La tiene difícil quien intente describir con palabras el sufrimiento que sienten una madre, un padre, hermanos y otros seres cercanos cuando pierden a un joven. Cualquier muerte es dolorosa, pero frustra aún más el que se haya tronchado una vida que apenas comenzaba. Esa percatación deja un sentimiento de impotencia que, según los expertos, podría durar años.

Cuando los personajes de la serie No me compares -que se transmite por Univision Puerto Rico y Primerahora.com on demand- recibieron en el episodio de anoche la noticia de que “Nicolás” (Luis Raúl Santiago) murió a manos de un crimen de odio perpetrado por “Jiovani” (Luis Omar O’farrill), el abatimiento fue evidente gracias a la dirección de escena de Jorge Adrián Espíndola. Claro está, por ser ficción televisiva, las lágrimas no duraron mucho.

La realidad es distinta. 

De acuerdo con la psicóloga experta en duelos, Sara Losantos, la partida de un niño, adolescente o joven veinteañero genera un duelo prolongado no exento de depresión. La especialista, citada en reportajes distintos de BBC Mundo y 20minutos.es, menciona las siguientes explicaciones para intentar entender un poco mejor cuál es el martirio por el que pasan los familiares y amigos ante una partida temprana.

1. El proceso es activo - El psicólogo William Worden, autor del libro El tratamiento del duelo, recomienda tareas específicas para evitar que el duelo produzca trastornos emocionales preocupantes. Primero, hay que aceptar que la pérdida es un hecho seguro; luego, expresar las emociones relativas al suceso: darse permiso para enfadarse, llorar o estar en silencio.

2. La crueldad del victimario- Cuando la pérdida es violenta, cuesta trabajo aceptar la injusticia, la insensibilidad y la perversión de otras personas. No hay nada de malo en reconocer que los seres queridos del difunto son víctimas indirectas.

3. ¿El tiempo lo cura todo? - No. El dolor puede apaciguarse dependiendo de lo que se haga con el tiempo. Encerrarse en el cuarto por horas y horas, en un patrón que dure años y años, no necesariamente es un empleo aconsejado del tiempo durante el duelo.

4. Transformar lo malo en bueno - En sicología, la sublimación es el proceso con el que se extraen resultados positivos de algo negativo. Si el ser querido falleció víctima de un crimen de odio, sus familiares pueden involucrarse en la causa de la educación contra este tipo de mal social, por ejemplo. Contribuir a que a otros no les suceda lo mismo es una aportación que no reemplaza jamás la vida del ser amado, pero ayuda a sobrellevar su pérdida.

5. Signos de un duelo sano- Si durante el duelo los afectados sienten que son personas más compasivas, bondadosas y fuertes, significa que han llevado un duelo saludable. Es momento de felicitarse por ser valiente y continuar viviendo.