In the Heights y el colorismo: un discrimen que persiste y no se aborda
Una psicóloga clínica y profesora dice que hay una falsa suposición en América Latina de que, debido a que fueron colonizados y su gente es de razas mixtas, no hay racismo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Cada año, Hollywood recibe numerosas críticas por su falta de diversidad racial. Pero, también reaparece un problema menos conocido, si bien omnipresente: la falta de diversidad en cuanto a tono de piel.
Volvió a suceder con “In the Heights” (“En el barrio”), una película de gran presupuesto basada en el musical creado por Lin-Manuel Miranda, que fue objeto de críticas esta semana debido a su escasez de afrolatinos de piel oscura en los papeles principales.
El colorismo, o la discriminación contra las personas de piel más oscura dentro de su mismo grupo étnico, acecha en lo más profundo de casi todas las comunidades con diferentes niveles de melanina. Pero no se habla mucho de él, y eso podría ser un revés para las campañas a favor de la justicia racial que se intensificaron después del asesinato de George Floyd a manos de la policía el año pasado.
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Evitar la conversación obstaculizará la batalla por la justicia racial porque ambos están “total e inextricablemente vinculados”, dijo Ellis P. Monk, Jr., profesor de sociología en la Universidad de Harvard que ha estado investigando el colorismo durante años.
Monk dice que el problema prevalece en todas las comunidades de color y ha sido un tabú entre los asiáticoamericanos y latinos, en parte porque resulta incómodo hablar de conflictos internos y al mismo tiempo luchar contra una discriminación más amplia basada en la raza y el origen étnico.
“En cierto modo, el colorismo y la estratificación del tono de piel es un problema aún más difícil de solucionar porque se podría argumentar que todo el mundo está involucrado en el sistema del colorismo”, dijo Monk. “Si pensamos en la raza y la desigualdad racial sin tomar en serio estas diferencias de tonos de piel, entonces no veremos realmente cómo funciona este sistema de desigualdad racial”.
Miranda, más conocido como el creador del musical de Broadway “Hamilton” y por años un defensor de la inclusión de los latinos en las artes, reconoció su propia miopía al abordar el colorismo y se disculpó.
“Percibo en las reacciones el dolor y la frustración de sentirse aún invisibles”, escribió Miranda. “Escucho que sin suficiente representación afrolatina de piel oscura, el trabajo parece excluir a sectores de la comunidad que tanto queríamos representar con orgullo y alegría”.
La emblemática Rita Moreno también practicó la introspección sobre el colorismo tras enfrentar una reacción violenta en su defensa de Miranda cuando insinuó que los latinos deberían estar agradecidos de estar representados de cualquier manera. Desde entonces se ha disculpado.
Pocos datos rastrean la discriminación basada en el tono de piel y, por lo tanto, es difícil cuantificar cuán generalizado es el colorismo. Pero los estudios que existen muestran que las personas con piel más oscura tienen tasas de encarcelamiento más altas, menos acceso a atención médica y educación y viven en barrios más pobres, dicen varios expertos.
Nayeli Chávez, una psicóloga clínica y profesora de la Chicago School of Professional Psychology, ha pasado una década investigando las diferencias raciales entre grupos étnicos.
“Nos han inculcado desde la niñez el desprecio por la piel más oscura, los rasgos indígenas”, dijo Chávez.
Chávez, una psicóloga que ha dedicado su carrera a ayudar a las personas a recuperarse del trauma racial, ve que evitar el tema del colorismo es perjudicial y dice que hay una falsa suposición en América Latina de que, debido a que esos lugares fueron colonizados y su gente es de razas mixtas, no hay racismo.
La clave para cambiar la conducta es enseñar historia con precisión y admitir que existen esos prejuicios.
“La justicia racial comienza con nuestra propia comunidad. Literalmente comienza en nuestras propias familias”, dijo Chávez. “Esta es un área de la que se habla muy poco. Apenas estamos tocando la punta del iceberg”.
Nancy López, profesora de sociología en la Universidad de Nuevo México, dijo que una forma en que los latinos y otras comunidades de color pueden comenzar a abordar el colorismo es haciéndose una pregunta simple: ¿cuál es su “raza callejera”?
La raza callejera se refiere a la raza que alguien asume que eres cuando estás caminando por la calle y no sabe más nada de ti. Tomemos como ejemplo al expresidente Barack Obama, que es mitad blanco. Alguien que lo vea en la calle probablemente lo vea como negro, su raza callejera.
López, quien también dirige y cofundó el Instituto para el Estudio de la “Raza” y la Justicia Social en la UNM, dijo que el concepto de raza callejera también afecta la dinámica familiar. Dos hermanos de los mismos padres pueden tener diferentes tonos de piel y, por lo tanto, diferentes experiencias en la forma en que son percibidos y tratados.
“Reflexionar sobre tu raza callejera es una forma de practicar la solidaridad con esos hermanos, primos, parejas o parientes que pueden ser identificados racialmente de una manera muy diferente a ti, pueden estar experimentando la identificación racial de una manera muy diferente”, dijo.
Mientras a algunos les pueda parecer divisivo llamar la atención sobre el colorismo, López dice que es todo lo contrario. Si las comunidades no hablan al respecto, no son totalmente solidarias, aseguró.