino de retos

Con esa convicción, Liza Lugo protagonizó el unitario En un día (TeleOnce), algo así como una versión criolla de Decisiones extremas. No obstante, su formación se concentró en las telenovelas y el teatro.

“Poné una cara de boba, niña. ¿Será que eso sí lo sabés hacer?”... La telerreportera admite que derramó lágrimas de frustración cuando escuchaba comentarios como éstos de la boca del director argentino Martín Clutet, fallecido en 2003. Hoy, agradece la “excelente escuela que fue tenerlo” en el melodrama Yara prohibida (1988), en la que dio vida a la cándida “Rita” y compartió roles con Flor Núñez, Guillermo Dávila y Amneris Morales.

Tras encarnar a otras niñas buenas, le llegó la primera mala. Había que tenerle miedo a “Marjorie”, la villana de Karina Montaner, al punto de que recibió carterazos de televidentes en los centros comerciales.

“Para una, esos golpes son un Óscar porque implican que el trabajo se hizo bien”, compara la periodista, quien laboró con Giselle Blondet y Braulio Castillo en esa producción que se repitió en Wapa en 2006.

El desafío mayor vino después con “Marilú” en Aventurera, con Sully Díaz y Carlos Vives. “Tenía todos los clichés que se le dan a la mala, pero era buena. Era promiscua, rica, alcohólica y sexi”, describe.

Y en términos de diversión, nada se le comparó con Libros y sueños (1992), un equivalente boricua a lo que fue Rebelde (Televisa, 2004). “Fue maravilloso hacer de jóvenes estudiantes de escuela superior con Adamari López, Jorge Castro y Noris Joffre, en la Central High”, expresa la intérprete de la polémica “Sonia” en esa trama.

A la vez que grababa éstas y otras telenovelas, Liza trabajó en obras de teatro, incluidas Crónica real, Una vida seca, Los siete gatitos, Los lobos malos y El largo adiós. Hizo también películas; Nadie lo va a saber, una miniserie de comedia junto con Raymond Arrieta –producida por Tommy Muñiz–; y el que ha sido su último proyecto actoral, Quiero ser madre, con Luisa de los Ríos y Maricarmen Avilés.

En remojo

“Me sorprende no haber vuelto a actuar”, confiesa Liza. Aclara que, por un lado, fue miembro de la Junta Asesora en Teatro del Instituto de Cultura Puertorriqueña y, por otro, los productores han pensado que el canal 11 le prohíbe ser actriz, lo cual no es cierto. Éstas son dos de las razones por las que la actriz que vive en ella sigue en remojo, sostiene.

El salto al periodismo ocurrió en 1991 luego que la actual directora de Primera Hora, Linda Hernández, la escogiera para los espacios vespertinos de Arte y Cultura en TeleOnce.

“Era otra cosa. Yo estaba acostumbrada a la cámara, pero nunca era Liza Lugo ante las cámaras. Ha sido un crecimiento enorme y disfruto mi trabajo. Aun así, eso no significa que haya dejado de ser actriz. Sigo siendo actriz”, enfatiza.