“Knives Out”: una comedia llena de sorpresas
Llega a las salas de cine una historia detectivesca con un elenco de primera.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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El director de Brick y Star Wars: The Last Jedi regresa al cine detectivesco con Knives Out, una propuesta deliciosamente retorcida y llena de sorpresas.
Inspirado en el trabajo de la legendaria Agatha Christie, el director y guionista estadounidense Rian Johnson se introduce una vez más en el cine del “whodunit” (historia detectivesca), lo deconstruye y vuelve a recrear a su manera. Mientras que es cierto que no es necesario reinventar la rueda para triunfar en el cine, con su nueva película, un trabajo completamente original, Johnson sostiene el género con firmeza, lo pone patas arriba y luego lo reinventa.
Como en toda historia detectivesca, Knives Out se desarrolla alrededor de la repentina muerte de “Harlan Thrombrey” (Christopher Plummer), un millonario novelista estadounidense que recién había celebrado sus 85 años cuando fue encontrado muerto en una de las habitaciones de su mansión. Aunque la muerte es clasificada como un suicidio, algo no cuadra para el detective “Benoit Blanc” (Daniel Craig), cuya presencia en la mansión el día en que reúnen a la familia para un interrogatorio es otro misterio en sí mismo.
Allí está toda la familia, desde los dos hijos que aún quedan vivos (Jamie Lee Curtis y Michael Shannon), hasta miembros de su familia extendida, entre ellos una nuera (Toni Collette) que nunca logró despegarse de la familia tras la muerte de su esposo y un nieto problemático (Chris Evans) que está más interesado por el testamento que por el funeral de su abuelo. De primera impresión, es evidente que la pandilla Thrombrey es una poco confiable, y una cuyas agendas personales van quedando al descubierto conforme avanza la interrogación. También participa en ella “Marta” (Ana de Armas), la cuidadora del patriarca, con quien el autor había desarrollado una cercana relación. “Marta”, hija de madre inmigrante, es la principal figura de interés para “Blanc”, interpretado por Craig como una caricatura del inspector “Hercule Poirot”, interpretado recientemente por Kenneth Branagh en Murder on the Orient Express.
Como en todo buen misterio, en Knives Out nada es lo que parece, y el director ha reconocido que son mejores aquellos en que las pistas se revelan ante la audiencia con ingenio y originalidad. Esto, Rian Johnson tiene de sobra, reflejado no solo en una pandilla de personajes que adquieren dimensión con cada giro, sino también con una buena dosis de humor y acción. Esto, en ninguna de sus posibles definiciones o interpretaciones, es lo que llamamos un “slow burn”. Todo lo contrario, pues el libreto de Johnson aún no ha terminado de analizar una pista cuando ya ha revelado una nueva.
Para contar una historia que oscila entre lo perverso y lo compasivo, Johnson ha reclutado un elenco que combina veteranía con sangre nueva, explotando cada una de sus inclinaciones para alimentar cada teoría que aparece en el camino, pero con el solo propósito de jugar con la audiencia. Para Johnson, la prioridad no debe ser dar con la verdad, sino las herramientas y el camino atravesado para llegar. Con entretenimiento como norte, el director y guionista abre una nueva puerta tan pronto ha cerrado la anterior. El resultado es un despliegue actoral de primera y una clase maestra en desarrollo de guion; uno que contiene exactamente lo que uno busca en un buen misterio.
Pero con toda pieza de elenco, uno que otro está predispuesto a elevarse por encima del resto. Este es el caso de Ana de Armas (Blade Runner 2049), a quien Johnson utiliza para reflexionar -como inesperado gancho de izquierda- sobre la crisis de inmigrantes en los Estados Unidos, la carencia de empatía por parte de la clase alta y la hipocresía de las familias más influyentes de la gran nación americana. La actriz de 31 años, en el centro de la historia, trasciende el rol de sirvienta con una admirable actuación que invita a la empatía por medio de sus vulnerabilidades, pero más importante aún, por medio de sus fortalezas. Es el tipo de rol que transforma carreras. El nacimiento de una nueva estrella, bajo la tutela de uno de los cineastas con mejor visión en Hollywood. Knives Out es el tipo de cine que se creía extinto.
