José Eugenio Hernández vive una utopía en la película por estrenar “Las camelias”
El actor clama por la reapertura de los teatros.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Un boquete emocional, un espiral sin señales de salida, es el recuerdo en el memoria del actor puertorriqueño José Eugenio Hernández del año 2020, cuando la actividad artística se detuvo. Cerraron los teatros, se paralizaron las producciones de cine local, y cual efecto dominó, se sumaron otras crisis personales que afortunadamente comienza a mirar desde la distancia.
En el último trimestre del 2020, dio un giro cuando la directora de cine le habló de la posibilidad de llevar al cine una versión actualizada de la obra “La dama de las Camelias” (1848). La idea le pareció demasiado bonita al punto de que tuvo miedo de ilusionarse. Pero la utopía se dio, y entre su amplio libro de personajes para el teatro y el cine, abrió un espacio para el productor “Eduardo Lares”, a quien interpreta en la película aún sin estrenar, “Las Camelias”.
“El proyecto de ‘Las Camelias’ se convirtió en ese proyecto de ensueño, porque de repente tienes un panorama ideal dentro de unas circunstancias catastróficas, porque estamos viviendo una catástrofe a muchos niveles. Por eso es que cuando Paloma (Suau) me lo menciona, lo tomé un poco escéptico, porque tampoco me quería entusiasmar y de pronto, que no se diera”, contó.
Tanto tiempo llevaba añorando volver a trabajar para el cine que, al concluir la película “Antes que cante el gallo” (2016), decidió dejarse crecer el pelo hasta que le llegara el próximo proyecto. Tardó poco más de cuatro años en volver a recortarse para un personaje. Esta vez para personificar a un productor de alta clase social, cuyos prejuicios se desvanecen frente a la bailarina y prostituta “Margarita”, interpretada por Denise Quiñones. En su afán por darle una “mejor vida” fuera del burdel, se enamora de ella.
“Con ‘Las Camelias’, que se concretó básicamente en febrero (2021), fue ese resurgir, ese nuevo ciclo. Aproveché e integré ese cambio de imagen como parte de mi personaje que quería desarrollar, porque tuve la oportunidad con Paloma de diseñar mi personaje y tomar decisiones de personaje, así que fue una utopía de momento. Vivir nuevamente con la familia creativa dentro de una burbuja creativa, en donde podríamos, finalmente, quitarnos las mascarillas, porque estábamos aislados y nos hacían pruebas regulares. Eso fue una liberación tan grande que, de verdad, fue vivir una utopía increíble”.
La idea de la cineasta de trasladar el texto a un Puerto Rico más adelantando dentro del proceso histórico de la pandemia, le pareció tan arriesgada como interesante. “Es un Puerto Rico desde el imaginario y en un imaginario en la transición post Covid, porque ya se da a entender, sin que sea un tema principal, que estamos en la transición donde gran parte de la sociedad está vacunada, donde la gente de alto estatus tiene unas garantías mayores que la gente común y corriente, o sea también se da a entender un poco esa problemática de la exclusión, de cómo operan lo grupos que tienen mayor dinero”, expuso el artista.
Hernández gusta de trabajar sus personajes desde el físico hasta el carácter, y esta no fue la excepción. Desde el color platinado del pelo hasta el desdoblamiento emocional del productor, fue producto de un ejercicio creativo en sincronía con los intereses de la directora, y que fue mucho más rico por el aislamiento obligatorio que tuvo el equipo artístico y de producción. Trabajar desde una “burbuja”, no solo le afianzó lazos afectivos, sino que le voló el ingenio.
“Aproveché esa libertad que nos estaba dando Paloma dentro del proyecto para tener ese libre albedrío y proponer cosas de nuestro personaje, proponer formas de hablar de nuestro personaje, proponer vocabulario, poder cambiar líneas. Nos dio esa libertad, así que fue una oportunidad única que tuve para trabajar el personaje desde otros ángulos; un personaje más profundo, porque es un personaje humanizado. No es tampoco el estereotipo del productor creído, que se cree que tiene todo su mundo a sus pies, también es un tipo supersensible, que se enamora de esta mujer y se vulnerabiliza por ella”, detalló.
Para el actor, este es el segundo proyecto en el que comparte roles con Denise Quiñones, a quien desde que vio por primera vez en el certamen Miss Universe le vio una “luz” especial, aun por encima de sus prejuicios hacia este tipo de evento de belleza.
“Eventualmente la conocí como actriz en un proyecto que estuvimos juntos y noté su talento, noté su compromiso, y luego la conocí como actriz de teatro, y ya ahí una vez más rompió con mis esquemas de la reina de belleza, así que me convertí en un colega que admira su trabajo y me alegra mucho volverme a reencontrar con ella y ver que sigue teniendo esa luz tan bonita, y es tan rico trabajar con ella, porque te propone cosas, te reta también desde esa espontaneidad y eso es maravilloso”, compartió.
“Las Camelias”, cuya fecha de estreno aún no se anuncia, también cuenta con las actuaciones de Xavier Morales, Mickey Negrón, Anushka Medina, Salomé Monroig (hija de Glenn Monroig, hermana de Suau), Erick Rodríguez, Junior Álvarez, Carola García, Yan Collazo, Bryan Villarini, Luis O’ Farrill, Marian Pabón, Israel Lugo, Cristina Soler, Modesto Lacén, Cordelia González, Camila Monclova, Heyda Salamán, Braulio Castillo, hijo, y Alexandra Malagón, entre otros.
“El teatro virtual realmente no es posible”
José Eugenio ensaya en este tiempo para la puesta en escena de la obra “Amor al cubo”, de Alejandra Martí, como parte del programa de la próxima edición del Festival de Teatro del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Es un trabajo para el que se prepara con ilusión, como también anhela ver en pantalla un cortometraje que comenzó a gestar post María, en el 2017.
Volver al teatro en vivo, es lo que más le urge.
“Esto de teatro virtual realmente no es posible. Hemos tratado de adaptarlo de alguna forma, pero realmente no es posible, porque el teatro es uno de los artes más antiguos que existe dentro nuestra historia, se origina como un rito y ceremonia, y para que haya rito y ceremonia tiene que haber presencia, tiene que haber congregación, y el teatro nace de eso, y esa es la esencia del teatro. No es posible hacer teatro en vídeo ni en Zoom. Se puede grabar teatro para efectos de documentación, pero te sientas a ver un teatro grabado y no tiene nada que ver, yo ni me conecto”, opinó.
Le pasó con la pieza “Los condenados”, que luego de estrenarla en Cuba, acá se trasladó a vídeo, y sin dejar de gustarle, dijo, “se volvió otra cosa”.
“Necesito que los teatros se vuelvan a abrir, que estas personas que lideran estos puestos, tengan la conciencia y la sensibilidad de que el teatro no puede operar como el cine, que el teatro necesita gran apoyo y flexibilidad, y que el teatro también permite unos protocolos igualmente seguros”, concluyó.