El 18 de julio de 1994, la ciudad de Buenos Aires fue sacudida por un devastador atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), el cual resultó ser uno de los peores ataques en la historia de ee país, un carro bomba estalló frente al edificio de la AMIA, dejando a 86 víctimas fatales y miles de heridos.

Este acto de violencia contra la comunidad judía argentina ha perdurado en la memoria de los argentinos hasta el día de hoy. A lo largo de los años, se han hecho diferentes investigaciones que han revelado datos impresionantes. Uno de los más llamativos fue cuando se descubrió que una de las presuntas víctimas fatales, en realidad seguía con vida en otro país.

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Este increíble caso inspiró la película ‘Descansar en Paz’, la cual ha sido recientemente agregada a la plataforma de Netflix. Este filme fue dirigido por Sebastián Borenzstein y se basó en el libro de Martín Baintrub, que narra la historia de un hombre herido en el atentado a la AMIA que, para proteger a su familia, simula su propia muerte y escapa a Paraguay.

Una historia que parece sacada de un guion de cine

Detrás de la ficción del cine se encuentra el caso de Castorina Amarilla Estigarribia, quien reclamó la indemnización por la muerte de su esposo, Patricio Irala, en el atentado de la AMIA al Estado argentino.

Lo que sucedió, es que ese 18 de julio de 1994 Castorina denunció que su esposo era uno de los choferes de la AMIA y que había muerto en el atentado junto con el judío que lo había contratado. Para ese entonces, solo le pidieron dos testigos para acreditar que lo que decía era verdad.

Rápidamente, las autoridades colocaron a Irala entre las víctimas fatales y lo anotaron como ‘desaparecido’. El 7 de agosto de 1995, Castorina cobró el dinero de la indemnización y viajó a Paraguay.

Durante años, Irala figuró en el listado oficial de los muertos y su nombre era recordado en varios homenajes a las víctimas.

Cinco años después del atentado, el jefe de seguridad de la AMIA, Aarón Edry, volvió a Argentina y comentó que la mutual judía no tenía choferes y que nunca trabajó allí alguien con el nombre de Patricio Irala. En ese momento, las autoridades empezaron a realizar varias investigaciones para saber la verdad de Irala.

No fue hasta el 2002, que la Unidad de Investigaciones Antiterroristas de la Policía Federal halló a Patricio Irala viviendo en Luque, un pueblo a 14 kilómetros de Asunción, donde se desempeñaba como panadero.

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Ahí se descubrió que Castorina había inventado la historia de la muerte de su esposo para obtener dinero. A pesar de los esfuerzos de la justicia argentina por enjuiciar a Castorina por fraude, las leyes de prescripción en Paraguay impidieron su extradición. La mujer, además, se quedó con una parte del dinero de la indemnización, mientras que Patricio Irala, quien no estaba al tanto del engaño, continuó su vida en Paraguay.