El director de Brick y Star Wars: The Last Jedi regresa al cine detectivesco con Knives Out, una propuesta deliciosamente retorcida y llena de sorpresas.
Inspirado en el trabajo de la legendaria Agatha Christie, el director y guionista estadounidense Rian Johnson se introduce una vez más en el cine del “whodunit” (historia detectivesca), lo deconstruye y vuelve a recrear a su manera. Mientras que es cierto que no es necesario reinventar la rueda para triunfar en el cine, con su nueva película, un trabajo completamente original, Johnson sostiene el género con firmeza, lo pone patas arriba y luego lo reinventa.
Como en toda historia detectivesca, Knives Out se desarrolla alrededor de la repentina muerte de “Harlan Thrombrey” (Christopher Plummer), un millonario novelista estadounidense que recién había celebrado sus 85 años cuando fue encontrado muerto en una de las habitaciones de su mansión. Aunque la muerte es clasificada como un suicidio, algo no cuadra para el detective “Benoit Blanc” (Daniel Craig), cuya presencia en la mansión el día en que reúnen a la familia para un interrogatorio es otro misterio en sí mismo.
Allí está toda la familia, desde los dos hijos que aún quedan vivos (Jamie Lee Curtis y Michael Shannon), hasta miembros de su familia extendida, entre ellos una nuera (Toni Collette) que nunca logró despegarse de la familia tras la muerte de su esposo y un nieto problemático (Chris Evans) que está más interesado por el testamento que por el funeral de su abuelo. De primera impresión, es evidente que la pandilla Thrombrey es una poco confiable, y una cuyas agendas personales van quedando al descubierto conforme avanza la interrogación. También participa en ella “Marta” (Ana de Armas), la cuidadora del patriarca, con quien el autor había desarrollado una cercana relación. “Marta”, hija de madre inmigrante, es la principal figura de interés para “Blanc”, interpretado por Craig como una caricatura del inspector “Hercule Poirot”, interpretado recientemente por Kenneth Branagh en Murder on the Orient Express.
Como en todo buen misterio, en Knives Out nada es lo que parece, y el director ha reconocido que son mejores aquellos en que las pistas se revelan ante la audiencia con ingenio y originalidad. Esto, Rian Johnson tiene de sobra, reflejado no solo en una pandilla de personajes que adquieren dimensión con cada giro, sino también con una buena dosis de humor y acción. Esto, en ninguna de sus posibles definiciones o interpretaciones, es lo que llamamos un “slow burn”. Todo lo contrario, pues el libreto de Johnson aún no ha terminado de analizar una pista cuando ya ha revelado una nueva.
Para contar una historia que oscila entre lo perverso y lo compasivo, Johnson ha reclutado un elenco que combina veteranía con sangre nueva, explotando cada una de sus inclinaciones para alimentar cada teoría que aparece en el camino, pero con el solo propósito de jugar con la audiencia. Para Johnson, la prioridad no debe ser dar con la verdad, sino las herramientas y el camino atravesado para llegar. Con entretenimiento como norte, el director y guionista abre una nueva puerta tan pronto ha cerrado la anterior. El resultado es un despliegue actoral de primera y una clase maestra en desarrollo de guion; uno que contiene exactamente lo que uno busca en un buen misterio.
Pero con toda pieza de elenco, uno que otro está predispuesto a elevarse por encima del resto. Este es el caso de Ana de Armas (Blade Runner 2049), a quien Johnson utiliza para reflexionar -como inesperado gancho de izquierda- sobre la crisis de inmigrantes en los Estados Unidos, la carencia de empatía por parte de la clase alta y la hipocresía de las familias más influyentes de la gran nación americana. La actriz de 31 años, en el centro de la historia, trasciende el rol de sirvienta con una admirable actuación que invita a la empatía por medio de sus vulnerabilidades, pero más importante aún, por medio de sus fortalezas. Es el tipo de rol que transforma carreras. El nacimiento de una nueva estrella, bajo la tutela de uno de los cineastas con mejor visión en Hollywood. Knives Out es el tipo de cine que se creía extinto.